Nvidia ha vuelto a una zona de valoración que, históricamente, ha sido sinónimo de oportunidad para los inversores alcistas. Según el análisis de Vivek Arya, de Bank of America, el valor cotiza de nuevo en torno a un PER adelantado de 25 veces, muy similar a los mínimos relativos que vimos en julio de 2022 y octubre de 2023. En aquellas ocasiones, el mercado estaba también lleno de dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento, pero la acción terminó reaccionando con fuerza en los meses posteriores.
El dato clave que subraya Arya es que, cada vez que el múltiplo se ha comprimido hasta estos niveles, el PER adelantado de Nvidia ha tendido a rebotar hacia la franja de 30–40 veces en los siguientes tres a seis meses, con una mediana en los últimos cinco años en torno a 37 veces. Es decir, la historia sugiere que desde estas zonas la elasticidad al alza del múltiplo puede ser significativa si el flujo de noticias vuelve a girar a favor.
Descuento frente a Broadcom y temor a los chips a medida
Otro ángulo relevante del informe es la comparación con Broadcom. Hoy Nvidia cotiza con el mayor descuento relativo de su historia frente a ese competidor, en torno al 40%, cuando lo habitual era ver un diferencial próximo al 10%. En la práctica, esto implica que el consenso ya está asumiendo una transferencia de cuota de mercado en IA desde Nvidia hacia soluciones de chips específicos diseñados por Broadcom y otros actores para 2026–2027.
El mercado teme que los circuitos de aplicación específica (ASIC) y los chips a medida de compañías como Broadcom o los desarrollos internos de algunos grandes grupos tecnológicos resten demanda a las GPU de Nvidia y, en menor medida, a las de AMD. Sin embargo, parte de ese miedo ya parece incorporado en las valoraciones actuales.
A este debate se suma la irrupción de los chips propios de Google, las TPU, que han ganado protagonismo tras el lanzamiento del modelo de IA Gemini 3 y que se fabrican también en colaboración con Broadcom. Eso ha alimentado la idea de que Nvidia podría perder parte de su dominio en un sector cada vez más competitivo, especialmente si más gigantes tecnológicos apuestan por diseños internos.
Oferta limitada, liderazgo operativo y visión de mercado
Frente a ese relato más pesimista, los analistas de Morgan Stanley, con Joseph Moore al frente, recuerdan que Nvidia sigue manteniendo una cuota de mercado claramente dominante en hardware de IA y que el cuello de botella real sigue siendo la oferta, no la demanda. La compañía cuenta con una asignación prioritaria de capacidad en Taiwan Semiconductor, el mismo fabricante que produce para Broadcom, lo que hace difícil que los clientes cambien de proveedor a gran escala en el corto plazo.
Además, las TPU de Google han demostrado su validez principalmente dentro de la propia infraestructura de Google, mientras que las GPU de Nvidia están desplegadas de forma masiva en centros de datos de numerosos clientes industriales y tecnológicos. El último trimestre, Nvidia generó unos 51.000 millones de dólares en ingresos de centros de datos, varias veces por encima de la cifra estimada para las TPU.
Moore apunta que, de cara a 2026, los ingresos de chips de IA de Broadcom y AMD podrían crecer algo más rápido que los de Nvidia, pero matiza que esto responde sobre todo a limitaciones de capacidad de suministro de Nvidia, partiendo ya de un nivel de ingresos extremadamente elevado. De hecho, uno de los principales temores de los clientes para los próximos 12 meses no es encontrar alternativas, sino asegurarse de recibir suficientes unidades de Nvidia, especialmente con la llegada de su nueva plataforma Rubin.