No quería escribir esta entrada, porque estoy un poco "caliente" (en el mal sentido del término), y cuando se habla en este estado anímico, se pueden decir cosas que no se piensan, decir cosas que se piensan pero que no procede contar, o bien decirlas de un modo poco adecuado. En cualquier caso, toda vez que ya he mostrado mi pequeña queja/observación a quien procedía, quería compartir con vosotros lo ocurrido hoy.
Sé que no soy un investigador al uso, que voy a contracorriente en el ámbito académico y que no me van a dar muchas medallas ni muchos "gallifantes" el resto de académicos, renombrados o no, del ámbito de las finanzas. No me importa. Sé que el camino que escogí hace un tiempo es el más difícil, el de los valientes (la medalla me la pongo yo), el de aquellos que no quieren comulgar con ruedas de molino según el dogma de fe instalado en la Universidad española: los mercados eficientes (casualidad que días antes haya escrito un post sobre eso), el CAPM, la teoría de carteras y bla bla bla.
Perdonenme, grandes ilustrados del área financiero-contable (me dirijo a las personas que me han evaluado esta mañana, no a vosotros por supuesto!; es un mero recurso literario :) ), si pretendo ir más allá. Si pretendo ver los mercados como son, no como la mayoría quieren que sean. Ellos quieren vivir en su mundo de eficiencia, en el que la economía es siemprealcista, el mercado está loco, el análisis técnico es un conjunto de paparruchas para ignorantes, el análisis fundamental sólo funciona si se utiliza el PER y las carteras sólo se gestionan bien midiendo las "betas". Yo pretendo hacer ver que los mercados son campos de interacción humana de una complejidad abismal, que las relaciones entre acciones no son lineales, que el arbitraje no siempre es posible, que el análisis técnico funciona de verdad y que el análisis fundamental es más grande que usar un mero método de valoración.
Por favor, señores ilustrados, revisen la bibliografía con atención porque no están siendo coherentes. Me dicen esta mañana "no sé si es acertado, en su caso, contradecir a las grandes eminencias del campo financiero". ¿Eminencias? ¿De quién hablamos? ¿De Black y Scholes, por ejemplo, premios Nobel padres de la teoría de valoración de opciones... que llevaron a la quiebra LTCM? ¿De Eugene Fama, que tantas veces ha corregido su modelo inicial de estimación del precio, a causa de las anomalías que presenta el mercado? ¿De Friedman? ¿De las grandes mentes que decidieron empaquetar hipotecas basura y revenderlas para que le olieran a otro... y llevarnos a una crisis con pocos visos de recuperación a pocos años vista?
Estamos hablando de grandísimos economistas, a los que el mundo financiero les debe mucho. Pero ¿les debemos menos a Kahnemann y Tversky, padres de la Behavioral Finance, y el primero de ellos premio Nobel de economía por su trabajo en este campo (Tversky murió antes de que se lo concedieran)? ¿Menos a Mandlebrot, grandísimo matemático responsable de la matemática fractal, aplicada a la estructura de las cotizaciones de precios? ¿Le debemos menos a Benjamin Graham, a Jesse Livermore, a Charles Dow, a Ralph Elliot, o al mismísimo Warren Buffet?
Tampoco ha sido bien vista mi propuesta de una mayor atención en los planes de estudio a las materias financieras. "No creo que sea adecuado ni que proceda". Perfecto, así seguiremos siendo el (!) del mundo, creyéndonos siempre que somos el ombligo. Por favor, eche un vistazo a los planes de estudio del MIT estadounidense o de más de la mitad de universidades de aquel país, o dé una vuelta por los planes de estudio de la London Business School y hasta de la Universidad de Fernando Poo. Ellos prestan mucha atención a los mercados, a su desarrollo y a los avances que se están produciendo, ¿por qué no nosotros?
No piensen, queridos ilustrados, que todo esto lo he dicho por propio interés, porque es mi área, aunque es cierto que es la materia que me apasiona y de la que espero algún día me permita vivir de ella con suficiencia. Lo he dicho porque en España seguimos estancados en lo básico, en lo primitivo, en lo fácil, y cuando alguien nos quiere aportar una visión distinta, sea correcta o no, directamente miramos para otro lado. Lo he dicho para que avancemos. Si ni tan siquiera quieren tomarlo en consideración, casi que mejor. Menos seremos los que conocemos de verdad la Bolsa, y menos también los que les sacaremos el dinero cuando nos enfrentemos a ustedes en el mercado.
Queridos compañeros de Rankia, hoy ha sido un gran día. Tengo vía libre para seguir investigando sobre los mercados financieros en la línea que yo desee. Sin embargo, esas críticas destructivas (las que han sido constructivas las guardo como un tesoro) me han enervado un pelín, no por el hecho de que no estén de acuerdo con mis ideas aquéllos que tenían que evaluar mi trabajo, sino porque en cierto modo han despreciado que se aporte otro punto de vista distinto al que ellos tienen y que les ha llevado a los puestos de responsabilidad docente en que se encuentran. Repito que me encanta el debate, que haya gente que no opine como yo, porque eso nos enriquece a todos. Pero lo que no entiendo ni soporto es que se metan en su cascarón de eficiencia teórica e insinúen que lo que digo son poco menos que bobadas. Lo dicho, que estoy que trino.
Lo que sí quiero hacer constar, ya por último y cambiando el tono, es que durante estos dos años de trabajo investigador, e incluso esta mañana en la defensa pública del mismo, me he acordado de Llinares, de Fernan2, de la gente de FFO y de Rebuzner, gente a quien, aunque no lo sepan, debo gran parte de lo aprendido, y de la visión, o mejor dicho del punto de vista, que hoy día tengo de los mercados. Desde mi humilde anonimato, mi más sincero agradecimiento por todo lo que me habéis aportado (y me seguiréis aportando, no me cabe duda). Lo sumo al agradecimiento (también anónimo) a mis tutores y mis padres, sin cuya ayuda, orientación y esfuerzo no podía haber conseguido este pequeño logro.