Señoras y señores, debo confesar que la última semana ha sido extenuante. He tenido la oportunidad de sumergirme en los balances consolidados de Greening y EIDF, pero, para ser absolutamente sincero, la luz de la pantalla no es comparable al brillo de la vagancia bien ejecutada. Así que, con la debida autocrítica y absoluta desfachatez, esta introducción no viene de una revisión exhaustiva, sino de un golpe de intuición y de la obligación de no ignorar el background del desastre. Más o menos, la historia del caos financiero de estos dos genios, Pepe Gotera y Otilio, comienza así:
La OPA de GGR sobre EIDF no es una fusión; es una obra de teatro de tres actos: Rescate, Dilución y Engaño. Dos empresas, supuestamente cotizadas y serias, han montado un sainete para salvar la piel del primero a costa del valor del segundo, todo ello envuelto en una capa de comunicaciones corporativas que, si se leen detenidamente, resultan hilarantes. Prepárense para la autopsia financiera, donde la verdad es más cómica que la ficción.
Pepe Gotera y su Gotera Millonaria
El protagonista de nuestra comedia es Pepe Gotera (Greening). Pepe no es un héroe de la expansión, sino un deudor angustiado. Su mayor herramienta de trabajo no es el taladro, sino el informe del auditor que, con la luz encendida y la alarma sonando, advirtió sobre la "incertidumbre material" en su capacidad para continuar operando. La solución brillante de Pepe fue conseguir una inyección de 30 millones de euros, pero no a través de méritos propios, sino mediante una ingeniosa transferencia de valor que ha montado con su socio.
El precio de Pepe es la primera gran broma: ofrece 4,55 euros por acción, un valor que es más falso que un billete de tres euros. ¿Por qué? Porque la dilución inherente a la operación de rescate es colosal. Al sumar las nuevas acciones emitidas a los 29,1 millones de acciones existentes de GGR, la base accionarial se dispara. Al dividir el valor real del negocio por este nuevo número gigantesco de títulos, el precio de 4,55 euros se precipita por el sumidero hasta el piso de 3,00 euros. GGR está vendiendo al público una acción con un 45% de sobreprecio, obligando a los minoristas de EIDF a aceptar esta moneda devaluada, mientras Pepe se asegura el salvavidas.
Otilio y sus Balances Agujereados
Y aquí tenemos a Otilio (EIDF), el ayudante, que acepta el pacto porque sus propios balances eran un festival de agujeros. Sus informes del H1 2025 revelan la magnitud del desastre: reportó pérdidas netas de 12 millones de euros y un EBITDA operativo negativo de 3,4 millones de euros. Era una empresa llena de pleitos y reclamaciones a punto de desbordarse, que tuvo que destinar 6,68 millones de euros en deterioros para limpiar su contabilidad.
Para justificar la compra de este desastre, Pepe y Otilio se inventan un número mágico. Mientras el valor contable real de EIDF es de solo 1,31 euros por acción, y GGR solo ofrece 1,26 euros en la permuta, en privado manejan la cifra de 80 millones de euros como su valoración estratégica. Es decir, reconocen que el valor estratégico es 80 millones de euros, pero te pagan 51,87 millones de euros.
El Acto Final: ¡Negación Dramática!
Pero ahora, la escena exige una negación dramática. Imaginemos la empresa que tanto ha presumido de haber "alejado a los malhechores" y de ser una entidad renovada. En lugar de aceptar el pacto, la empresa saldría a la palestra con un comunicado grandilocuente, totalmente inverosímil, negando la evidencia:
"Ahora que se conoce el precio basura que se ofrece, la empresa se ve obligada a decir NO. Negamos categóricamente cualquier OPA hostil. Esta empresa ha luchado con uñas y dientes para limpiar su balance, deshaciéndose de los problemas que generaron 6,68 millones de euros en pérdidas no recurrentes. No vamos a permitir que el valor estratégico de 80 millones de euros que tanto nos ha costado conseguir sea entregado por un precio de canje que ni siquiera cubre nuestro valor contable de 1,31 euros. ¡No más acuerdos a puerta cerrada! ¡Abrimos un periodo de negociación real, no pactado! Porque ahora que hemos expulsado a los malhechores de nuestra empresa, no vamos a dejar que una OPA con un precio inflado y diluido nos convierta en una víctima más."
Este giro dramático, aunque incoherente con la realidad del acuerdo de los grandes accionistas, abriría formalmente el tiempo para una negociación que, en teoría, permitiría a la empresa luchar por esos 2,02 euros (la valoración estratégica de 80 millones de euros), en lugar de aceptar los 1,26 euros de la permuta.
Sin embargo, el destino final sigue siendo el mismo: el precio de GGR caerá a 3,00 euros, porque la dilución es un hecho físico, no una opinión.