AzValor Internacional: seguimiento y opiniones

 A sharp global growth slowdown and concerns about an impending global recession are weighing on commodity prices. In many economies, however, prices in domestic-currency terms remain elevated because of currency depreciations. This could deepen the food and energy crises already underway in a number of countries. As the global growth slowdown intensifies, commodity prices are expected to ease in the next two years, but they will remain considerably above their average over the past five years. Energy prices are expected to fall by 11 percent in 2023 and 12 percent in 2024. Agricultural and metal prices are projected to decline 5 and 15 percent, respectively, in 2023 before stabilizing in 2024. This outlook, however, is subject to numerous risks both in the short- and medium-term. Energy markets face an array of supply concerns as worries about the availability of energy during the upcoming winter intensify in Europe. Higher-than-expected energy prices could pass through to non-energy prices, especially food, prolonging challenges associated with food insecurity. A sharper slowdown in global growth presents a key downside risk, especially for crude oil and metal prices. A Special Focus section suggests that concerns about a possible global recession have already contributed to a decline in copper prices from their peak in March 2022, and a shift in demand from aluminum has contributed to lower aluminum prices. Prices will likely remain volatile as the energy transition unfolds and demand moves from fossil fuels to renewables, which will benefit some metal producers. Metal-exporting countries can make the most of the resulting opportunities for growth over the medium-term, while limiting the impact of price volatility by ensuring they have well-designed fiscal and monetary frameworks. 

Una fuerte desaceleración del crecimiento mundial y las preocupaciones sobre una recesión mundial inminente están pesando sobre los precios de las materias primas. En muchas economías, sin embargo, los precios en moneda nacional siguen siendo elevados debido a la depreciación de la moneda. Esto podría profundizar las crisis alimentaria y energética que ya están en marcha en varios países. A medida que se intensifique la desaceleración del crecimiento mundial, se espera que los precios de las materias primas disminuyan en los próximos dos años, pero se mantendrán considerablemente por encima de su promedio durante los últimos cinco años. Se espera que los precios de la energía caigan un 11 % en 2023 y un 12 % en 2024. Se prevé que los precios agrícolas y de los metales disminuyan un 5 y un 15 %, respectivamente, en 2023 antes de estabilizarse en 2024. Sin embargo, esta perspectiva está sujeta a numerosos riesgos tanto en el corto y mediano plazo. Los mercados energéticos se enfrentan a una serie de preocupaciones sobre el suministro a medida que se intensifican las preocupaciones sobre la disponibilidad de energía durante el próximo invierno en Europa. Los precios de la energía más altos de lo esperado podrían trasladarse a los precios no energéticos, especialmente los alimentos, prolongando los desafíos asociados con la inseguridad alimentaria. Una desaceleración más pronunciada del crecimiento mundial presenta un riesgo clave a la baja, especialmente para los precios del petróleo crudo y los metales. Una sección de Enfoque especial sugiere que las preocupaciones sobre una posible recesión global ya han contribuido a una caída en los precios del cobre desde su punto máximo en marzo de 2022, y un cambio en la demanda del aluminio ha contribuido a bajar los precios del aluminio. Es probable que los precios sigan siendo volátiles a medida que se desarrolle la transición energética y la demanda pase de los combustibles fósiles a las energías renovables, lo que beneficiará a algunos productores de metales. Los países exportadores de metales pueden aprovechar al máximo las oportunidades de crecimiento resultantes a mediano plazo, al tiempo que limitan el impacto de la volatilidad de los precios al garantizar que cuentan con marcos fiscales y monetarios bien diseñados.