El mundo al revés: la última amenaza política para operación Chamartín es... el PP
La llegada de Pedro Sánchez a Moncloa, lejos de ser una amenaza, es un espaldarazo al proyecto, cuyo futuro confió el nuevo presidente a Beatriz Corredor. Ahora, solo el PP podría poner trabas
07/06/2018 05:00h
La llegada de
Pedro Sánchez al Palacio de la Moncloa y de
José Luis Ábalos al Ministerio de Fomento, lejos de ser una amenaza para
operación Chamartín, es todo un espaldarazo al mayor desarrollo urbanístico de la capital, que mantiene su calendario de tener la
aprobación inicial el próximo mes de julio.
Porque este plan cuenta desde hace meses con el respaldo del propio Pedro Sánchez, quien, tras ganar las primarias de su partido, en mayo del año pasado, encargó a
Beatriz Corredor, exministra de Vivienda y una de sus personas de máxima confianza, capitanear el
acuerdo definitivo de operación Chamartín, el cual llegó el pasado abril.
Este respaldo y el nuevo reparto de poderes hacen, ironías del destino, que la
principal amenaza política a la que se enfrenta ahora el mayor desarrollo urbanístico de Madrid venga por el lado del PP, partido que tras dos décadas en el poder, y varios años sumando mayorías absolutas en alcaldía, comunidad y Gobierno central, ha sido incapaz de sacar adelante el proyecto.
Ahora, en cambio, los populares ven cómo dos partidos de izquierdas, Ahora Madrid y PSOE, van a ser los que corten la cinta roja de una operación rebautizada como
Madrid Nuevo Norte y enmendada por el equipo de la alcaldesa
Manuela Carmena en forma de más sostenibilidad, menos aparcamientos e iniciativa pública.
De ahí que en los mentideros del Palacio de Cibeles ya se empiece a especular con la posibilidad de que el
PP intente poner piedras en el camino con la única arma que le queda: la Comunidad de Madrid.
De los departamentos que dirige el Ejecutivo de
Ángel Garrido deberá salir la mayor parte de los
informes vinculantes que requiere esta operación, trabajos que el anterior ministro de Fomento,
Íñigo de la Serna, había ordenado acelerar para poder tener la aprobación definitiva de Nuevo Norte antes de las elecciones municipales y autonómicas del próximo año.
Ahora, en cambio, muchos temen que
se repita la historia vista con el campo de La Peineta y que el PP juegue a retrasar estos informes, alegando defectos en la documentación que le remita el ayuntamiento, con el objetivo de que, una vez más, Chamartín quede pendiente de la última firma, como ya le ocurrió a la exalcadesa
Ana Botella hace tres años.
A pesar de esta amenaza, tanto en Distrito Castellana Norte (DCN), promotora del proyecto controlada por BBVA y Grupo San José, como en el consistorio respiran tranquilos, convencidos de que la clave, ahora, está en contar con el apoyo del nuevo Gobierno.
El relevo de Adif
El respaldo de Sánchez es tal que varias fuentes inmersas en las conversaciones que precedieron a su acuerdo aseguran que el nuevo inquilino de La Moncloa, por boca de Corredor, dio orden de
poner la alfombra ante las reticencias que, en algunos aspectos, mostró
Mercedes González, concejala socialista de Urbanismo en el ayuntamiento, meses atrás.
Tampoco parece que vaya a afectar el
próximo relevo en la presidencia de Adif, empresa pública propietaria del grueso de los terrenos por los que se extiende este desarrollo, ya que las relaciones de DCN con
Juan Bravo, actual responsable del gestor de infraestructuras ferroviarias, son excepcionalmente tirantes.
De hecho, el
último fleco que queda por resolver para que operación Chamartín sea por fin una realidad, más allá de la necesaria tramitación administrativa, es la ubicación de unos terrenos con los que Adif debe compensar a DCN, y cuya ubicación exacta Bravo se resiste a dejar detalladamente por escrito conforme exige la filial de BBVA, donde, más que preocupación, podría decirse que se respira satisfación por el cambio en Adif.
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