Desgraciadamente, el ser humano en libertad, es decir cuando coinciden oportunidad, medios y, especialmente, impunidad, tiende no sólo a proscribir, sino a erradicar a aquellos otros seres humanos que amenacen con poner en cuestión su derecho preferente, por familia, tribu o clan, a ordeñar algún becerro dorado erigido con vocación de beneficio para la comunidad, por lo que no está de menos que se sienta, cuando menos, un poco menos libre y un poco más vigilado.