Interesante propuesta. La segmentación que planteas tiene sentido si lo que se busca es salvar la parte viable de la empresa sin cargar con toda la estructura actual. La división en dos partes —por un lado DFOM + FCP, y por otro la ingeniería EPC— es un enfoque lógico, especialmente considerando el tamaño y la complejidad de cada negocio.
La parte de servicios y taller (DFOM + FCP) tiene una dinámica mucho más sencilla, como bien dices. Son contratos nacionales, recurrentes y menos volátiles, lo que les da estabilidad. Y si FCP se destina a Indra y DFOM se enfoca en grandes jugadores de energía como Endesa o Iberdrola, la operación quedaría más manejable. El hecho de que sea una empresa de 300 personas también ayuda, ya que no estamos hablando de una estructura pesada.
La parte de Ingeniería-EPCs es donde viene la complejidad, sin duda. Si la intención de los mexicanos es quedarse con las referencias y personal clave, y dado que las referencias en este sector están muy reducidas, el reto es grande. Como bien apuntas, concentrar el negocio en plantas industriales y energía es clave, pero hacerlo con 200-300 profesionales muy bien seleccionados es un modelo viable. El problema viene con la localización, porque hacer una transición a México no es tan fácil. Tal vez el modelo de mantener la operación en Asturias, con el personal clave allí y un par de proyectos industriales sólidos, sea lo más viable.
En cuanto a la plantilla, el planteamiento de que la mitad de los empleados actuales conserven su trabajo bajo nuevas condiciones y la otra mitad se vea afectada parece realista. El gobierno y los sindicatos, al ver que el grueso de los operarios sigue con empleo, probablemente se muestren más conformes. Al final, se salvaría una parte de la empresa, pero hay un ajuste importante en cuanto a personal y recursos.
Lo que está claro es que este tipo de reestructuraciones son un mal menor, pero también una oportunidad para racionalizar y centrarse en lo realmente rentable.