Que un negocio permita acumular una caja creciente de ya casi 500 millones de euros (380 millones de euros de caja neta de deuda financiera) es una situación envidiable que el mercado solo puede valorar de forma positiva.
Pero por supuesto una gran caja neta no supone un valor intrínseco equivalente. Lo único que tenemos viendo una caja creciente de semejante tamaño es que la salud financiera es de fábula. Para saber lo que realmente vale la empresa hay que ver primero lo que genera de forma recurrente y estimar el valor oculto de sus activos que tarde o temprano aflorará.
Evidentemente también restar las cuentas pendientes con proveedores y sumar los importes a cobrar de clientes.
En un mercado sin burbuja, siempre te van a valorar con descuento frente a tu valor intrínseco. Entre las virtudes del Grupo San José además de su enorme solvencia actual están su crecimiento continúo y sus cientos de millones de valor oculto en activos.
Hay ciertamente mucho que ganar, con paciencia, no veo motivo de queja, la acción aunque con retraso sube y sube. Más paciencia, más ganancia, esa es la forma sana de estar invertido. Si burbujeara sería a corto plazo muy divertido, pero a medio y largo muchos ya no estaríamos aquí y siempre se gana más invertido a largo en buenas empresas que no dejan de crecer que entrando y saliendo como pollo sin cabeza.
Donde logren crecer un 20% anual, no salgan nunca, el interés compuesto es la forma más sana y fácil de ganar más de lo que jamás soñaron. Así fue como Warren Buffet multiplicó por 56.347 veces en 60 años, tan sólo un 20 por ciento anual medio y durmiendo a pierna suelta.