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Europa se ha encontrado con un verdadero oasis en el precio del gas y el petróleo. El precio del gas europeo lleva días cayendo con fuerza y ya cotiza en los 31,275 euros por megavatio hora. Este lunes remonta ligeramente tras las enormes caídas del viernes. Este no fue un evento aislado, pues el gas ya cae un 12% en los últimos 30 días, en pleno verano, algo que no suele ser común y, además, ya está en mínimos de 13 meses. Por su parte, el petróleo ha borrado todo lo ganado en julio y junio, cuando vivió claras subidas y se desploma un 8,9% en lo que va de agosto, cotizando el barril europeo en los 66,08 dólares. Detrás de esto hay doble realidad, por un lado, las condiciones del mercado están conspirando contra los precios de la energía, favoreciendo estas caídas con factores estructurales, pero por otro, el fuego geopolítico parece templarse, en particular con las reuniones de Trump con Putin y Zelensky.
Empezando por los precios del gas, hay un doble impacto. Por un lado está la situación de la oferta y demanda. El acaparamiento de gas está yendo mejor de lo previsto y los almacenes se están llenando más rápido de lo esperado. Actualmente, las reservas ya están llenas al 74%. Esto es mucho menos que el año pasado por estas fechas, cuando estas ya alcanzaban el 86%. Sin embargo, cabe destacar que un invierno más frio de lo esperado y fenómenos meteorológicos que hundieron la producción renovable como la calma oscura provocaron que estas cayesen en abril por debajo del 35%. El caos era total y los precios subían de forma crítica ante la urgencia y la obligación de tener sus tanques al 90% para noviembre. (Se ha cambiado la norma al 85% y más flexibilidad de tiempo, pero sigue habiendo imposición).
En ese sentido, las cosas están yendo muy bien porque, pese a las altas temperaturas actuales, la demanda ha sido menor de lo esperado en julio y, especialmente en Asia, no ha sido necesario consumir tanto gas, algo que ha dejado relajados los pedidos, permitiendo un abastecimiento a buenos precios. En resumen, se dio una "ola de oferta abundante" tal y como indicaba en su último informe la Agencia Internacional de la Energía. Tras ese junio turbulento, según el organismo internacional la clave ha estado en una "sólida producción de EEUU" que ha generado "unos inventarios más abundantes".
"El mercado está bastante limitado", afirmó James Waddell, director de gas europeo y GNL global de la consultora Energy Aspects. "Europa sigue realizando un buen trabajo de abastecimiento y cuenta con altos inventarios de GNL". Desde ING explican que "el TTF se ha quedado en su nivel más bajo de los últimos 13 meses". Detrás de esto esta una baja demanda que se ve en que "la generación eléctrica por gas ha caído a niveles récord". También apuntan a esos inventarios que si bien "son ajustados teniendo en cuenta que el año pasado estaban 10 puntos por encima, hay una gran capacidad de exportación GNL a nivel mundial, con hasta 70 BCM, lo que debería dejar un suministro estable y unos precios cómodos.
Por su parte los acercamientos EEUU-Rusia y unas posibles negociaciones con Zelensky han sido el otro gran catalizador. Los expertos coinciden en que, si bien en ningún caso esperan una paz o que, incluso de haberla, Europa vuelva a comprar gas ruso, este nuevo ambiente minimiza los riesgos y ofrece certidumbre. Hasta ahora la energía ha sido un elemento clave en la confrontación de Occidente contra Rusia, a través de amenazas de todo tipo, desde aranceles secundarios hasta sanciones.
Esto es exactamente lo que ocurre con el petróleo que encuentra en la distensión un gran argumento para poner un techo a los precios. El cambio de postura de Trump garantiza que no habrá sanciones ni ese temido cerco sobre el oro negro ruso. Da a los inversores la confianza de que el barril está atado en una dirección, particularmente con un mercado roto hacia el superávit estructural.
Desde Julius Baer dicen que si bien "la reunión Trump-Putin no arrojó nada más que un espectáculo", eso no es tan importante como "el cambio de postura del presidente Trump". Esa "fluctuante posición provoca que sea poco probable que se den aranceles o medidas de impacto duradero que afecten a los precios del petróleo". En resumen "tanto el mercado del crudo como el gas, gracias a esto, con un aumento de la oferta y estancamiento sobre la demanda, muestran una tendencia bajista".
En el caso del petróleo una fuerte producción de EEUU y un aumento sustancial de la OPEP han sido clave. Esta última ha sido el factor determinante las últimas semanas pues ha terminado todo su plan de deshacer buena parte de sus recortes devolviendo en el arranque a agosto 547.000 barriles diarios más que, con las decisiones anteriores ya suman 2,2 millones de barriles diarios. Un espaldarazo a un mercado ya cargado. Según S&P Global la decisión provocará un superávit de 2 millones de barriles en el mercado". Los planes iniciales hablaban de que se llegaría a este punto a mediados de 2026 pero Arabia Saudí ha liderado un giro estratégico.
Al margen de la OPEP y EEUU, la demanda ha sido decepcionante algo que ha sido el elemento decisivo para entender lo que ha ocurrido. En buena medida, cuando se pensaba en un repunte duradero del precio del barril, todo pasaba por un rebote macro a nivel global y, en particular, una demanda voraz de China. La realidad ha sido mucho menor de lo que se preveía, alterada por los aranceles. Goldman Sachs ve el barril en los 60 dólares este mismo 2025, con 1 millón de barriles de superávit.
Pero, volviendo al giro de EEUU y al momento de apaciguamiento. Desde ING coinciden con la idea de que realmente estamos viendo no al mercado pensando en la paz, sino a unos inversores celebrando que la posibilidad de las sanciones se reduce. "Es improbable que Ucrania acepte ceder su propio territorio. Si se observa cierta desescalada, se eliminaría el riesgo de sanciones del mercado petrolero. Esto probablemente impulsaría los precios a la baja, dados los fundamentos bajistas".
Hasta ahora EEUU había propuesto imponer aranceles secundarios a todo país que compre crudo ruso, amenazando directamente a la India. Esto supondría el paso más agresivo que se recuerda. Para poner en contexto la medida, por cada dólar que un país gaste en barriles rusos, ese país verá unos aranceles al comercio con EEUU de un dólar. Una medida que, sin duda, provocaría un importante daño a Rusia, haciendo que su petróleo pase, de golpe, a ser mucho menos rentable en el mercado internacional y afectando a una economía que está en horas bajas. Maxim Reshetnikov, ministro de Economía del país reconoció en julio que "las cifras muestran que la economía se está enfriando... Pero todas nuestras cifras son un reflejo de la situación. A juzgar por la confianza empresarial actual, prácticamente ya estamos al borde de una recesión", declaró el ministro.
Desde Capital Economics coinciden en que "creemos que es imposible que Putin acabe con sus ambiciones territoriales o que Zelensky ceda en su postura". Sin embargo "incluso se se alcanzase el acuerdo, las implicaciones de suministro y económicas serían limitadas". Pero, al igual que las sanciones no han reducido durante mucho tiempo el músculo energético ruso, tampoco subirán los precios si no hay un acuerdo". En consecuencia "lo que pasará es que se reducirá cualquier prima relacionada con un viento de cola geopolítico repentino".
Para los expertos de la firma, volviendo al gas natural, la clave está en un suministro de gas mejor de lo esperado, "creemos que el aumento de producción de Catar y EEUU seguirán en alza, provocando que los precios aumenten un poco ahora (con el llenado antes de invierno) para posteriormente caer hasta los 25 euros por megavatio hora para 2026".
Fuente: elEconomista.es
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