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Al mismo tiempo que yo publicaba un post acerca de los dogmas y de cómo vamos cambiando el nombre a las mismas medidas, aparecía un post de McCoy en Cotizalia, que curiosamente hablaba de lo mismo; En realidad habla del desliz de Reinhart y Rogoff en su Excel, y acaba concluyendo que todo el mundo tiene razón. Por resumir, parece que acaba concluyendo que como la austeridad no lleva a ningún lado, y como no hay otra opción que la austeridad en un entorno en el que el 65% del PIB es consumo, pues que no queda más opción que una guerra que haga desaparecer gran parte de los “factores productivos”. Afirma, eso sí que eso es terrible, y a cambio ofrece una alternativa que es la de flexibilizar “la austeridad”. En todo caso, ya diré que esto de “flexibilizar la austeridad” no va a funcionar, porque es lo que tienen las patadas para adelante. Se necesita sangrar a la gente para salvar a los mercados financieros y esto deja la economía real cada vez peor, por lo que se vuelve a necesitar sangrar a la gente para volver a salvar los mercados financieros y como a cada vuelta de tuerca la situación y los efectos son peores, no es solución lo de frenar este camino, sino que se necesita acelerar cada vez más.

Pues entendamos que este camino no nos lleva a ningún sitio, y pasemos al punto en el que nos encontraremos cuando entienda que realmente, según el paradigma en el que estamos, no queda más solución que la guerra para que millones de personas mueran, (aunque supongo que también valdrá gasear a unos cuantos o similares). Menos mal que se aclara que es terrible, pero lo increíble es que pensemos que eso es solución, sobre todo por el pequeño detalle de que es muy posible que el que escribe, el que lee o cualquiera sea uno de los sacrificados en tal solución; y comprenderá que no me hace ninguna gracia.

Pero lo peor de todo, es que aún siendo cierta que tal atrocidad puede ocurrir, está en la constatación empírica que no es la única solución, sino que sería el producto de una estupidez absoluta y un fracaso completamente absurdo del mínimo sentido común. No estamos en una situación en la que no hay solución; es más, estamos en una situación en la que la solución la puede dar cualquier estudiante de primero de económicas. Es una pena que los que opinan en los medios y los que tienen la posibilidad real de difundir o hayan tirado de escuela de negocios, (no es lo mismo negocios que economía), o simplemente no recuerden, (bien porque no quieran, bien porque no recuerden simplemente) lo básico de todo.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que es completamente absurdo pensar que no va a haber consumo. Economía es la disciplina, (no voy a usar la palabra ciencia), que se ocupa de cómo convertir recursos escasos en bienes para su consumo. Es así de sencillo; ¡usar los factores de producción para producir unos bienes que consumirán los que ponen los factores de producción!. Si no hay consumo, lo que se hace es producir para llenar almacenes, o para enriquecer a tres, pero esto no es economía. Y lo vuelvo a repetir: el problema no está en si es injusto, si es deseable, si eres de izquierdas o derechas, keynesiano, liberal, neo-algo o del Real Madrid o del Barcelona. Producimos para consumir, y si no consumimos, no se produce y no se invierte y absolutamente todo lo que nos podamos encontrar es completamente virtual y burbujas no sostenibles. Por supuesto que si no consumimos, ¡sobra todo!.

Tan sencillo como esto. Si además entendemos que existen unas carencias básicas en la sociedad, mientras resulta que mantenemos sin usar los recursos de la sociedad, está claro que el sistema completamente está fallando. Y por tanto tan sólo hay que arreglarlo, aunque esto suponga acabar con unos cuantos cortijos de gente que se está forrando con la situación actual. Es tan sencillo, con hacer lo que sea necesario para actuar sobre la distribución de la renta. Para esto, hay que cambiar muchas cosas. La distribución de la renta sale de la ecuación precios- salarios- rendimientos financieros, y de la participación en los gastos del estado y en los presupuestos del estado de cada una de las partes. Los precios son ingresos de las personas que viven de actividades empresariales y costes de las economías domésticas, (estas que no están en ninguna ecuación). Los salarios al revés y así con todas las variables, para llegar a la sencilla conclusión de que cuando actúas en los mercados, (mediante el BOE o las inyecciones monetarias o las restricciones presupuestarias), actúas en la distribución de la renta.

Todos conocemos la frase de julio de Draghi: “haremos lo que sea necesario para salvar el euro y será suficiente”. Todos conocemos que los países se han comprometido a garantizar, como sea, que los bancos no caerán. Cuando hablamos de las constructoras públicas, todos entendemos que “se hará lo que sea, así sea cargarse el país y dejar que la gente muera en carreteras sin cuidar para evitar que sus acreedores tengan pérdidas”…

Pues es tan sencillo como cambiar los parámetros. ¿Qué tal un creíble: “haremos lo que sea necesario para que la sanidad siga siendo gratuita y con las prestaciones actuales”?. ¿Qué tal un creible: “haremos lo que sea necesario para que ninguna persona pase hambre, aunque esto suponga que pierdan los bancos”?. ¿No son posibilidades?. Pues claro que sí.

Lo que no tiene sentido es decir que todo está mal y que no hay opción alguna, (al estilo de Niño Becerra); lo repito, es que juro que no lo entiendo. ¿Qué demonios hace alguien escribiendo que no hay posibilidad ninguna?. Lo dije en más de una ocasión; yo a veces tengo dudas y tengo miedos. Esos días simplemente no escribo, porque si no hubiese solución, resulta que no tendría ningún sentido, (aunque cierto es que yo no como de esto). Cuando me pasa esto, trato de sobreponerme pensando que por supuesto que hay solución y por supuesto que la encontraremos.

Pero la encontraremos cuando salgamos de este corsé de tonterías de twitter, de análisis financieros, de los olvidos de que la economía es una ciencia o disciplina, (que cada cual lo llame como estime oportuno), de la rama de humanística, que tiene un objetivo y que no es otro que buscar la mejor forma para la sociedad.

No la encontraremos siempre y cuando entremos en una dinámica curiosa; Tenemos una burbuja inmobiliaria, pero si se plantea un cambio resulta que no se puede porque le interesa a no se quién; tenemos el euro y si se plantea un cambio resulta que no se puede; tenemos precariedad por un tubo y tampoco se puede cambiar; tenemos toda una economía virtual basadas en burbujas y resulta que no se puede cambiar. Seamos serios, claro que se puede cambiar, pero esto significa acabar con el cachondeo de unos cuantos.

Nos dicen que tendremos que sacrificarnos y asumir dificultades. Pues oiga, esto se lo pueden decir a los de telefónica, a las concesionarias y a los de los bancos. ¿Qué no podemos sobrevivir sin los bancos?. Pues está claro que no; pero puestos a elegir no podemos sobrevivir sin las personas, y cualquiera sabe que reponer un banco o una empresa que se derrumba es mucho más sencillo que reponer una sociedad que se derrumba.

¿no hay solución?. La hay, la hubo y la habrá; el New Deal, (y  los estabilizadores automáticos, las normas contra la especulación, los sistemas de protección social, los esquemas de sanidad, los derechos de los consumidores, los salarios mínimos, las regulaciones laborales…). Todo esto fue la solución a una situación muy parecida. Claro que sólo falta derrumbar el mito, (absurdo por otra parte) de que eso es un lujo que los mercados no se pueden permitir cuando son una necesidad. Sólo falta entender que de todas las medidas que se nos puedan ocurrir tan sólo se coge la de incrementar el gasto público para hacer tonterías y de esta forma inyectar beneficios en las empresas a cambio de nada y gastos para todos. Sólo falta entender que las medidas no se toman si benefician a la sociedad, sino tan sólo si benefician a una parte de la sociedad, lo cual me lleva otra vez al problema de la distribución de la renta.

Y así nos encontramos en jueves, a la espera de que mañana se anuncien nuevas medidas de “ajuste”. Y lo curioso es que hoy ya puedo decir que mañana viernes, tras el anuncio de las medidas, unos cuantos millones de personas diremos: “no ha sido para tanto el golpe”, mientras que unas cuantas personas y el 90% de los opinadores y expertos dirán: “se ha quedado corto”. ¿Alguna prueba más de que las medidas siempre van en la misma dirección y afectan al reparto de la renta en un camino?.

Pasado mañana, comenzaremos a ver la letra pequeña de las medidas, y resulta que nos encontraremos con que los que decimos “no ha sido para tanto”, diremos: “en este puntito no había pensado y es peor de lo que parecía”, lo que nos llevará a la conclusión de que una vez más nos han engañado y destrozaran aún más nuestra confianza y circunstancias. Los que dirán: “se han quedado corto”, seguirán diciéndolo, preparando la siguiente en un proceso que no puede parar hasta que pare, por el sencillo motivo, que por mucha campaña de imagen que se haga, este camino no lleva a ningún lado.

¿Al final será guerra?. Pues espero que no, por muchas razones. Y soy sincero cuando lo digo porque si de verdad creyese que iba a existir una guerra y que esto no se puede parar no estaría escribiendo estas líneas.  Es tan sencillo como entender que CIUDADANOS es un concepto económico mucho más potente que “recursos productivos” y es tan sencillo como entender que se trata de proteger a lo que se viene a llamar “clase media” en lugar de machacarla viernes tras viernes. Tan potentes son que en realidad hay que recordar que euro, sistemas financieros, bancos, empresas, normas... son los instrumentos al servicio de la sociedad, y no al revés.

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  1. #9
    27/04/13 20:24

    Esta es una carta de la tristeza ante la impotencia, pero también de la esperanza.

    En un mundo de mera supervivencia no es necesario un modelo económico complejo para cubrir las necesidades básicas de alimentación, abrigo y un techo bajo el que dormir… tal y como ocurría en las tribus cazadoras de la antigüedad, que buscaban sobrevivir cada día, eran autosuficientes y no almacenaban bienes para comerciar.

    Pero la curiosidad y la capacidad para cuestionarse el entorno e investigar dota al ser humano de la necesidad de adaptarse a su hábitat y de transformar ese mundo para crear utilidades que le permitan aspirar a tener unas mejores condiciones de vida con perspectivas de cubrir sus necesidades biológicas e intelectuales, de evolucionar y mejorar.

    La base de la economía es la necesidad de mejorar.

    Sin embargo, hoy en día nos encontramos de hecho un nuevo modelo que no sé si llamar económico, ya que se basa en la destrucción de la economía entendiéndola como el conjunto de personas que producen bienes y servicios, los intercambian y consumen con objeto de prosperar y mejorar sus condiciones de vida.

    Porque todos estos motivos:

    1- La concentración de la riqueza a nivel global entre un reducido número de personas con gran capacidad de poder y de decidir sobre las condiciones de vida de los demás,

    2- la asfixiante corrupción,

    3- la impotencia ante normas legislativas y decisiones políticas que defienden los intereses de grandes financieros y empresarios,

    4- la desaparición de la igualdad de oportunidades,

    5- los obstáculos para defender nuestros derechos,

    6- la destrucción de la clase media y su sustitución por una clase “media-baja” y bajando,

    7- el alto desempleo en aumento,

    8- la acentuada reducción del poder adquisitivo,

    9- la pérdida de derechos sociales y laborales,

    son el resultado de un nueva Deseconomía Global en el que una poderosa élite formada por la tríada Gobernantes- Financieros-Grandes Empresarios que con sus decisiones para tratar de salvar a toda costa sus intereses (bajo la excusa de salvar a un sistema financiero que no puede caer), daña, perjudica y crea efectos negativos sobre las personas que forman la sociedad.

    Esta tríada causante del problema no se hace responsable de los perjuicios que causan a los ciudadanos porque los venden como daños colaterales inevitables para salvar la (su) economía. Sin embargo, en realidad están creando ineficiencias en el sistema productivo y destruyendo todo el modelo económico.

    Porque cuando el mayor activo que tiene un país son sus ciudadanos, todas esas personas con el potencial para producir y crear valor añadido… son contemplados por los dirigentes políticos y empresariales sólo como un molesto gasto que hay que intentar erradicar y son enviadas masivamente al desempleo… sin querer ver en el otro lado del espejo que también son fuentes de ingresos y de creación de valor y que son la base que sustenta cualquier modelo económico… y no podemos tener muchas esperanzas en que la situación cambie… y si no tenemos la fuerza ni la capacidad para hacer que cambie… sólo nos queda sentarnos en lo alto de una colina y observar como todo el mundo conocido se va destruyendo poco a poco ante nuestros ojos y el de nuestros hijos.

    Pero Tomás tiene razón, ¿qué hacemos medio deprimidos escribiendo que todo es un desastre y que no tiene solución? Sí que la tiene. Todos nos dejamos llevar por el desánimo de vez en cuando. Es comprensible, pero también es lo fácil. Lo difícil es mantener la esperanza y luchar. Luchemos. Cada uno a nuestro modo, como mejor sepamos, pero sigamos aportando nuestro granito de arena.

    Quizás algún día, con el pequeño empuje de cada uno de millones de personas insistiendo, este “Muro de la vergüenza económica y financiera” caiga como ha caído otros muros de la vergüenza a lo largo de la historia.

  2. en respuesta a Pagano
    -
    #8
    27/04/13 12:01

    Lo que yo no entiendo es que los "provida" que ahora quieren llevar la Ley del aborto a tiempos de la inquisición, luego no defiendan una renta básica, que todo aquel al que han defendido para que nazca tenga garantizada su casa, comida, educación y no tenga que buscar por los contenedores de basura para comer.

    Si defiende el derecho del no nato, que defiendan también la Renta Básica, de lo contrario son unos hipócritas en mayúsculas.

    Redistribución es la clave, no es de recibo ajustar o recortar salarios y los consejos de Administración del IBEX y resto de índices ganando millones de euros cada uno y subiendo. Otra de las cosas que hemos perdido en estos tiempos, además de la ética, es la proporcionalidad. Se dice con facilidad vas a ganar mil o mil doscientos. Oiga, que no es lo mismo es un 20% de diferencia, ¿o me va a subir un 20% cada año?. Pues a nivel directivo lo mismo, no es proporcional lo que ganan a lo que aportan y a lo que pagan a los que los hacen estar ahí y son sus clientes en algunos casos. Para más INRI, luego quiebran la empresa y no pasa nada. Los bonus se tenían que pagar 10 años después, ya está uno harto del cortoplacismo, cuando se vea el resultado real de lo que han hecho.

  3. en respuesta a W. Petersen
    -
    #7
    27/04/13 11:55

    Yo comparto muchas de las cosas que dice Niño Becerra, a excepción de que no hace falta ni gente ni consumo y algunas otras cosillas que bajo mi punto de vista obedecen a una visión sesgada por su parte. Dice que el sistema no es sostenible, pero con la finalidad de mantener el mismo sistema o algo así entiendo yo.

    Para mí la palabra clave es REDISTRIBUCIÓN, que Tomás apunta en este fenomenal artículo.

    Cada día existe más concentración de riqueza y más extensión de la pobreza y esto es anormal, los recursos son limitados, sí, pero suficientes.

    La redistribución empezó con el trabajo y pasó de redistribución a expulsión, han expulsado el trabajo de occidente a Asia. Lo vivimos en primera persona, porque somos los primeros y más afectados, pero el resto de Europa si creen que son inmunes a esto están muy equivocados, no producen nada y países que no producen son países que no trabajan y se pasa de no trabajar a no poder comprar en un plis plas, que es lo que dice Niño Becerra, que se terminó la sociedad de consumo, pero lo que se terminó es la sociedad de trabajo y no porque no exista trabajo que hacer, es estúpido (sin que esto sea un insulto) pensar que no existe trabajo que hacer mientras exista una persona en el mundo padeciendo alguna enfermedad, sufrimiento o necesidad y existan otras que no van a poder contar las riquezas que tienen ni viviendo 100 vidas.

    Globalizan el mundo, pero sólo optan por globalizar el tráfico de mercancías, parcialmente el del dinero, para los grandes siempre, y poco más, pero no globalizan los derechos laborales, los deberes, la protección social, etc, etc, y eso no es globalización, eso es un engendro que sólo puede terminar mal.

  4. #6
    26/04/13 14:43

    En un artículo reciente (“Fraude en el pensamiento económico dominante”. ‘El Plural’. 21.04.13) indiqué la enorme influencia que la Banca y otros componentes del capital financiero tienen en configurar la sabiduría convencional en el conocimiento económico (de una manera muy semejante a cómo la industria farmacéutica influencia la cultura médica), lo cual ocurre a partir, entre otras medidas, de la financiación de investigadores académicos en el área de economía, que promueven los puntos de vista e intereses de la Banca.

    Los trabajos de Reinhart y Rogoff, sin embargo, están llenos de errores, cuando no manipulaciones que niegan la validez de sus conclusiones. Tres economistas de la Universidad de Massachusetts, Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin (“Does High Public Debt Consistently Stifle Economic Growth? A Critique of Reinhart and Rogoff”. Un resumen del artículo aparece en el Financial Times, “Why Reinhart and Rogoff are wrong about austerity”, 18.04.13), han documentado los múltiples errores de este estudio.

    Como era predecible, el establishment neoliberal que apoya las políticas de austeridad se ha movilizado inmediatamente para defender los trabajos de Reinhart y Rogoff, minimizando los errores y negando que hubiera manipulaciones, trivializando a sus críticos, indicando que, en realidad, no existían los errores que se les atribuía. Un ejemplo de esto aparece en el artículo reciente en ‘El País’ (“La teoría del exceso de deuda pierde un asalto”. 21.04.13), que resume el debate que se ha creado a raíz de las críticas de Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin al trabajo de Reinhart y Rogoff. Y para evaluar los méritos de dicha crítica, ‘El País’ pregunta las opiniones del economista Jesús Fernández-Villaverde, presentado, sin más, como Catedrático de Economía de la Universidad de Pensilvania en EEUU. Dicho economista indica que “el único error” en el trabajo de Reinhart-Rogoff es uno de cálculo, cosa relativamente menor y que no altera el resultado del estudio.

    Lo que el artículo no cita es que este economista, conocido por su orientación ultraliberal, es Director de Cátedra, Fedea, es decir, patrocinado por Fedea, la fundación financiada por los mayores Bancos en España que han enfatizado, como lo ha hecho toda la banca, la necesidad de llevar a cabo las políticas de austeridad.

    El hecho de que Reinhart y Rogoff tuvieran tanta influencia no se debía a su trabajo en sí, sino a la función de su trabajo.

    No hay plena conciencia de que la visibilidad mediática de un economista depende primordialmente de su utilidad para los intereses económicos a los cuales sirve, que tienen gran influencia en los medios. Y esta gran influencia, que alcanza niveles de dominio, les ofrece una gran impunidad para promover posturas que científicamente carecen de credibilidad.

    Lo vemos diariamente en España (incluyendo Catalunya), donde la necesidad de las políticas de austeridad ha sido promovida activamente, pese a que la evidencia científica (y la propia realidad que nos rodea) muestra claramente que están profundamente equivocadas. No solo son ineficaces, sino que son tremendamente dañinas: han estado dañando enormemente a las clases populares. Y es ahí donde los ideólogos neoliberales, incluyendo a Reinhart y Rogoff y a Fedea, y los medios que las han promovido tienen una enorme responsabilidad. Su trabajo, al servicio del capital financiero, ha contribuido en gran medida a un gran dolor, todo ello para gloria del capital financiero, cuyas rentas han alcanzado unos niveles nunca antes conocidos. Así de claro. Todo lo que está pasando podría haberse evitado fácilmente, como unos pocos indicamos.

    Los problemas presentados como económicos son políticos, es decir, dependen del poder que determina la configuración final de las políticas públicas.

    http://www.vnavarro.org/?p=8817#more-8817

  5. #5
    Madoz
    26/04/13 13:30

    Ya hay dos bandos claros, donde cada vez hay "menos lameculos del poder", pero quedan demasiados y este individuo es uno de ellos que la fama, la ha cogido por ser tan duro y tan chulo, que encima el nombre anglosajón ES un seudonimo como los yonis y las yenis, que destruyen la costumbre de nuestros bonitos nombres españoles, pretendiendo emular a los anglosajones que ahora encima van por derroteros contrarios.

    Este individuo llamado Alberto Artero, parece uno más que se hace llamar liberal en lo económico, pero que en las ideas lo tiene claro:

    http://infocatolica.com/?t=opinion&cod=7710

    Bueno ahora su pensamiento y si realmente quiere solucionar algo y si tiene algo de LIBERAL:

    Alberto Artero aka McCoy, nuevo director de Cotizalia, escribe un análisis sobre la crisis en el que, al margen de los asuntos económicos que son su especialidad, predice efectos positivos en los valores de los españoles. Tres son los efectos que prevé:

    ¿Cuáles? En primer lugar, una fulgurante recuperación de la austeridad como modo de vida. Es un concepto mucho más amplio que el de frugalidad, contención impuesta o no a la hora de tomar decisiones de gasto y/o consumo. Una reducción semántica lícita, en cuanto refleja de modo inmediato el efecto de la incertidumbre o la carencia sobre el ciudadano, pero excesivamente restrictiva, a juicio de quien esto escribe. La austeridad no es únicamente privación, sino que va más allá. Es reconocer el valor de las cosas, apreciar el esfuerzo necesario para obtenerlas y tener la disponibilidad de ánimo de conservarlas. Es, en definitiva, adecuar las necesidades de cada uno a los parámetros de la normalidad. Vivir según las propias posibilidades. Poner cada cosa en su sitio. Se dice tradicionalmente que no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita. Permítanme que les diga una cosa: es una verdad como un templo. Y ojalá que, aunque pueda venir impuesta al principio, la austeridad llegue para quedarse. Ha llegado la hora de dejar de mirar al vecino y vivir la propia realidad.

    En segundo término, va a resurgir la figura de la autoridad. Mientras es el hombre el que gobierna su propio barco, sobran los consejos. Pero en medio de la tempestad, cuando la nave parece que zozobra, se pone de manifiesto la necesidad de una guía adecuada que ayude a capear la borrasca. No me estoy refiriendo a lo que a primera vista pueden entenderse por prescriptores. Políticos, medios de comunicación e incluso jueces han perdido, salvo contadas excepciones, su papel como tales a través del proceso de degeneración de intereses que ha contaminado su actividad en los últimos años. Estoy hablando, por el contrario, de esas figuras que tradicionalmente han contribuido a fijar la escala de valores de la sociedad. Padres y profesores, fundamentalmente. Volverá a estar de moda, como figura emergente en los próximos meses e incluso años, un monosílabo olvidado: no. El pilar de cualquier educación. Y se redescubrirá la libertad no como la posibilidad de elegir entre las múltiples alternativas que pueden determinar mi rumbo vital sino como la coherencia que se deriva de aquél que, sabiendo dónde quiere llegar, toma las decisiones correctas.

    Por último, y estoy seguro que esto daría para una mayor profusión de ideas, la pérdida de la gravitación de la vida sobre la propia persona y la incapacidad de actuar sobre ella como el hombre quisiera, va a traer consigo una vuelta de la trascendencia. No entro en el discurso materialista de la mayor o la menor alienación que esto supone o puede dejar de suponer; ni tampoco en el concepto de autoengaño consolador que puede llevar implícita para algunos esta constatación. Lo que subrayo es que hay determinadas preguntas en el hombre que le persiguen desde que toma conciencia de su ser hasta que se muere, cuestiones que se ven periódicamente ahogadas por la apariencia de control sobre la propia vida, ilusión que ayuda a pasar por encima de ellas. Yendo al ejemplo católico, las iglesias están en muchas ocasiones llenas de la utopía de la juventud, dependiente, y de la necesidad de cubrir el riesgo de eternidad de los mayores, dependientes. Y es que la dependencia es, sin duda, una puerta abierta a la trascendencia. Y la apertura madura a la trascendencia, en cualquiera de sus manifestaciones espirituales, supone una gota de agua adicional en el rescate de muchos valores que se encontraban acumulando moho en el trastero de la sociedad o que, presentes en el día a día, habían perdido su acepción original, manoseadas por intereses espúreos.

    http://www.elconfidencial.com/mercados/archivo/2009/01/13/opinion_71_encanta_crisis.html
    ----------------------------
    Esto convierte a moderados en radicales.

    Un saludo

  6. en respuesta a W. Petersen
    -
    #3
    26/04/13 11:20

    Mal asunto si no dudas de las opiniones de otro. Cuando alguien proclama su verdad está propagando dudas; sólo hace falta alguien que las coja al vuelo.

    Y guarda las opiniones apocalípticas: el 80% es falso pero es un buen método de precaución.

  7. #2
    26/04/13 10:44

    Estimado Tomas:

    Enhorabuena por el articulo, más claro no se pueden decir las cosas, pero ya sabes como son los medios.

    Tienen que generar opinion para que los tertulaianos la reptian y la gente se crea lo que dicen.

    Aprovecho la ocasión para indicarte que entre todas las soluciones falta una propuesta basica de redistribución como seria la Renta Basica. Que aunque se que de momento no compartes ahi esta y cada vez se hace más necesaria.

    Lo triste es que se esta aplicando a rodillo una ideologia que esta empobreciendo al pais, mientras otros reposan con todo lo que han ganado en los años de bonanza en parisos fiscales.

    Se les regala una amnistia y no se pone coto al pago de parte alicuota en beneficios empresariales.

    Si la revolucion consiste en no consumir, para que las emspresas del Ibex se vallan a la mierda nadie esta poniendo tanto de su parte como el actual presidente.

    Por lo que es comprensible que cada vez reciba más criticas dentro de su propio partido.

    Cuando lo cran necesario ya se lo cambiaran. Mientras toca desmantelar todo lo posible el estado de bienestar.

    Un saludo

  8. Top 10
    #1
    25/04/13 23:46

    Macho me he llevado una sorpresa, y no es la primera vez en tu blog ¿tu también tienes tus dudas sobre los comentarios de D. Santiago Niño Becerra? .... que lo tenga yo, es poco relevante, no tengo la cualificación académica de economista, por tanto a veces no acabo de entender al caballero, pero vamos creo que no somos precisamente pocos, de toda condición los que nos parece que "tira" en exceso por opiniones algo apocalípticas.

    Parece que hoy nos dio por la filosofía, el post que acabo de publicar va en la misma línea, si, lo de filosofar un rato.


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