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Blog Oikonomía: Economía de "andar por casa"
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Blog de Fernando Esteve y José Manuel Rodríguez, profesores de Teoría Económica de la UAM.
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Mira por dónde, ¡quién me lo iba a decir!, el Primer Ministro de Su Graciosa Majestad de la Gran Bretaña ha tenido a bien proporcionarme una perfecta y divertida ilustración de un fenómeno general que yo ya había tratado en una ya lejana entrada en este mismo blogs
Triste sin duda ha sido el papel que ha desempeñado la Economía en el desarrollo de los acontecimientos relacionados con el tercer rescate a Grecia. Como dijo asombrado Yanis Varoufakis, hablando de su experiencia en el eurogrupo, “allí no se hablaba de Economía”.
Igual de irritante, si no más, que la indignidad moral de los corruptos que tanto parecen abundar en las capas rectoras de la sociedad española es su más que manifiesta estupidez.
Poco a poco, pero con su más que conocida ineluctabilidad, los anuncios de juguetes empiezan sigilosamente a ocupar cada vez más espacio televisivo. No hay señal más evidente de que las Navidades ya están aquí. Al igual que el cambio climático se manifiesta en que la primavera llega cada año un poquito antes, también sucede lo mismo con las Navidades.
A diferencia de otros críticos sociales de su época como John Ruskin o Thomas Carlyle, Charles Dickens no escribió ningún texto explícitamente dedicado a la economía de la Revolución Industrial y sus efectos.
Una de las características definitorias del gran escritor catalán Josep Pla es su agudísima sensibilidad para captar la realidad de las relaciones humanas que suele esconderse tras múltiples velos culturales o ideológicos.
Cuenta Paul Ormerod, un economista interesado en los comportamientos sociales, que en el Mundial de 1990 de Italia, los hinchas británicos eran con razón temidos dada su reputación en la sede de Cagliari que era donde Inglaterra jugaba.
Tengo poco, poquísimo respeto intelectual por la Teoría Económica que "construyen" mis colegas académicos en sus investigaciones en sus torres de marfil universitarias. Se positivamente que, en su mayoría no sirven para nada práctico para la gente de la calle excepto para sus luchas por ascender en sus particulares carreras profesionales.
Se tiene un problema económico cuando no se tienen los suficientes medios o recursos para afrontar “adecuadamente” las necesidades u objetivos que se tengan. En tal caso, uno se ve forzado o bien a olvidar algunos de las finalidades que se tengan, o bien a redefinir (a la baja) el significado de la palabra “adecuadamente”.
uchos aún recordarán los tiempos en que no había cita previa para acudir a las consultas de medicina general en “la seguridad social”. Uno llegaba, se apuntaba a la cola y... a armarse de paciencia y esperar. Los pacientes teníamos que serlo de dos maneras: como enfermos y como pacientes en sentido estricto. Había que esperar pacientemente a que poco a poco la cola se fuese diluyendo.
Es habitual que los economistas de la corriente dominante en Economía, la así llamada neoclásica, defiendan sus "estudios" cuando estos son atacados como irreales por parte de los "legos"por su elevadísimo nivel de abstración y su total lejanía de la realidad, acudiendo a lo que se conoce como "metodología de la economía positiva"
En el siglo XVI, un financiero inglés de nombre Thomas Gresham describió en un informe para su majestad la reina Isabel I, un proceso que afectaba a la circulación monetaria con arreglo al cual, las monedas de buen o alto contenido metálico, o sea, aquellas cuyo valor nominal o facial se correspondía en un aceptable grado con su valor real definido por la cantidad de oro o de plata que aseguraban
El Teorema del Segundo Óptimo de Lipsey-Lancaster formulado en 1956-7, este teorema viene a decir que si en algún (o algunos) sector de la economía no se cumplen (por las razones que fuese y que no se pudiesen obviar) las condiciones de eficiencia económica, entonces no se puede decir con carácter general que sea deseable que se cumplan las habituales condiciones para la eficiencia
Pasa con los cambios en la estructura económica de un país algo semejante a lo que sucede con los cambios en el paisaje: que son tan lentos que casi resultan imperceptibles
Debió de ser a finales de los años sesenta o primeros de los setenta la primera vez que alguien, mi padre, me hizo caer en la cuenta del en principio curioso fenómeno de que los mejores productos de una zona no se encontrasen con facilidad en sus mercados locales, sino que se iban a otros lugares a veces muy lejanos.
Rankiano desde hace casi 15 años

Fernando Esteve Mora
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