He estado un poco alejado de los post por razones varias que un día explicaré. Sin embargo, me gustaría poner un par de pinceladas de dos de las razones (no son las únicas y, de hecho, la principal no está entre ellas)
La primera es que me repetía mucho. Tanto tiempo en el mismo sentido, leyendo las mismas sentencias del consenso, han provocado que siempre dijese lo mismo. Lamentablemente, seguimos en estas.
La segunda es que en determinados momentos mirar hacia adelante supone un coste brutal, ya que no se puede evitar observar determinados escenarios difíciles de asimilar; reconozco que tampoco se me ocurre forma de que ocurran.
Tras estas dos razones de mi ausencia, me gustaría comenzar con lo que me trae aquí hoy.
Como todo el mundo sabe, estamos en medio de la resaca de las elecciones de Grecia y, de repente, hay una novedad que parece que no todo el mundo está entendiendo. Llevamos tantas negociaciones de tantos “rescates” en tantos sitios diferentes (incluida Grecia) que pensamos que siempre es lo mismo y, lo que es más importante, que todo va a acabar igual. No es cierto.
Voy a tratar de centrar un poco el tema, apoyándome en post pasados, para tratar de explicar lo que temo. En primer lugar, voy a partir de una premisa fundamental: No nos estamos recuperando; ni nosotros ni Grecia ni, en general, ningún país. La primera vez que coloqué ese post fue en 2009, cuando nos estábamos recuperando (hasta que todo se hundió al poco) y lo he ido colocando una y otra vez. Sube el PIB por los recursos inyectados, por la deuda, por los cambios metodológicos y lo curioso es que sube por las imputaciones de determinados valores a consumo y renta de los hogares. Pero, como decía en 2009, las subidas de PIB no tienen por qué significar recuperación y, como he explicado en varios post de 2014, esta subida de PIB que tenemos ahora no lo significa.
Teniendo claro esto, debemos tener claro también que en mayo de 2010 (antes del primer rescate de Grecia) explicaba recopilando post que la única salida que tenía Grecia (y para España) era la salida del euro. Cierto que ya avisaba que tocaban unas cuantas pérdidas para los inversores, pero ya avisaba que el camino que se intuía (el que finalmente se tomó) llevaba invariablemente a la deflación y al default. En otro post explicaba también que no se podía esperar otra cosa que además un incremento del déficit, desplome del consumo y de las rentas.
En mayo de 2010 hubo chantajes y presiones hacia unos cuantos gobiernos (en particular, me gustaría llamar la atención de las llamadas a Zapatero) para aceptar unas condiciones que buscaban salvar un sistema financiero que era demasiado grande para caer. Se olvidó en todo momento que también era demasiado grande para ser salvado.
El camino que se siguió fue el que todos conocemos y, por tanto, los resultados previsibles eran los anunciados en los post anteriores. Finalmente es lo que ha ocurrido. Sin embargo, la situación cambia porque el rescate supone el cambio de las circunstancias. En 2011 nuevamente vuelvo a relatar el chantaje, lo que repetiría en 2012, donde además explicaría la nueva situación tras 2010. Grecia había cambiado deuda emitida en moneda nacional por deuda extranjera lo que nos lleva a un entorno completamente distinto.
Como se puede ver, he estado hablando de forma recurrente de chantajes para salvar al sector financiero que ha llevado a tomar una serie de medidas desastrosas. Sin embargo, hoy la situación no creo que sea esa. Es decir, no creo que la Unión Europea esté chantajeando a Grecia para tomar unas determinadas medidas. La conclusión es que no cabe esperar que esto acabe con la cesión al chantaje de Grecia (como ha ocurrido siempre) ni con el cambio de actitud de ningún otro país de la eurozona.
Hoy las circunstancias han cambiado en varios sentidos. En primer lugar, cada vez es más obvio lo que explicaba en 2010. Grecia no va a poder pagar la deuda y no puede mantenerse en el euro. Se le puede chantajear para conseguir algo, pero está claro que apenas hay recorrido. Por otra parte, toda esta situación ha ido generando unos cuantos movimientos políticos (claramente indeseados por el stablishment) en todo el mundo y, en último lugar, los mercados financieros están en una situación extrema (no hay más que ver todas las intervenciones a la desesperada que se están dando en tantos sitios del mundo).
Pues en este orden de cosas la caída de Grecia puede servir a varios puntos. Se reconoce lo obvio (Grecia no va a pagar y no puede seguir en el euro); se echa la culpa a un gobierno “populista”; se da una causa para una nueva macrointervención en todo el mundo para salvar unos mercados financieros (al estilo de lo que ocurrió con Lehman) y, sobre todo, se manda un mensaje contundente a los ciudadanos de todos los países: si votáis a quien os decimos que no pueden gobernar, habrá consecuencias.
Estos efectos serán atribuidos a Syriza aunque me gustaría dejar claro que ya los avanzaba en un post de 2012 (esto quiere decir que lo que vendrá será consecuencia de lo anterior y no de lo que hagan los de ahora).
En primer lugar, tendremos un problema con el sistema financiero Griego que se derrumbará; lo que nos llevará a corralitos, controles de capital y posiblemente quitas. También tendremos hiperinflación (me remito al post linkado anteriormente para explicar por qué ahora creo que hiperinflación en lugar de deflación en el que ya explicaba: “ pagar hasta llegar al default con un proceso de hiperinflación, tras una deflación salvaje.”).
Y después de los primeros días (y unos cuantos titulares) tendremos unos cuantos efectos más que dependerán de la evolución de los acontecimientos y de aspectos sociológicos. En este punto me duele mucho pensar que lo más probable es que tengamos una Ucrania II.
Y, siendo muy grave lo que les espera a los griegos, debemos tener en cuenta que nosotros vamos detrás; y el precedente y los efectos de una bomba en medio de un derrumbe van a tener consecuencias devastadoras.
Seguro que alguien me dirá que al final Syriza cederá y el economista griego caerá del guindo. Lo triste es que aunque quisiesen, aunque cediesen y aunque aceptasen todo, no serviría de nada ya que el plan es que Grecia salga con ruido del euro. El plan es reconocer la situación en Grecia, construir un culpable y servirse de esto para evitar que otros países sigan caminos que no les interesan; así de simple.
Otros dirán que se va a buscar una salida ordenada de Grecia porque nos interesa a todos. Suponiendo que nuestros dirigentes pudiesen lograr tal hazaña, ¿de verdad interesa que la salida sea ordenada?. Entendamos que en realidad lo que interesa en algunos momentos es generar caos, que puede ser rentable si tenemos en cuenta que de lo que se trata es de evitar movimientos en otros puntos. Si se trata de “ejemplarizar” no existe el mínimo incentivo para reducir los daños. Más bien sería al contrario. Además, no tengo dudas sobre la capacidad de generar caos.
Se hace quebrar un país quebrado y asumimos que no vamos a cobrar lo que no ibamos a cobrar para que los españoles (entre otros) asumamos que si votamos otra cosa que no sea PP y PSOE nos tendremos que enfrentar a un escenario determinado. Lo que se olvida es que (y también duele mucho) a este escenario nos vamos a tener que enfrentar tarde o temprano, a menos que se cambie radicalmente de rumbo.