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Sobre invertir en el otro bloque geopolítico

EDITOR's CHOICE
 
Los conflictos entre naciones no tienen que ser necesariamente armados. Dice Sun Tzu: “Utiliza fuerzas directas para iniciar la batalla y fuerzas indirectas para lograr que esta se decida a tu favor. Los recursos de quienes son expertos en la utilización de fuerzas indirectas son tan infinitos como los del cielo y la tierra, y tan inagotables como los grandes ríos”. Una potencia puede emplear recursos indirectos diplomáticos, sociales, culturales y económicos para debilitar a sus rivales como paso previo al recurso directo militar. 

Conviene tener en cuenta esto porque, en la época de la globalización y de la información, corremos el riesgo de creernos ciudadanos del mundo y de perder la consciencia de pertenencia a una nación o al un bloque geopolítico. En la Era del poder blando, de los valores de las democracias liberales y de la sostenibilidad, podemos llegar a pensar que la guerra es cosa del pasado. Esta visión ingenua de la realidad impide entender tensiones invisibles y alimenta el error de pensar que si no hay cañones, hay armonía. 

Los conflictos suelen moverse por escalones y entre la paz y la guerra hay decenas de pasos intermedios que son utilizados diariamente por potencias rivales para debilitar a su adversario. Se trata del denominado conflicto en zona gris, en el que se desarrollan las llamadas guerras híbridas[1]. En estas guerras lo militar tiene una importancia anecdótica, siendo más relevantes los recursos indirectos señalados por Sun Tzu. En ellas, los contendientes emplean relaciones de ambigüedad – ni verdaderamente pacíficas, ni verdaderamente bélicas -, empleando estrategias ofensivas en múltiples dimensiones, de implementación gradual y con objetivos a largo plazo[2]. Estas tienen lugar cuando los actores están de acuerdo en que pueden conseguir sus objetivos más eficientemente con el recurso de fuerzas indirectas que con el de fuerzas directas. Como todo en las relaciones internacionales, se trata de una cuestión de oportunidad. 

El conflicto indirecto ocurre constantemente. En un contexto internacional anárquico, en el que el poder se mide en términos relativos y en el que las intenciones del vecino no se conocen con seguridad, el recelo y la desconfianza mutua rigen las relaciones. En La guerra del Peloponeso, Tucídides explica que “fue el ascenso de Atenas y el temor que eso inculcó en Esparta lo que hizo que la guerra fuera inevitable”. Da igual que hablemos Atenas y Esparta, de Roma y Cartago, de Francia y Alemania o de Estados Unidos y China (o Rusia-URSS): el temor y la desconfianza han estado siempre presentes. Aunque estos sentimientos no alimenten un conflicto armado, sí nutren a la rivalidad y a la competencia que reinan en la zona gris. 

¿Por qué esto es importante para los inversores? Porque, como hijos de nuestro tiempo, queremos que nuestro capital sea tan global como el mundo. La visión única de los valores occidentales nos ciega y actuamos como si en otras partes del mundo el orden de valores y el contrato social fueran iguales que aquí. Imbuidos en el buenismo, adolecemos de cierta despreocupación que voy a tratar de enturbiar. 

Un paseo aleatorio por redes sociales como Twitter permite identificar con rapidez a los hijos de la globalización a favor de invertir en empresas del “otro lado del muro”. En términos generales: 1) son empresas grandes con posiciones dominantes y unas métricas de crecimiento y rentabilidad muy altas; 2) son empresas conocidas en el mundo occidental, con un componente mediático significativo; y 3) cuentan con ratios de valoración atractivos, tanto si se compara con el fundamental del negocio, como al compararlos con empresas equivalentes del bloque occidental. 

Creo que el planteamiento globalista tiene sus méritos, pero no cuenta toda la película - y para invertir es necesario leer con detenimiento hasta el último detalle de los títulos de crédito -. Bajo mi punto de vista tiene tres fugas importantes: 

  • Hay empresas rusas y chinas que han adquirido posiciones dominantes gracias al apoyo político del régimen. Esto tiene dos consecuencias: 1) tal vez su modelo de negocio “libre” no sea tan potente, ya que el apoyo del buró fue capital para lograr esa posición dominante y 2) los apoyos políticos son susceptibles de cambiar de la noche a la mañana y en el otro bloque la parte poderosa es el Estado, no la empresa. 

  • El descuento con el que cotizan sus acciones se debe a que son empresas rusas o chinas. Los descuentos sólo son interesantes si eventualmente dejan de existir, así que el inversor deberá plantearse si la característica de ser rusa o china cambiará o si lo que va a cambiar es la percepción del mercado ante empresas de estos países. Lo primero es imposible y lo segundo inescrutable. De hecho, si miramos a los últimos diez años, las tensiones entre Occidente y Rusia-China no han parado de subir. Apostar por una mirada más benigna del mercado oculta un deseo, no un razonamiento.  

  • Al invertir en el otro bloque se pasa por alto la mencionada zona gris y los conflictos híbridos. Descartada una guerra contra Rusia o China y aceptados la competición, la desconfianza y el temor como factores constantes, los conflictos híbridos tendrían que ser un tema central. Es decir, el recurso indirecto de las presiones económicas ha de ocupar un apartado principal a la hora de defender este tipo de inversiones. Al invertir directamente en una empresa del otro lado, estaremos poniendo nuestro capital en el centro del campo de batalla híbrido. Pero de esto casi nunca se habla. 

Como el lector se puede imaginar, no soy partidario de invertir directamente en Rusia y China. Evidentemente, mi capital está expuesto ante un enfriamiento económico entre occidente y sus rivales (soy accionista de Richemont, por ejemplo), pero en ese caso estaríamos hablando de un conflicto en unos escalones de intensidad superiores - y, por tanto, más lejanos - al que podría ser un impuesto especial sobre dividendos o repatriación de capitales. Invertir al otro lado puede ser interesante, pero hay que tener en cuenta que se estarían corriendo riesgos que no siguen la lógica económica, que estaríamos mandando nuestro dinero a un sitio en el que el contrato social es diferente, en el que nuestros derechos como individuos occidentales no valen nada y que nuestro propio bloque, incluso, podría considerarlo como una traición -en el peor de los casos- o una conducta que fortalece al rival y que tendría que ser desincentivada – en el mejor de los casos -. En la zona gris, las cosas que no sabemos que no sabemos son más numerosas que en cualquier otra zona. Un inversor racional no debe ignorar esto. 

Como anécdota, hace un año compré un móvil Huawei. Es mi primer móvil nuevo en más de quince años (detesto esos chismes) y ya estoy sufriendo directamente el conflicto EEUU vs China: no puedo bajarme ni la aplicación para acceder a mi banco. Estar en el campo de batalla híbrido con ese pedazo de plástico de 200€ me parece irritante, pero mucho más soportable que hacerlo con mis ahorros. Mi móvil es un buen recuerdo diario de lo que creo que no tengo que hacer como inversor. 

Por cierto, antes de que alguien me lo pregunte: sí, estoy pensando en Sberbank, en Gazprom, en Ali Baba y en el resto de tecnológicas chinas. 


[1] Conflict in the 21 Century: The Rise of Hybrid Wars. Frank G. Hoffman.
[2] https://global-strategy.org/el-conflicto-internacional-en-la-zona-gris-una-propuesta-teorica-desde-la-perspectiva-del-realismo-ofensivo/
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  1. #9
    20/01/23 22:39
    Pienso parecido a Josu7. 
    Pero es que no podemos olvidarnos que Asia son 4500 millones, y Europa y USA no llegan ni a 1000... 
    Ese bloque es MUY complejo, y con muchas luchas entre ellos.
    Riesgo País siempre lo tendremos. La Economía sigue siendo Global, otra Cosa es si queremos excluir Riesgos🤷🏽‍♂️
  2. #8
    02/06/21 11:18
     En mi opinión, invertir en Rusia o China entraña riesgo, igual que hacerlo en cualquier otro país. Si los ADRs, GDRs y opacos certificados de supuesta titularidad de sociedades registradas en diminutas islas caribeñas son papeles que no valen nada, ¿qué son los papeles de colores que llevamos en la cartera? La FED, el BCE o la CNMV no me dan más garantías de nada, otra cosa es que por cercanía o costumbre los considere compañeros aceptables. 
     
     Las guerras no se dan solo entre naciones, también, a su manera, entre individuos, entre individuos y grupos o entre grupos que no son naciones. Putin o el partido comunista chino no son mis enemigos, son factores que influyen en mi inversión y que se suman a otros muchos. 
     
    Dices que la ventaja competitiva de muchas empresas rusas y chinas es de carácter político y no debida a su acción empresarial. En ese caso, en teoría sería mucho más fácil conocer la duración y fortaleza de esa ventaja competitiva, algo no tan fácil de ver si la ventaja competitiva es de carácter puramente económico.
     
    Hay gente que dice que las cuentas en los países del otro bloque no son de fiar. Puedo asegurar que los dividendos sí son reales. Hay empresas rusas con dividendos cercanos al 10% y payouts bajísimos. Además, en Rusia los dividendos tributan al 15% y los dividendos procedentes de las islas Bermudas al 0%. Compárese con la tributación de dividendos en Suiza o Portugal. El mercado ya ha descontado todo lo que podría descontar. Está el riesgo divisa, claro, no iba a ser todo perfecto, pero, por ejemplo, los dividendos rusos están calculados para una inflación anual del 5%. Si vives en un país con una inflación mucho menor, creo que el riesgo merece la pena. 
     
     Pienso que el que no invierte en el otro bloque (especialmente en China) asume también un riesgo. El dinero no debería de tener patria. Si queremos tener una cartera diversificada será necesario diversificar también en bloques geopolíticos, y los escrúpulos políticos o morales pertenecen a otra índole distinta de la económica. Para terminar una curiosidad: la distribución comercial de Cocacola en España comenzó el mismo año en que llegaron los primeros soldados estadounidenses a las bases de nuestro país. Quizás fue casualidad.
  3. en respuesta a Solrac
    -
    Top 100
    #7
    28/05/21 09:30
    Además, el conflicto armado suele ser más costoso en recursos monetarios y humanos. Y es incómodo reportar las cifras de fallecidos propios. A las potencias mundiales les compensa cuando se libra en territorios del tercer mundo y los muertos no son del primero. Ya sabemos que la ratio fallecidos primer/tercer mundo viene a ser de 1/1000 aprox. Se me ocurre Siria. O también cuando el efecto conseguido es mucho mayor que los inconvenientes. Se me ocurre Ucrania. Algún conflicto armado potente debe explotar necesariamente de vez en cuando. ¿Cómo queremos si no que la industria armamentista pueda demostrar la efectividad real de sus productos? Ojo, que tengo LMT y RTX.

    Salu2
  4. #6
    27/05/21 16:16
    Estoy de acuerdo en que existe riesgo geopolítico sin embargo todo el mundo esta infraponderado en China, el gap entre acciones de USA y China en relación a los múltiplos considero que a la larga disminuirá.

    Puede que la economía sea planificada y atente contra el libremercado, por otra parte que país tiene realmente libre mercado? Con esta visión solo invertirías en empresas del entorno Euro ( excepcionalmente suiza ) o empresas USA, me parece una visión bastante conservadora, no por ello mala.
  5. Top 25
    #5
    27/05/21 14:18
    Excelente escrito Pepe.

    "Una potencia puede emplear recursos indirectos diplomáticos, sociales, culturales y económicos para debilitar a sus rivales como paso previo al recurso directo militar. "

    Incluso puede hacerlo ad eternum sin buscar el recurso directo militar. Todo depende de la posición de fuerza que tenga como poder blando
  6. Nuevo
    #4
    27/05/21 11:42
    Primero buen contenido, has expuesto lo que en mi opinión esta ocurriendo, y añado que sobre todo China tiene un conflicto adicional, primero valora más la ideología comunista de intervencion y control, ejemplo: caso Alibaba, evitando que ésta se expanda y compita con las grandes como Amazon, por lo tanto, ese conflicto de mover la balanza hacia la ideologia comunista y predominio e intervencion de un partido socava todo crecimiento empresarial y de inversión.
  7. #3
    26/05/21 20:34
    https://taiwanenglishnews.com/chinese-professor-there-were-no-ancient-western-civilizations-just-modern-fakes-made-to-demean-china/

    Otro pequeño ejemplo. La verdad que a mi no me gusta mi aliado (USA) pero me da que no me quedará otra que aguantarlo. 

    Lo que yo me cuestiono es si será capaz China de quitar cuota de mercado. 
    Mencionar también el importante papel de Australia, una auténtica mina de materias primas de la que China depende y pertenece al bloque occidental. 
    Y por supuesto, la situación dual de la India. 

    Pero es que no podemos olvidarnos que Asia son 4500 millones, y Europa y USA no llegan ni a 1000... 
    Ese bloque es MUY complejo, y con muchas luchas entre ellos. 

  8. Top 25
    #2
    26/05/21 19:02
    Más razón que un santo
    Harto estoy de decirlo en rankia y en twitter que baba no está barata sino que el mercado descuenta que aquello no es un derecho de propiedad sino una concesión administrativa reversible y expropiable que concede la dictadura del partido comunista chino
    https://www.rankia.com/blog/definitivamente-quiza/4847360-partido-comunista-chino-cueva-alibaba


  9. #1
    26/05/21 18:20
    Opinión impopular. Mas de una vez he pesando que eso tickers de campanillas en los que con tanta alegría se entra, no terminarán siendo como una concesión administrativa de un estado "más allá del muro" sin mayores garantías con el capital extranjero. Pero claro, preferimos las verdades reconfortantes a las verdades incómodas.

    Gran artículo, Pepe. Abrazote