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Hoy voy a publicar una anécdota que no es mía, sino de un habitual colaborador del blog que firma sus comentarios como Draco y que es subastero en Bilbao. Lo que le pasó es un ejemplo perfecto de lo incierto que puede ser invertir nuestro dinero en los juzgados, pero también de cómo se puede hacer frente a los problemas si estamos atentos y nos movemos rápido.
Le doy la palabra:

 

 

Voy a contaros una anécdota, que hoy simplemente es eso, pero en su día supuso un pequeño susto. Os pongo en situación, hace un par de años fui a una subasta de una buhardilla en el Casco Antiguo de Bilbao. Dicho inmueble tenía una inquilina, con un contrato de alquiler, situación que todos los licitadores teníamos en cuenta. Me la adjudiqué. Al día siguiente acabé de pagar todo el importe de la adjudicación. Aquella buhardilla aparte de la inquilina, tenía cargas, una hipoteca.

Bueno deciros que yo andaba al tanto de todas las subastas de la zona, o eso pensaba. En los juzgados de Bilbao, ya no dejan leer los procedimientos, te dan unas hojitas incompletas en el Decano y arréglate como puedas. La cuestión es que por razones que me son ajenas, o que me puedo imaginar, un tanto por ciento de las propiedades no aparece en esas hojas. Ni que decir tiene que los tablones del los juzgados de Primera Instancia están al aire, osease, que cualquiera se puede acercar, quitar la chincheta e irse tan campante por la puerta con el papelito. Cada cual que saque sus propias conclusiones.

La cuestión es que fui a dialogar con mi inquilina, para ver si llegábamos a un acuerdo económico. En la primera toma de contacto, acordamos que se quedaría de momento pagando la renta. Agradecido estoy de esas reuniones con ella, porque pasada una semana, me comentó: ¿no te habías adjudicado el piso ya? Han venido del juzgado de Bilbao y que en tres días sale a Subasta.

Tengo que decir que yo me lo adjudiqué en el juzgado de Barakaldo.

Tras recuperarme del soponcio fui corriendo al juzgado a ver que pasaba. Cierto era que en tres días subastaban la vivienda que me acababa de adjudicar en otra subasta. Las cargas anteriores habían llevado un procedimiento paralelo en juzgados de Bilbao, y aquello en los juzgados de Barakaldo no les constaba, ni el los de Bilbao que se acababa de subastar el bien. Falta de coordinación. Pero lo peor es que en las hojas no venía tampoco la subasta. Arte de Magia. Así que tuve que cancelar la subasta. Tengo que decir que el abogado del banco, un sinvergüenza que no respondió a mis llamadas para pagarles directamente a ellos, tuve que liquidarlo todo en el juzgado. Pero no acabo ahí la agonía, metí los asientos en el registro, pero como todo el procedimiento de la cancelación de la subasta se demoró mucho se caducaron los asientos, y entró un embargo, que luego el registrador denegó.

Decir también que en todo aquello el secretario judicial tenía los papeles en la mesa, pero no firmaba, entre otras cosas porque me querían cobrar doble las minutas del procurador etc., revisé las cuentas y observé que en el sobrante se habían colado por 3000 euros. Curioso. Al final después de una reunión un poco tensa con el firmó. Las cuentas son las cuentas, es lo bueno de las matemáticas. 2+2 no son 8.

Al final llegué a un acuerdo económico con la inquilina, no sin antes haberle encontrado un trabajo.

DRACO


Esta anécdota me parece muy sabrosa y me sugiere varios comentarios:

En primer lugar observo con preocupación que las malas costumbres se extienden y por lo visto ya son todos los juzgados de Bilbao en bloque los que no permiten examinar los expedientes adecuadamente. Ya sabemos lo que eso puede provocar: subasta de 9 años.
¿Cómo quieren las autoridades abrir las subastas a nuevos postores si son los mismos jueces los que provocan incertidumbre, miedo e indefensión?

Respecto al peligro de que subasten la vivienda recién adquirida en subasta, se puede prever fijándonos en la nota marginal de la hipoteca o del embargo anterior. Si está a punto de subastarse deberá haber una nota advirtiendo que se ha expedido certificación de cargas por mandamiento de tal juzgado y por tal procedimiento. En ese caso es imprescindible comprobar en aquel juzgado la fecha de la subasta.
Draco, tuviste suerte y fuiste muy rápido, pero ¿Qué hubiera pasado si la subasta se hubiese celebrado a los dos días?

Ya he comentado, respecto a los tablones de anuncios, que si no tienen cristal protector se quedan indefensos a la codicia de ciertos tipos de subasteros listillos.

Y respecto a liquidar las cargas anteriores mi opinión ha sido siempre que es mejor hacerlo en el juzgado donde esté la demanda, porque en caso contrario los abogados y procuradores de la parte actora se pueden pasar de listos e intentar colarnos minutas infladas, cosa que no pueden hacer si es el secretario del juzgado el que hace la liquidación de costas. El secretario se puede equivocar, pero es más susceptible de reconocer el error si se lo señalas. Yo siempre lo hago así y me parece lo más correcto.

Aprovecho este post para invitar a aquellos que tengan anécdotas en la mochila a enviármelas al buzón situado a la derecha del blog, comprometiéndome a leerlas todas y a publicar la mayor parte de ellas, o al menos, trozos de ellas. Esta invitación no es sólo para subasteros como Draco, sino también para aquellos que han sido desahuciados por haber perdido su propiedad en subastas. Si os ha pasado algo curioso o injusto o habéis palmado dinero en subastas, no dudéis en contármelo y así aprenderemos todos con vuestra experiencia.
Mi puerta está abierta.

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    #2
    26/02/09 18:50

    Si un juzgado conoce la existencia de un nuevo titular, tiene la obligación de notificarle, pero en este caso el Juzgado de bilbao no tiene manera de saber que la casa se acaba de subastar y ya pertenece a otro dueño. eso en el caso de que ya tuvieras tu Auto de Adjudicación.
    Para eso está la expedición de la Certificación de Cargas, a partir de la fecha de esa expedición (está en la nota marginal), todo lo que ocurra es responsabilidad de cada cual. Yo creo que te hubiera sido completamente imposible demandar, hubieras perdido también el coste de la demanda.
    Tampoco creo que haya habido "mordida", ¿En qué sentido crees tú que la ha habido? ¿Quien hubiera ganado dinero con ello? No lo creo, Pienso más bien en una serie de circunstanias desafortunadas o en la mala pata de que algún codicioso haya quitado el edicto del tablón, aparte de lo ya comentado de no haberte fijado en la nota marginal.

  2. #1
    Anonimo
    26/02/09 13:14

    Primero agradecer que hayas publicado este pequeño susto. Seguro que alguien se puede valer de ello. Si la subasta hubiese sido dos días después, hubiese perdido el dinero puesto. Aunque lo hubiese peleado. No se si se puede impugnar una subasta, por una negligencia en la notificación. En todo esto veo negligencia por parte de los juzgados de Bilbao, porque tendrían que haber pedido el nombre del adjudicatario en la subasta de Barakaldo y haberlo notificado por escrito. ¿No? Eso sería lo ideal en los mundos de “jupy”. De todos modos un jaleo tremendamente gordo. Ante estos casos suele haber un vacío muy serio. Una vez metida la pata, (porque la metí no dándome cuenta en la nota simple de que otro juzgado había pedido certificación de cargas), ¿crees que se hubiese podido pleitear? Decir también para los “avispados codiciosos”, que untar funcionarios públicos es un delito.

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