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El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading

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El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
El juego de los brokers: Una historia de venganza y trampa en el mundo del trading
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El juego de los brokers: Capítulo 36: El vacío entre la entrada y el stop

 
Al tercer día, no pudo dormir.
 No por el ruido del mercado —ése ya lo había hecho insomne durante meses—.
 Era otra cosa. 

Era el silencio.
Ese silencio quirúrgico que impregnaba la oficina donde ahora pasaba las tardes.
Donde nadie celebraba.
Donde nadie maldecía.
Donde las pérdidas no se lloraban.
Y las ganancias no se mencionaban. 

Ese silencio pesaba. 

Porque allí, cada entrada era una hipótesis fría.
Y cada stop, una confirmación estadística.
Nada más. 

Pero para Marcos, aún no era así. 

Él lo sentía.
 Sentía el pulso de cada operación.
 Sentía la angustia cuando el precio se acercaba al nivel crítico.
 Sentía la euforia reprimida cuando el trade se movía a favor.
 Y sentía, sobre todo, la necesidad de tener razón

Y ahí estaba el problema. 

Un martes cualquiera, uno de los traders lanzó una entrada en euro/dólar.
 Una posición pesada. Silenciosa. Sin anuncios.
 Solo apareció en su pantalla, ejecutada con naturalidad quirúrgica. 

Cinco minutos después, el precio revirtió violentamente.
 Stop. Pérdida considerable. 

El operador no pestañeó.
 Cerró el gráfico. Abrió otro. Tomó un sorbo de café. 

—¿No te molesta? —preguntó Marcos, incapaz de contenerse. 

El hombre levantó la vista y respondió con una frase que lo taladró: 

—¿Te molesta cuando una moneda sale cruz?
Y siguió trabajando. Marcos se quedó clavado.
 Porque entendió que ese hombre no estaba muerto por dentro.
 Estaba entrenado. Había pasado años desmontando el ego, pieza a pieza, hasta que su operativa se convirtió en una simple gestión de escenarios.
Sin apego.
Sin necesidad de tener razón.
Solo intención. Y salida. Esa noche, Marcos escribió en su libreta: 
“Quiero operar como ellos. Pero aún quiero tener razón.

Y eso me hace débil.”
Fue la primera vez que se vio con claridad. Hasta entonces, su identidad estaba ligada a su capacidad de “leer el mercado”, de “acertar”, de “anticiparse”.
 Pero aquí, eso no servía. Aquí, acertar no era el objetivo.
 Sobrevivir era el objetivo. Y para eso, debía renunciar al orgullo, al placer de adivinar, al deseo de tener razón. Debía aprender a entrar, a ajustar, a salir.
Sin mirar atrás.
Sin hacerse preguntas.
Sin buscar aprobación. El desapego no era frialdad.
Era precisión emocional. Y esa batalla no se libraba en las pantallas.
Se libraba dentro de él. 

Continuará...
#78

El juego de los brokers: Capítulo 37: Las partidas invisibles

 
—EUR/USD, posible breakout falso en 1.0915.
 —¿Liquidez atrapada arriba?
 —Sí. Stops minoristas, volumen en caída.
 —Perfecto. Que suba. Luego entramos cortos. 

Así empezó el día. 

Sin gritos, sin emoción. Solo pantallas, líneas, niveles y comentarios secos, quirúrgicos. 

Marcos estaba detrás de Iván, uno de los traders institucionales que había aceptado que lo observara durante una semana.
Era su tercer día a su lado. Pero esta vez, algo era diferente. 

Iván estaba enseñando. 

—Fíjate en esto, —le dijo mientras señalaba un gráfico limpio, sin indicadores—.
 —¿Qué ves aquí? 

Marcos, con su mirada aún contaminada por el tiempo de retail, respondió: 

—Parece una resistencia clara. Podría romper hacia arriba si hay volumen. 

Iván sonrió como quien escucha a un niño decir que la Luna brilla por sí sola. 

—Eso es lo que quieren que pienses. Mira el libro de órdenes. ¿Ves esas órdenes de compra justo encima?
 —Sí…
 —Son carnada. No quieren comprar. Quieren que tú compres. 

Silencio. Marcos tragó saliva. 

—¿Y qué haces tú?
 —Espero a que lo rompan… y si se confirma que fue trampa, entro corto.
 —¿Pero cómo sabes que fue trampa?
 —Porque no hay intención real detrás del movimiento. Solo volumen agresivo sin continuidad. Mira esto. 

Clic. Una pantalla mostraba un heatmap de liquidez.
Zonas rojas como manchas de sangre marcaban niveles de interés institucional.
La resistencia falsa estaba justo sobre una de esas zonas. 

—Los peces grandes están esperando ahí. Es su anzuelo. 

Minutos después, el precio subió con fuerza.
 Marcos sintió la tentación: “¡Va a romper!”.
 Pero Iván no se movía. 

Y entonces… el precio se frenó.
 Empezó a caer con más fuerza aún.
 Velas rojas. Stops saltando. Volumen real. 

—Ahora. 

Clic.
 Entrada corta.
 Stop ajustado.
 Objetivo claro. 

El trade duró ocho minutos.
 +24 pips.
 Se cerró solo. 

Iván volvió a su café.
 Marcos aún estaba sin aliento. 

—Eso fue brutal —dijo.
 —Eso fue simple. Solo no lo parece desde fuera. 

Se quedó en silencio, mirando la pantalla vacía.
 Entonces Iván añadió: 

—Nosotros no operamos con fe.
 —¿Con qué operan entonces?
 —Con probabilidad, contexto y paciencia.
 —¿Y emoción?
 —Cero. La emoción te desconecta del juego. 

Marcos abrió su libreta y escribió, como un mantra: 

"No se trata de adivinar.
 Se trata de esperar el error del otro.
 Y tener el valor de actuar cuando todos creen lo contrario."
Ese día, por primera vez, empezó a ver. Ya no era solo un espectador.
Era un aprendiz de cazador. 

Continuará...
#79

El juego de los brokers: Capítulo 38: El ruido y la señal

La pantalla brillaba más de lo normal. O quizás eran sus pupilas dilatadas.

Primer día solo.
Sin Gabriel. Sin Iván. Solo su portátil, su café, y el mercado.

Tenía sus notas.
Tenía sus niveles marcados.
Tenía sus nuevas reglas mentales:

  • No operar en zonas muertas.
  • No perseguir el precio.
  • Nunca operar sin saber dónde está el perdedor.

La sesión europea estaba abriendo.

EUR/USD en rango.
NASDAQ con apertura alcista.
Oro tocando zona de liquidez previa.

Marcos observaba, con una mezcla de tensión y claridad.

“No hay prisa. Espera la trampa.”

Entonces, vio algo.

SP500.
Velas pequeñas, volumen cayendo.
Luego una vela verde enorme rompiendo resistencia.

—¡Falsa ruptura! —se dijo en voz alta.

Recordó la lección de Iván.
Miró el volumen.
Miró la delta.
Miró el order flow.

Entró corto.

Y fue su primera gran cagada.

El precio no cayó. Subió. Más. Y más.
Su stop saltó sin misericordia.

Se quedó helado.

“¿Qué hice mal?”

Volvió al gráfico.
Repasó.
Y lo vio: no había sido una trampa institucional.
Solo una ruptura real. Con absorción, sí. Pero no reversión.

Se había anticipado.

Error 1: Querer ser institucional sin ser paciente.
Error 2: Su ego gritaba más fuerte que el mercado.

Respiró hondo.
Volvió a mirar sus notas.
Y abrió una carpeta: "Setups validados".

En su formación con Iván y Gabriel había recogido patrones institucionales concretos:


📌 Setups que Marcos había aprendido:

  1. Breakout fake + absorción + volumen de reversión
    → No es lo mismo que un breakout débil.
  2. Liquidity grab (barrida de stops) seguida de vela de intención contraria.
    → Señal de institucionales entrando.
  3. Imbalance + retesteo en desequilibrio
    → Donde el precio no vuelve: ahí están los tiburones.
  4. Order book spoofing (órdenes fantasmas que desaparecen tras la trampa).
    → Si no ves la desaparición, es decorado… no manipulación.
  5. Delta divergente en zona de reversión
    → Cuando hay compras aparentes pero el precio no sube: ventas encubiertas.


Volvió al mercado.
USD/JPY acercándose a resistencia mayor, en zona horaria de cruce Londres-Nueva York.
Volumen subiendo. Se formaba una liquidity sweep.

Marcos esperó.
No saltó.

El precio rompió la resistencia, y justo después:
una vela bajista de gran cuerpo, con volumen vendedor brutal.

“Esa sí. Eso es una trampa.”

Entró corto.
 Stop ajustado, target claro.

El precio cayó. No mucho. Pero lo suficiente.

+17 pips.
 Trade limpio.

Sonrió. Pero sin euforia.

Abrió su libreta y escribió:

“No es que el mercado mienta.
 Es que sus verdades están en otro idioma.”


Esa noche, mientras cenaba con Gabriel, se lo dijo sin filtro:

—Hoy gané. Pero antes me comí una hostia.
 —Normal. Es parte del proceso.
 —¿Y cuándo dejaré de operar como un retail emocional?
 —Cuando dejes de querer tener razón.
 —¿Y entonces qué busco?
 —Ventajas repetibles. Y silencio mental.

Marcos asintió.
El ruedo lo había golpeado.
Pero también le había susurrado su primer secreto.

Continuará...
#80

El juego de los brokers: Capítulo 39: Bajo las aguas oscuras

Era un restaurante sin cartel.
Solo lo encontrabas si alguien te llevaba.
Una puerta negra, en un callejón sin nombre, en el corazón de Madrid. 

Gabriel lo esperaba en la entrada. 

—Hoy no hay trading. Hoy hay historia. 

Entraron. 

Madera oscura. Luz tenue. Un murmullo elegante flotando en el ambiente. 

En la mesa del fondo, un hombre mayor, elegante, con ojos afilados como scalpels, los saludó sin levantarse. 

—Tú debes ser el chico.
—Marcos —respondió, tendiéndole la mano. 

El hombre la aceptó sin apretarla.
—Llámame Elías. 

Gabriel sonrió.
—Elías es uno de los operadores más veteranos del fondo. 25 años moviendo bloques. No gráficos, bloques. 

Pidieron vino. Elías no hablaba. Observaba. 

Hasta que lo hizo: 

—¿Tú sabes por qué no ves lo que mueve el mercado? 

Marcos dudó. 

—Porque nos entrenan para ver el precio. No la intención. 

Elías sonrió como un padre que ve a su hijo intentar montar un cubo de Rubik. 

—Nosotros no operamos el precio. Operamos el flujo.
Y a veces, ni eso: operamos la percepción del flujo. 

Silencio. 

—¿Has oído hablar de las iceberg orders

Marcos asintió.
—Órdenes grandes divididas en trozos pequeños para no alertar al mercado. 

—Bien. Ahora imagina que coloco 10 millones en compra, pero que el mercado solo ve 200. En cada ejecución, se reponen 200 más. Es como pescar con la red invisible. Y cuando atrapamos suficiente… retiramos la red. 

—¿Y los demás? 

—Piensan que hay liquidez, que hay soporte. Y entran.
 Justo cuando nosotros salimos. 

Marcos tragó saliva. 

—¿Y los VWAP traps

Gabriel intervino: 

—Estrategias que manipulan el precio alrededor del VWAP para inducir entradas falsas. Les hacemos creer que compran barato, cuando en realidad están siendo absorbidos. 

Elías continuó: 

—Te pongo un ejemplo:
Si necesito vender 50 millones sin alterar el precio, lanzo compras que empujan el precio justo por encima del VWAP. Los algos institucionales entran largo. Luego yo vendo en bloques ocultos. Cuando el volumen de compra se agota, el precio se desploma. Y ellos se quedan atrapados en el pico. 

Marcos se inclinó hacia adelante. Quería más. 

—¿Y los algoritmos de ejecución? 

—Eso es lo más bello —dijo Elías, casi en trance—.
 Diseñamos robots que fragmentan órdenes gigantescas en miles de mini órdenes, las lanzan en momentos específicos, con timings distintos, para parecer ruido. A veces incluso operan contra sí mismos para crear ilusión de volumen. 

—¿Como el spoofing

—Exacto. Publicamos una orden de 2.000 contratos en el ladder. Al otro lado, colocamos una orden real de solo 80. El mercado reacciona al susto… y cuando pica, desaparecemos la trampa. 

Marcos estaba desbordado. Fascinado.
Era un ajedrez invisible.
Una guerra de espejos. 

Gabriel llenó su copa. 

—Esto no se aprende en libros, ni en cursos.
Se aprende escuchando a gente como Elías.
Y perdiendo dinero, claro. 

—¿Y no hay reglas? ¿No está prohibido todo eso? 

Elías rió. 

—Hay reglas. Pero también hay dark pools.
Lugares donde operamos sin dejar huella.
Donde el tiburón muerde sin que el agua se enturbie. 

Marcos se quedó en silencio largo rato. 

Ya no se trataba solo de marcar niveles o detectar trampas. 

Se trataba de entender que había capas.
Y que lo visible… era solo la espuma de la ola. 

Continuará... 
#81

El juego de los brokers: Capítulo 40: La prueba

—Tienes quince minutos.

Gabriel lanzó esa frase y dejó caer sobre la mesa un folio doblado.

Marcos lo abrió.
Un solo número:
"Comprar 25.000 contratos del futuro del DAX. Sin mover el precio más de 3 ticks."

—¿Es una broma?

—No. Es lo que hacen los verdaderos operadores.
Y vas a hacerlo tú. Aquí. Ahora.
Quiero el plan completo. Si lo ejecutaras de verdad, ¿cómo lo harías?

Marcos tragó saliva.
El entorno era frío. Un coworking silencioso en las alturas, con pantallas apagadas.
Solo un reloj marcando los segundos.

—Vale… Necesito liquidez. Buscaría zonas donde se concentren órdenes pasivas...

—Demasiado vago —lo interrumpió Gabriel—. ¿Cómo encontrarías esas zonas?

—Miraría el order book. Los niveles con acumulación de contratos...

Gabriel negó con la cabeza.

—No. No puedes mirar el libro directamente. Es manipulable.
Empieza por el volumen histórico. ¿Dónde ha habido absorción en sesiones anteriores?

Marcos apuntó:
Zonas de alta rotación. Consolidaciones. Volúmenes crecientes sin desplazamiento de precio.

—Bien. Esas son las zonas donde puedes esconderte. Ahora, ¿cómo lo divides?

—Fraccionaría la orden en bloques. Quizá 100 contratos por ejecución, repartidos durante el día...

Gabriel se inclinó hacia él.

—¿Y si entra un institucional y arrastra el precio en tu contra?

—Uso un algoritmo adaptativo. Si veo momentum en contra, reduzco la frecuencia de ejecución. Si se presenta liquidez agresiva, acelero.

—¿Cómo evitas que te detecten?

Marcos pensó.

—Cambio la firma de la orden. Algunos bloques los disfrazo como retail, otros los envío como iceberg. Mezclo órdenes limitadas en zonas de congestión con ejecuciones agresivas en los retrocesos.

Gabriel sonrió por primera vez.

—¿Y la señal? ¿Qué haces si detectas que alguien ha visto tu juego?

Marcos no dudó.

—Paro. Me retiro. Espero. Cambio de activo si es necesario.
Es preferible tardar dos días que dejar rastro.

Un silencio denso.
Gabriel le quitó el papel.

—Tienes madera.
Pero aún piensas como alguien que quiere entrar.
Los grandes no quieren entrar.
Quieren desaparecer.

Marcos lo miró, confundido.

—¿Desaparecer?

—Sí. El mejor operador es el que ejecuta sin que el mercado sepa que estuvo allí.
Ese es tu nuevo objetivo.

Gabriel encendió las pantallas.
El mercado volvió a vivir.

—Hoy no operas por dinero. Hoy operas por sigilo.
Demuestra que puedes cazar sin dejar huella.

Continuará...
#82

El juego de los brokers: Capítulo 41: El fantasma

Marcos se sentó frente a las pantallas.
No había presión. No había prisa.
Solo la orden en su mente: 25.000 contratos. Invisible.

El gráfico del DAX respiraba lento.
Era una sesión de bajo volumen, una trampa perfecta para cometer errores.

9:05 AM
Identificó las zonas: niveles de consolidación en días anteriores, donde el volumen había explotado sin mover el precio.
—Aquí es donde viven los grandes —pensó—. Aquí es donde voy a esconderme.

Activó el modo ejecución:
Split de orden.
5 algoritmos distintos:

  • Uno enviando iceberg orders.
  • Otro fragmentando en micro-blocs aleatorios.
  • Un tercero ejecutando durante el ruido de noticias menores, para camuflarse.
  • Uno más buscando liquidity voids: espacios donde podía colocar órdenes sin alertar.
  • Y el último, monitorizando el flujo de órdenes agresivas.

9:14 AM

Lanzó el primer bloque.
Cien contratos escondidos dentro de una orden de 1.200, como quien se cuela en una manifestación.

Nada.
El precio ni se inmutó.

Siguió.

9:21 AM
En plena apertura de futuros de EE. UU., aprovechó el repunte de volatilidad.
Disparó otros tres bloques mientras el mercado oscilaba bruscamente.
En la confusión, nadie mira quién empuja.

9:43 AM
Una orden grande aparece en el nivel 15.520.
Extraña. No coincide con el patrón de los últimos días.

—¿Un cebo? —susurra Marcos.
No entra. Espera.

La orden se desvanece.
Un spoofing.
Trampa institucional para cazar a los ansiosos.

—Están aquí. Y me están viendo —pensó.
Redujo el ritmo de ejecución a la mitad.
Oscureció aún más sus algoritmos.

10:05 AM
Cambiaba activos. Pasaba de futuros del DAX a mini-futuros del EuroStoxx solo para disfrazar su huella.
Ejecutaba como si fueran dos operadores distintos.

Y entonces, en un instante, lo sintió.

El mercado comenzó a desplazarse. No mucho. Tres ticks.

Demasiado pronto.

—Me han olido.

Canceló todas las órdenes pendientes. Silencio. Inmovilidad.
Dejó pasar 12 minutos sin tocar nada.

Reseteo.
Volvió. Cambió el tamaño de ejecución.
Activó una nueva estrategia: órdenes en espejo. Lo que hacía por un lado, lo invertía en otro activo correlacionado, para neutralizar señales.

12:30 PM

Quedaban 4.000 contratos.
No había urgencia. Solo una obsesión: no dejar rastro.

Los ejecutó entre las sombras de un cierre parcial del CAC 40, cuando los spreads se ampliaban.
El ruido ocultó el movimiento.

13:00 PM
Fin.
Orden completada.

El DAX ni se enteró.

Marcos se quitó los cascos. Miró sus manos.
Temblaban levemente.
Pero en su rostro, una media sonrisa.

No había sido un trade.
Había sido un acto de espionaje.

El mensaje de Gabriel llegó por Telegram, solo dos palabras:

“Buen fantasma.”

Continuará...
#83

El juego de los brokers: Capítulo 41: El golpe perfecto

Marcos ya no temblaba al pulsar el botón.
Esa mañana, lo supo antes de abrir el terminal.
El mercado iba a ceder. No por una noticia, ni por un dato macro.
Sino porque la presión de compra era una ilusión y los tiburones ya se estaban posicionando del otro lado.

Lectura del Miedo en Tiempo Real


Las opciones del SPX estaban hablando.
Put spreads abiertos en masa en los strikes 4.260–4.240, con vencimiento intradía.
Volatilidad implícita subiendo, pero sin acompañamiento en los índices.

Eso no era cobertura. Era posición agresiva bajista.

Y, sin embargo, Twitter y las noticias gritaban euforia:
“¡Rally post-Fed! Los mercados celebran la pausa!”

Marcos sonrió.
Todo estaba demasiado alineado.
Cuando el consenso es unánime, alguien está a punto de ser devorado.


Preparación de la Operativa


Activos:
SPX y opciones semanales.
Tamaño: Controlado, pero significativo.
Premisa: El mercado no subiría. Caería en falso, rápido, profundo, técnico.
Entrada: Venta de futuros en la zona 4.275 con stop técnico 4.284.
Cobertura: Compra de puts ITM a 4.260 con vencimiento en dos días.
Objetivo: Movimiento rápido hasta 4.230.

Abrió el libro de órdenes.
No colocó nada aún.

Esperó el fake-out.


La Trampa se Activa


9:45 a.m.
Subida rápida hasta 4.282.
Saltan compras algorítmicas, volumen explosivo... y de pronto, nada.
Marcos lo ve: no hay seguimiento.
El volumen no empuja, los ticks no confirman.

Pulsa.
Venta de futuros.
Compra de puts.

Pone la música. Jazz instrumental.
Se levanta de la silla. Bebe agua. Vuelve.


El Desplome


10:12 a.m.
Primera vela roja de 7 puntos.
10:14 a.m.
Se pierden los 4.270. La presión de venta es real.
Los stops saltan en cadena.
Los que compraron arriba ahora venden con pánico.

Gabriel tenía razón:
los stops son el combustible de los ganadores.

Marcos ajusta su trailing stop.
Mantiene las puts. Las ve duplicar en minutos.
No cierra todo. Escala salidas.

11:03 a.m.
SPX en 4.232.
Cierra el 80% de la posición.
Deja correr lo demás.

Ganancia total del día: +3,8% sobre capital asignado.
Controlada. Sin euforia. Sin venganza.
Fría. Eficiente. Profesional.


La Lección Silenciosa


Apaga la plataforma.
Sale a caminar. Sin mirar el móvil.
Ya no siente la necesidad de contárselo a nadie.
No busca aprobación.

Hoy no ha ganado por suerte.
Ha ganado porque leyó el lenguaje del mercado y jugó con la estructura.
Como un verdadero institucional.

Continuará...

#84

El juego de los brokers: Capítulo 42: La telaraña

Hay operaciones que buscan un movimiento.
Y hay otras que buscan que el mercado no se mueva.
Que se quede atrapado en su propia red. 

Eso fue lo que diseñó Marcos esa semana:
Una operación no direccional.
Una red. 

Una telaraña. 

 

La hipótesis

Evento central: Resultados trimestrales de NVIDIA, en medio de euforia por la IA.
Contexto: El mercado espera una explosión. Pero Marcos huele el exceso. Los market makers han inflado la volatilidad implícita:
Los contratos de opciones están carísimos.
El precio de la sorpresa ya está descontado. Conclusión: La acción puede moverse… pero no tanto como el mercado espera.
Eso es edge.  

La estructura operativa

 Marcos diseña la jugada con precisión quirúrgica.
 No una, sino cuatro patas:

1. Iron Condor en NVIDIA (earnings play) 
  • Vende calls 925 y puts 820.
  • Compra calls 950 y puts 790.
  • Recibe prima neta: +$9,20 por contrato.
  • Horizonte: 2 días.

Apuesta: que el precio de NVDA no salga del rango entre 820 y 925 post-resultados.
2. Calendar Spread en SOXX (ETF semiconductores) 
  • Compra call 640 (vencimiento 30 días).
  • Vende call 640 (vencimiento 7 días).

Apuesta: que la volatilidad decae tras los earnings, y se beneficia del “crush” implícito.
3. Hedge con Micro Futuros del Nasdaq (MNQ) 
  • Compra 3 contratos.

Apuesta: si NVDA sorprende al alza y arrastra el índice, esta posición cubre parte del condor.
4. Compra de VIX Calls muy fuera del dinero (seguro macro) 
  • Compra 10 calls 18 con vencimiento 2 semanas.

Apuesta: si hay un evento inesperado y todo cae, tiene protección barata.
 

El ensayo general

Marcos pasa dos horas montando la posición en paper trading.
Simula escenarios.
Ajusta las griegas. Delta neutral.
Theta positiva.
Vega asimétrica.
Gamma bajo control. Lo revisa todo.
Luego lo ejecuta en real. Paso a paso. Sin ansiedad.
Cada click es un bisturí.  

Post-earnings: caos para otros, control para Marcos

NVIDIA sube un 3%. Suficiente para titulares.
Pero no lo suficiente para romper su condor.
La volatilidad colapsa. El calendar spread brilla. Nasdaq cae moderadamente al día siguiente: los futuros cubren.
El VIX sube, pero no lo suficiente como para activar su hedge.
No importa. Todo está balanceado. Cierra la estructura 36 horas después:
Rentabilidad neta: +5,1% sobre el capital comprometido.
Con riesgo estructurado, diversificado, y limitado.  

Del trading a la ingeniería

 Gabriel le dijo una vez: 
“Los institucionales no apuestan. Arman estructuras. Fabrican asimetrías.”
Marcos ya no es un trader que busca el movimiento.
Es un arquitecto que diseña el mapa del posible. Y lo hace para que el azar trabaje para él, no contra él. 

Continuará...
#85

Re: El juego de los brokers: Capítulo 42: La telaraña

Le preguntaría a Marcos , que brokers emplearía de todos los que se suelen nombrar en Rankia.

A mí solo me sale UNO. Hay otros, seguro, pero no se si disponibles para "nativos".

Montar una arquitectura así , por patas, sin tener seguridad de desmontar andamiajes a pares....miauuu, marramiauuuu
#86

Re: El juego de los brokers: Capítulo 42: La telaraña

Para montar una operativa como la de Marcos, con varias patas —iron condor sobre NVDA, calendar spread sobre SOXX, cobertura con microfuturos del Nasdaq y calls sobre el VIX— la verdad es que no hay muchos brokers desde los que se pueda hacer todo eso con cierta comodidad. Y menos aún si quieres tener control sobre cada parte de la estructura sin sentir que estás desmontando una bomba. 

En mi experiencia, Interactive Brokers es de los pocos que lo permite. No es perfecto (la plataforma puede ser densa al principio y el soporte no siempre es ágil), pero a nivel de acceso y versatilidad, pocos se le acercan. Puedes operar opciones sobre acciones americanas con strikes muy específicos, spreads ajustados, vencimientos cortos… montar calendar spreads sobre ETFs como SOXX, operar futuros como los MNQ para cubrir, y hasta meterle mano al VIX. Todo desde la misma cuenta y con una plataforma que te deja simular bien antes de ejecutar, cosa clave cuando tienes cuatro patas que se mueven entre sí. 

Tiene también paper trading realista, ajustes de griegas, análisis de escenarios… que para este tipo de operativa no es lujo, es necesidad. Revisar cómo te cambia el P&L con un movimiento de volatilidad o un gap post-earnings es parte del proceso. No es darle al botón y rezar. 

Fuera de ahí, sinceramente, no hay muchas alternativas. DEGIRO, por ejemplo, va bien para acciones y alguna opción básica, pero olvídate de montar estructuras complejas o de tocar futuros. No da. Lynx es casi lo mismo que IBKR pero con su propia capa comercial encima (lo usa bastante gente que quiere atención en español). Y luego tienes brokers como Tastytrade, que están muy bien para opciones... si vives en EE.UU. Desde aquí, complicado. 

Vamos, que sin ánimo de sonar comercial: si quieres montar estructuras como esta desde Europa, hoy por hoy IBKR es de lo más completo que hay. No es lo más sencillo para empezar, pero si tu objetivo es diseñar setups complejos con control sobre cada componente, te da herramientas de sobra para jugar en esa liga. 

Eso sí, la primera vez que entras en la TWS parece que estés abriendo la cabina de un avión… pero una vez le pillas el truco, es otra historia. 


#87

Re: El juego de los brokers: Capítulo 42: La telaraña

Estoy hasta el gorro de sucedáneos...además, caros. Por eso la pregunta.

Gracias.