La burbuja de la IA tiene más que ver con la crisis de 2008 que con las puntocom: ingeniería financiera, deuda en la sombra y una endogamia disparada
El vértigo tecnológico es una realidad. Las subidas frenéticas y las perspectivas de un negocio inagotable ya se han cambiado por volatilidad, caídas y nervios. Actualmente los inversores han pasado de la fe ciega a la necesidad de
pruebas de que el futuro de la IA está llegando a los beneficios de unas empresas que han gastado a espuertas. En este clima de mayor desconfianza no para de aflorar una comparación,
la burbuja de las puntocom. En aquel entonces, una tecnología disruptiva, internet, prometía enormes rentabilidades para todos sus arquitectos, software, routers, fibra óptica... Sin embargo, los beneficios fueron mucho menores y aquellas firmas se desplomaron.
Los expertos están advirtiendo que ahora podría haber una burbuja, pero muy diferente. Si en aquel momento aquella espuma estaba creciendo de cara al público, con las expectativas, algunos expertos temen que ahora esta se esté dando entre bambalinas, en las cuentas de las empresas, y cuyo estallido pueda recordar más a la crisis financiera que a la de internet.
Enguerrand Artaz, estratega de La Financière de l'Échiquier (LFDE) comenta en su última nota a sus clientes que "la situación actual apunta más a una burbuja en los mercados de deuda". Y no es tanto la enorme cantidad de deuda en la que han incurrido las firmas IA, que también es un foco de presión reciente, sino por los mecanismos que se están dando con prácticas financieras mucho más peligrosas y por la enorme endogamia que se está generando en torno a un foco reducido de acuerdos que se llevan todo el foco del negocio.
Los expertos ya creen que
la montaña de deuda se ha expandido hasta los 1,35 billones (cálculos de Goldman Sachs). Ha llevado a que empresas como Oracle estén en flujo de caja negativo. Microsoft ha disparado sus gastos de capital hasta los 35.000 millones (
frente a los 24.000 de hace solo un año). En Meta han pasado de 37.000 millones a 70.000 millones.
"Hay un cambio de financiamiento. Durante la burbuja las empresas lanzaban OPVS para conseguir fondos, ahora se recurre a la deuda. Estamos viviendo una mayor inversión de bonos con un tercio de todas las emisiones realizadas por el sector tech" comenta la firma. Sin embargo, no es tanto la deuda en sí misma, pues los bonos aparecerían en el balance de las empresas de forma natural y no habría grandes problemas de visibilidad o de una sobrecarga, el problema es cómo se está estructurando. "Se está recurriendo a los mercados no cotizados, solo las 19 empresas de IA han captado tres cuartas partes de todo el capital obtenido en los mercados no cotizados en 2025".
El árbol genealógico de la IA es un círculo
La firma destaca que el gran problema es que la financiación se está dando de forma interconectada entre estas empresas. Algo que genera un riesgo de endogamia y que, en particular, provoque que si una naipe del castillo se cae, arrastre al resto. "Esta práctica se da en particular por parte de
Nvidia, que ha invertido directamente en varios de sus clientes, como OpenAI, Nscale y CoreWeave, para permitirles... ¡Comprar chips de Nvidia! Esta práctica está alimentando el temor a la «endogamia» de las inversiones en IA".
En el caso de OpenAI, se trata de
una inversión de 100.000 millones para desplegar 10 gigavatios de centros de datos usando chips de Nvidia para los mismos. Entre otras cosas, Nvidia ha entrado en el capital de la firma con este movimiento. En el caso de
Corewave se han invertido 350 millones en acciones que casi se han multiplicado por 10 con el alza de su cotización. Aunque la principal colusión es la recompra de cualquier capacidad de nube no utilizada hasta 2032 por 6.300 millones de dólares.
En Nscale se ha invertido 500 millones de libras para que la empresa crezca y… compre chips a Nvidia.
Estos acuerdos no son la excepción, la misma Nvidia ha llegado a compromisos con Lambda para ser su proveedor y principal cliente. Y, más allá de esta empresa, ha habido decenas de casos muy parecidos.
Amazon invirtió 4.000 millones de Anthropic una empresa de IA que será proveída de cloud y chips de la firma de Jeff Bezos al tiempo que usa su propio infraestructura y la financia. Microsoft ha llegado a
acuerdos similares como la inversión en G24 por 1.500 millones de euros.
Esto ha despertado la preocupación de varios analistas como Todd Castagno, de Morgan Stanley, que explicaba en su último informe que "se está generando un ecosistema circular de participaciones cruzadas". Desde GQG Partners comentan que este tipo de acuerdos esconden un enorme peligro, dado que "se trata de un apoyo artificial que puede inflar los ingresos y distorsionar las métricas financieras".
Técnicas de deuda peligrosa
En ese sentido, la compañía también señala que se está dando una carrera a vida o muerte donde tomar posiciones con gigantescas cifras de inversión es más importante que la salud financiera. Por eso cree que se están dando algunas fórmulas peligrosas. "Hay que señalar la aparición de técnicas de ingeniería financiera, como la que permitió a Meta eliminar unos 30.000 millones de dólares de deuda de su balance,
aplicándolos en un SPV financiado por Blue Owl Capital y Pimco".
Con este acuerdo la firma de Mark Zuckerberg pudo asumir 27.300 millones de deuda que no aparecen en su balance para poner en marcha el centro de datos Hyperion usando una nueva sociedad. Sin embargo, aunque en sus cuentas no contabiliza, hay una cláusula de "valor mínimo garantizado" para el centro de datos por 16 años, lo que significa que Meta garantiza que el activo no caerá por debajo de cierta valoración durante ese tiempo. Si eso pasa, tiene que pagar la diferencia. Si hay una depreciación de golpe, emergería un agujero en las cuentas de la firma.
Por su capacidad y estructura, es posible que esta operación sea de las menos peligrosas, pero el problema es que se trata de una práctica que crece en las sombras de la carrera de la IA. Según Morgan Stanley, este tipo de SPV o estructuras similares se van a convertir en algo masivo: estiman que hasta 800.000 millones de dólares de crédito privado se van a usar para financiar proyectos de IA ligados a activos específicos (data centers, por ejemplo) de cara a 2028.
"Estamos en las primeras etapas de la captación de capital", dijo Anish Shah, director global de mercados de capital de deuda de Morgan Stanley. En todo el ecosistema de IA, "se necesitan alrededor de 1.5 billones de dólares de financiación externa, y los emisores recurrirán a una amplia gama de fuentes de financiación". Pone como ejemplo que el mismo Elon Musk, para xAI está buscando una fórmula idéntica con un acuerdo de 20.000 millones en SPV para sus centros de datos.
Mientras estos son los problemas, en el apartado de las expectativas, la situación no es tan grave como lo era en la era de las puntocom. Si bien hay casos como Palantir, con un PER de 130 veces, los beneficios están generalmente acompañando las valoraciones, o al menos más que en la época de las puntocom. Microsoft cotiza en 30 veces, la mitad de lo que lo hacía en 1999.
La consecuencia de todo esto es que la burbuja de la IA podría no ser lo que pensamos. Si bien hasta la idea es un crash basado solo en las expectativas, podría darse el caso de que la naturaleza de una futura explosión sea muy diferente. "Estas técnicas recuerdan algunos de los precedentes anteriores a la crisis de las hipotecas de alto riesgo. Así, mientras que en el año 2000 la burbuja se dio sobre todo en los mercados cotizados y de capitales, la situación actual apunta más a una burbuja en los mercados de deuda y no cotizados", sentencian desde LFDE.