Cuando Juan Español empezó en bolsa, lo hacía sin duda con acciones españolas: Son las únicas disponibles en su banco, son las que salen en su periódico, son las empresas que él conoce, y son las que le comenta su colega que le metió en esto de la bolsa...
Pero de repente él, que ni se planteaba que existiera vida más allá del mercado continuo, oye no-se-qué del Nasdaq, y luego oye no-se-cuantos