El Estado, y su apéndice recaudatorio, nos recuerda que nuestro dinero no es en realidad nuestro. Nos conceden disponer de él con las restricciones que les viene en gana.
Señalar que sí es "nuestro" cuando se trata de pagar sucesiones y/o patrimonio.
Si fuera por la AEAT habría que rellenar un modelo 650 cada vez que dejas algo en el cepillo de la iglesia.