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Clientes ilusos, cazadores de gangas

Cuando comenté en mi post anterior que a nadie nos sobran los clientes me estaba refiriendo exclusivamente a clientes reales con capacidad y decisión de comprar y no a los muchos que me escriben guiados por una idea equivocada de las subastas judiciales y con la cabeza llena de pájaros. Las solicitudes de estos últimos me salen por las orejas.

Este es solo el último ejemplo:

Hola Tristán, me encanta tu blog, hasta el punto de que he decidido hacerme tu cliente y comprar con tu ayuda algún chollo de esos que salen en subasta. Pero como no dispongo de mucho dinero, lo que me ofrezcas tiene que ser un verdadero chollo, como mucho al 50% de su valor, porque espero que estos chollos no te los quedes todos para ti solito (...)

Tres veces la palabra chollo en un par de frases. A esto me refiero cuando digo que muchos interesados no tienen los pies en la tierra. De paso me podría haber pedido la Luna. Y para colmo cae en dos errores muy extendidos acerca de las subastas judiciales:

  1. Que en las subastas se compran chollos
  2. Que los subasteros nos reservamos las mejores compras para nosotros

¿Se puede ser más ignorante? ¿Es que a estas alturas aún no sabemos que en las subastas el precio se forma mediante la competencia entre los intereses de unos postores y otros? El negocio de las subastas consiste simplemente en aplicar un porcentaje de descuento al PVP calculado de los pisos subastados y atenernos al eso, de manera que el resultado de la misma no es otra cosa que la competencia entre la aplicación de los distintos porcentajes sobre los diferentes PVP calculados por cada subastero.

Por ejemplo, si el subastero Carlos calcula una valoración de 100k a la propiedad subastada y aplica un descuento del 25% su precio máximo de compra no pasará de 75.000 euros. Frente a él está el subastero Luis, cuyo cálculo es de 110k y que aplica un descuento del 30%, con lo que no pagará más de 77.000 euros.  Y resulta que también asiste el subastero Pedro, que siempre valora muy generosamente, en este caso lo valora en 115k, pero como es un tacaño en lo que está dispuesto a pagar (siempre exige un mínimo del 35% de ahorro), resulta que nunca consigue comprar pues su tacañería se lo impedirá una y otra vez, por muchas veces que lo intente.

Así, el precio de adjudicación se forma por la competencia entre los distintos postores, cada uno de los cuales hace una valoración diferente del piso y exige una rentabilidad diferente a su inversión, de manera que solo uno de ellos consigue comprar y no siempre es el que mejor valoraciones hace ni el que mayor porcentaje está dispuesto a pagar. 

Eso sin tener en cuenta los muchos otros factores que influyen en el resultado de la subasta, como por ejemplo la presencia del vecino de al lado que quiere el piso para su hija o de un acreedor posterior interesado en que suban las pujas para cobrarse del sobrante o tantos y tantos factores.

Entonces, ¿puede alguien explicarme como sabemos los subasteros que tal o cual subasta es o va a ser un "chollo"?, ¿Cómo adivinamos que ese piso que sale tan baratito no va a subir en las pujas?. Me voy a contestar yo mismo: DE NINGUNA MANERA. ES IMPOSIBLE ADIVINAR EL RESULTADO DE UNA SUBASTA. Eso si, hay que huir como de la peste de clientes con la mentalidad de Pedro, pues no hacen otra cosa que darnos trabajo sin la menor posibilidad de éxito. Los subasteros tenemos que elegir siempre asistir a la subasta con el caballo ganador y dejar a los perdedores en su casa, que nunca comprarán en subastas como tampoco invertirán a tiempo en los mercados financieros ni sabrán vender las acciones que están llegando a su máximo valor. El beneficio siempre les parecerá insuficiente. 

Y si así es la cosa, ¿Cómo podríamos los subasteros reservarnos para nosotros las mejores subastas? A esta majadería ya ni la voy a contestar.

 

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