Disclaimer: las opiniones recogidas en este artículo son – o pretenden ser – totalmente apolíticas. El autor es consciente de que en España hablar de política, religión o futbol puede ser peligroso para la salud. Pero también es consciente que la gente que tiene a bien seguirle en este su blog tiene derecho a conocer su opinión sobre si es interesante o no invertir en bolsa española. Así que, armado de valor, a continuación trata de dar respuesta - exclusivamente financiera – a esta cuestión (mientras empiezan a temblarle las piernas).
¿Cómo hablo yo de invertir en España? ¿Cómo dar una opinión sin que cada palabra, cada frase, sea interpretada como un posicionamiento político, en esta España donde ahora mismo invertir tiene mucho que ver con la política?
La única forma de ser objetivo es preguntarle su opinión a alguien que no sea español. Y nadie como mi amigo y gran gestor John Doe, de Cincinnati, que lleva las pensiones de los ferroviarios del Estado y que, siendo norteamericano y más bien demócrata (del partido demócrata), difícilmente puede ser catalogado de izquierdista, derechista, oportunista, nacionalista o inmovilista español.
Lo primero que me dice John es que aquí lo vemos todo desde el prisma de la política, pero que él a la hora de invertir mira más la parte económica. Y que si bien le preocupa la influencia que tiene en muchas empresas españolas cotizadas lo que pase en Latinoamérica - zona emergente muy tocada por la ralentización china - es algo que posiblemente ya han descontado los precios. Hace tiempo que la bolsa española va a la cola de Europa y está más barata que el resto. El IBEX 35 supera claramente el 4% de rentabilidad anual por dividendo frente al 3% del Eurostoxx 50.
¿Y la política? ¿De verdad no le preocupa la política? Que los españoles somos muy viscerales, le digo. Me responde que no conoce a fondo el tema, así que le pido que recabe opiniones al respecto. Me promete hacerlo y dice que volverá a llamarme para incluir la cuestión política en su ecuación.
Cuando me llama me dice que a él no le preocupa que gane un partido de izquierda moderada. No será la primera vez y no ha pasado nada, por muy “socialista” que se llame. En EE.UU. lo de “socialista” suena mucho más radical, pero conoce la diferencia terminológica con Europa. Ahora bien: que ese partido apoye en varios de los principales ayuntamientos del país a un partido que le suena a un Syriza español, eso ya le inquieta un poco.
Pero España está barata, y eso ha encendido su instinto de “trader”, así que ha mirado las encuestas y cree que podría merecer la pena correr el riesgo. Hay otro partido nuevo cuyo programa económico ha leído y parece que lo hubiera hecho un norteamericano. Y que ese partido sube cada día más en intención de voto y que parece que va a ser el que equilibre la balanza, no el otro.
Comprar cuando todos están asustados y vender cuando al final no se dé el escenario Armagedón le suena bien. Se pueden hacer unos dólares comprando con el miedo y vendiendo con el alivio.
Pero a lo largo de su “research” también se ha enterado de que Cataluña tiene intención de declarar en breve la independencia. ¡”My God”! (“Virgen Santísima”), se le escapa. Hasta ahora pensaba que, en el fondo, detrás de la presión catalana se escondía una táctica negociadora para llegar conseguir una total autonomía en sus finanzas, y negociar es algo natural en una democracia. Pero esto como que suena distinto. Yo le digo que no quiero opinar y que por favor siga dándome su visión.
Me contesta que ha decidido profundizar y ha preguntado a sus brókers españoles si el tema de la independencia unilateral va en serio. Y le han dicho que sí. Entonces ha preguntado si podría no ser para tanto. Vamos, que sea mucho ruido y pocas nueces (lo ha dicho en inglés así que no ha sido exactamente así, pero para entendernos) Y le han dicho todos que el tema se ha complicado sobremanera y que realmente nadie tiene ni idea de en qué puede acabar.
Y, como a todos los gestores, a John lo que le preocupa no es que las cosas estén mal o que haya un cierto nivel de incertidumbre. Suele ser la oportunidad de comprar barato. Lo que le preocupa es la incertidumbre absoluta, y, al contrario del tema de las elecciones generales, ninguno de sus contactos españoles, nacionalistas o no, le sabe dar una respuesta de cuando ni cómo puede apagarse ese foco de tensión.
Al final me dice que si mira a Italia, Alemania, o incluso a Francia, donde parece muy difícil un triunfo en solitario de su temida Marine le Pen, la política no le preocupa tanto. Que a él le da igual quien tenga la razón en España, pero que, hasta que los españoles se aclaren, un 1% de diferencia en rentabilidad por dividendo no paga las noches de mal dormir que le puede dar esa inversión. Así que dice que le perdone, pero que tiene que llamar a su bróker italiano para cursar unas órdenes de compra.
Que pasen una buena semana (de parte también de mi amigo norteamericano).
