se puede decir más alto pero no más claro:
Hay empresas, cómo Telefónica, que están al servicio de sus empleados (con condiciones para los empleados fantásticas) y/o del gobierno y/o de los clientes (a través de la regulación/intervención de precios del gobierno) pero no de sus accionistas.
Por poner un ejemplo paradójico, la CNMC es el primer chupóptero de Telefónica y demás operadores.
Pueden trincarles hasta el 0,1% de sus ingresos para que estos señores vivan como reyes mediante la tasa general de Telecomunicaciones
https://sede.cnmc.gob.es/tramites/telecomunicaciones/tasas-de-telecomunicacionesRecuerdo una persona que trabajaba en este organismo (lo que era la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones, que luego se integró en la CNMC) y en un momento dado, trasladaron el organismo de Madrid a Barcelona por acuerdos políticos entre ZP y Maragall (que luego encima se lo anuló el Supremo por invasión de la autonomía del organismo).
Pues consiguieron unas condiciones que ni el mejor ejecutivo: dietas, casa pagada, billete de ida y vuelta a Madrid todos los fines de semana, y al cabo de unos meses, el que no quisiera trasladarse a vivir definitivamente a Barcelona, recolocación en otro organismo público en Madrid. Y encima presumían de que no le cobraban a Telefónica el porcentaje máximo que permitía la ley.
Y también les toca financiar el ente público RTVE, que hasta los propios sindicatos reconocen que es excesivo lo que ahí pasa.
Creo que alguien publicó una lista de impuestos que soportan las telcos, superaba la docena larga.
Como dices, en estas empresas el accionista es la última mierda. Otro ejemplo son las empresas de correos que han ido sacando a bolsa , que hasta son peores que las telcos, lo que ya es difícil: por ejemplo, en la de Portugal, CTT (que por cierto, de vez en cuando aparece en el Cobas Ibérico), no solo le bajan un 10% todos los años el volumen de correspondencia de toda la vida, es que no le dejan subir precios para compensar, porque le ponen unas condiciones de servicio universal imposibles de cumplir, no le dejan cerrar sucursales en pueblos pequeños, ni tan siquiera que las trasladen a una tienda del pueblo compartida alegando que se necesita un "espacio íntimo" para que el cliente gestione sus envíos. Y los empleados, se van con generosos EREs.
Con lo cual, todo el crecimiento del negocio de paquetería se va en mantener la ruina del negocio tradicional.