#12976
Re: El Bar de los Pufforeros. Inversión de la A a la Z: Fondos, ETF, planes de pensiones, acciones, metales preciosos...
Yo siempre he apreciado una definición de la inteligencia que la describe como una combinación de memoria, capacidad de síntesis y capacidad de relación.
La memoria, por lo tanto me parece importante, pero tampoco hay que irse a los extremos. Creo que cuando se critica la parte memorística de los estudios se trata de la que se ciñe a memorizar materia para un examen. Creo que todos sabemos la escasa parte de conocimientos que se retienen sobre lo memorizado para un examen, incluso a corto plazo.
Yo he trabajado muchos años con gente que había superado una oposición, que suele ser la prueba memorística por excelencia (siempre que no se haya abierto alguna puerta de atrás) y, salvo honrosas y contadas excepciones, siendo generoso, lo que predominaba era la mediocridad, sin hablar de que, una vez metida la cabeza en la administración, limitaban su aprendizaje a lo justo para salir del paso. Su principal herramienta de trabajo era el copia-pega del funcionario anterior y se desarrollaba utilizando Word como si fuera una máquina de escribir. Pocos se atrevían con un Excel, y si lo hacían, más que utilizarlo como base de datos, pintaban tablas que podrían llevar algunas operaciones básicas pero con cero elasticidad. Eso sí, muchos colorines.
En ese sentido solía decir que de las tres "potencias del alma": memoria, entendimiento y voluntad, se les había ido todo en la memoria.
En todo caso, la diferencia entre memorizar y aprender, me parece tan diáfana que debería estar fuera de cualquier debate.
Se les saluda.
La memoria, por lo tanto me parece importante, pero tampoco hay que irse a los extremos. Creo que cuando se critica la parte memorística de los estudios se trata de la que se ciñe a memorizar materia para un examen. Creo que todos sabemos la escasa parte de conocimientos que se retienen sobre lo memorizado para un examen, incluso a corto plazo.
Yo he trabajado muchos años con gente que había superado una oposición, que suele ser la prueba memorística por excelencia (siempre que no se haya abierto alguna puerta de atrás) y, salvo honrosas y contadas excepciones, siendo generoso, lo que predominaba era la mediocridad, sin hablar de que, una vez metida la cabeza en la administración, limitaban su aprendizaje a lo justo para salir del paso. Su principal herramienta de trabajo era el copia-pega del funcionario anterior y se desarrollaba utilizando Word como si fuera una máquina de escribir. Pocos se atrevían con un Excel, y si lo hacían, más que utilizarlo como base de datos, pintaban tablas que podrían llevar algunas operaciones básicas pero con cero elasticidad. Eso sí, muchos colorines.
En ese sentido solía decir que de las tres "potencias del alma": memoria, entendimiento y voluntad, se les había ido todo en la memoria.
En todo caso, la diferencia entre memorizar y aprender, me parece tan diáfana que debería estar fuera de cualquier debate.
Se les saluda.