La sanción, publicada este jueves en el Boletín Oficial del Estado (BOE), considera que la red social de Elon Musk cometió una infracción continuada muy grave al permitir la difusión de anuncios de Quantum AI, una supuesta aplicación de inversión en criptomonedas no autorizada para prestar servicios de inversión.
Web de Quantum AI
El caso no es nuevo: ya en diciembre de 2024, la CNMV había abierto un expediente sancionador a la plataforma por permitir la publicidad de entidades advertidas, en concreto aquellas que suplantaban a personajes públicos para atraer a usuarios con falsas promesas de rentabilidad.
El fraude se disfraza de noticia
El esquema era sencillo y, por desgracia, efectivo: publicaciones que simulaban ser artículos de prensa o entrevistas donde un famoso español aseguraba haber ganado grandes sumas de dinero con una aplicación de inversión “revolucionaria”. En realidad, se trataba de campañas de chiringuitos financieros que compraban anuncios en redes sociales, aprovechándose de la confianza del público y del vacío de control por parte de las plataformas. La CNMV considera que X no colaboró debidamente con el regulador y no comprobó si las entidades anunciadas estaban registradas o advertidas como fraudulentas.
“La CNMV ha decidido imponer a Twitter dicha multa por incumplir sus deberes de asistencia con la Comisión, en relación con los anuncios publicados por entidades no autorizadas y/o advertidas”, señala el BOE.
En su comunicado, la CNMV alaba la colaboración de Google y Meta (Facebook e Instagram) en la detección y eliminación de publicidad de chiringuitos financieros, y señala a otras redes —como X y TikTok— por su falta de cooperación. Pero, siendo justos, esa distinción suena cada vez más forzada. Quien utilice Instagram o Facebook sabe que la publicidad de estafas financieras está lejos de haberse erradicado. Solo hace falta abrir la aplicación unos minutos para encontrar ejemplos:
“Invierte 250€ y gana 10.000€ en una semana con inteligencia artificial.”
“Aprende el método secreto de inversión de Amancio Ortega.”
“Tu banco no quiere que veas esto: nueva app que multiplica tus ahorros.”
En muchos casos, los anuncios llevan a webs con nombres que imitan medios de comunicación, muestran logos falsos de la CNMV o del Banco de España, o incluso suplantan la identidad de figuras públicas del mundo económico y televisivo. Y, pese a las continuas denuncias de usuarios, Meta sigue aprobando y mostrando estos anuncios a diario. Veáse que la estafa forma parte del modelo de negocio de Meta (el 10% del revenue anual de la compañía). Esto no lo dice un forero de Rankia, sino que lo dice Reuters.
El doble rasero de las grandes plataformas
Resulta paradójico que una red como X sea sancionada por no filtrar anuncios de chiringuitos financieros, mientras Meta —que obtiene ingresos millonarios de la publicidad— continúa aprobando campañas fraudulentas a plena vista. En Rankia lo sabemos bien: cada semana recibimos mensajes de usuarios víctimas de estafas iniciadas en Instagram o Facebook, con el mismo patrón de siempre:
Anuncio de rentabilidad fácil.
Formulario de contacto.
Llamada inmediata de un supuesto “asesor financiero” con acento extranjero.
Transferencia inicial de 250 o 500 euros.
Desaparición del dinero.
Cuentas falsas de Instagram de Rankia Italia
Un amigo me manda esto por Whatsapp. Nos suplantan a diario
El problema no es tecnológico, sino de incentivos. Estas plataformas tienen los medios para detectar y bloquear esos anuncios —al igual que Rankia siendo mucho más pequeña lo hace en su propio entorno publicitario—, pero no tienen el incentivo suficiente para hacerlo mientras sigan ingresando dinero por cada clic.
La CNMV abre una puerta (aunque pequeña)
La multa de 5 millones a X puede parecer simbólica, pero marca un precedente importante: el de exigir responsabilidad a los soportes publicitarios. Hasta ahora, el discurso dominante era que la culpa recaía exclusivamente en los chiringuitos. Pero sin el altavoz de las redes sociales, su capacidad de captación sería mínima. Por eso, esta sanción envía un mensaje claro: no basta con eliminar el anuncio una vez detectado; hay que impedir que llegue a publicarse.
Si un medio especializado pequeño como Rankia puede revisar a sus anunciantes y rechazar campañas dudosas, una plataforma global con miles de ingenieros y sistemas de inteligencia artificial puede y debe hacerlo también.
Lo que debería pasar a partir de ahora
Supervisión activa del regulador. La CNMV debería ampliar su vigilancia no solo sobre las entidades fraudulentas, sino sobre las plataformas que las difunden.
Protocolos públicos de validación. Las redes deberían ser transparentes con sus mecanismos de filtrado publicitario, como hacen los bancos con su cumplimiento normativo.
Sanciones proporcionales. Cinco millones son una anécdota. Las multas deberían vincularse al volumen de negocio publicitario afectado.
Educación financiera y denuncias más ágiles. Facilitar que los usuarios reporten anuncios fraudulentos con una respuesta rápida y efectiva. En Rankia llegan alertas casi cada día. Miras el perfil de https://www.rankia.com/usuarios/campox2 que escribe mucho de estos temas.
Meta, calienta que sales
La CNMV ha abierto una puerta. La sanción a X no resolverá el problema, pero marca el inicio de un cambio en la rendición de cuentas de las plataformas digitales. Y si el regulador sigue este camino, el siguiente expediente debería tener el nombre de Meta en la portada. Porque lo que hoy se ve en Instagram y Facebook no es publicidad, es el far west financiero.