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El Misterio de los billetes de 1 millón de dólares

 
En 1948, el Tesoro de los Estados Unidos llevó a cabo un experimento poco conocido que capturó la imaginación de coleccionistas y aficionados a la historia monetaria: la impresión de billetes de 1 millón de dólares como prototipos para pruebas. Aunque nunca circularon entre el público y fue tan sólo un experimento, estos billetes representan una fascinante curiosidad en la historia financiera estadounidense. 

Durante la posguerra, el Tesoro de los Estados Unidos buscaba innovar en los procesos de impresión y seguridad de su moneda. En este contexto, la Oficina de Grabado e Impresión (Bureau of Engraving and Printing) creó una serie de billetes de alta denominación como parte de pruebas técnicas. Entre ellos, se diseñaron prototipos de billetes de 1 millón de dólares, una cifra astronómica para la época, equivalente a aproximadamente 12 millones de dólares en 2025, ajustado por inflación. Por supuesto, estos billetes no estaban destinados a la circulación. Su propósito era evaluar técnicas de impresión, tintas, papel y medidas anti falsificación. Además, se especula que podrían haber sido utilizados para calibrar maquinaria o realizar pruebas de durabilidad. Los prototipos eran una herramienta interna, y su existencia se mantuvo en secreto durante décadas. 

Aunque no hay registros públicos detallados sobre el diseño exacto de estos billetes, los informes sugieren que seguían el estilo clásico de los billetes estadounidenses de la época. Es probable que incluyeran elementos como retratos de figuras históricas, intrincados grabados y símbolos patrióticos. Sin embargo, dado su carácter experimental, podrían haber presentado variaciones únicas o marcas que los distinguían como no válidos para el comercio. Los billetes se imprimieron en cantidades extremadamente limitadas, y la mayoría fueron destruidos tras las pruebas. Los pocos que sobrevivieron, si es que alguno lo hizo (nadie lo sabe, de ahí que esta historia a veces se tome como mito), se consideran rarezas absolutas, probablemente en manos de archivos gubernamentales o colecciones privadas ultrasecretas.
¿sería algo así?
Algunos creen erróneamente que estos billetes fueron creados para transacciones gubernamentales de alto nivel o para pagar deudas internacionales, pero no hay evidencia que respalde estas teorías. Otros los confunden con los certificados de oro de 100,000 dólares emitidos en la década de 1930, que sí se usaron para transacciones entre bancos de la Reserva Federal. El aura de misterio se intensificó porque el Tesoro nunca confirmó oficialmente la existencia de estos prototipos hasta mucho después. Esto, combinado con su inaccesibilidad, los convirtió en un santo grial para los numismáticos. A día de hoy, los billetes de 1 millón de dólares de 1948 son un recordatorio de la creatividad y el secretismo que a veces acompañan a los procesos gubernamentales. 

Oficialmente, los Estados Unidos nunca emitió una divisa de esa denominación, aunque sí admite que hay “certificados de platino” y “notas de emisión especial de un millón de dólares” que no son negociables y no son de curso legal. Sin embargo, en 2021 dos mujeres intentaron hacer una compra en una tienda local en los Estados Unidos y, al pagar, desembolsaron un “billete” que decía “un millón de dólares”. Amanda McCormick y Linda Johnson intentaron saldar una compra en Knoxville, Tennessee, con ese dinero que dijeron habían recibido por correo de una iglesia. A pesar de que el delito fue clasificado como “fraude por falsos pretextos”, ninguna de las dos quedó arrestada, aunque recibieron una advertencia y se les prohibió la entrada a la tienda. Además, el billete quedó confiscado. 

Este hecho aislado aumentó la especulación sobre la existencia o no del citado billete. ¿Por qué no las detuvieron por falsificación si no era de curso legal, dónde está el billete confiscado? Para los coleccionistas la posibilidad de que uno de estos billetes aparezca en una subasta es un sueño lejano. Para el resto, son un capítulo intrigante de la historia monetaria, una prueba de que incluso en el mundo del dinero, hay espacio para lo extraordinario. En un mundo donde las transacciones digitales dominan, estos prototipos nos invitan a mirar atrás y maravillarnos con los experimentos que dieron forma al dinero moderno. 

Actualmente el billete de más alto valor que se imprime es el de 100$. El 14 de julio de 1969, el Departamento del Tesoro y el Sistema de la Reserva Federal anunciaron que los billetes con denominaciones de 500, 1000, 5000 y 10.000 serían discontinuados debido a la falta de uso. La última vez que se habían impreso había sido en 1945. Antes, el “papel” de mayor denominación fue el Certificado de Oro de 100.000$, que fue emitido desde el 18 de diciembre de 1934 hasta el 9 de enero de 1935, pero no estaba destinada a la circulación general. De hecho, solo se usaron en transacciones entre los bancos de la Reserva Federal. Es más, teóricamente ni siquiera es legal que lo conserven coleccionistas. Todo esto aumenta la especulación y el interés por el billete de un millón de dólares que nunca debió existir, del que quizás no se conserve ninguno pero que tantos deseamos que sí. 

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