Me parece que en defensa de las propias convicciones, a menudo se mezclan demasiadas cosas en un "todo incluído" que por un lado, se hace casi ininteligible y por otro, es difícilmente analizable y criticable, pero por embrollado, no por cierto. No pretendo convencer a nadie de nada, pero muchos argumentos expresados en defensa de lo religioso me parecen como poco extremadamente débiles.
- La señora María merece todo el respeto del mundo, y su testimonio puede tener un gran interés humano, pero de nuevo extraer principios de validez general a partir de su experiencia individual es muy aventurado: según ella el secreto del éxito de la duración de su matrimonio es la falta de rencor -con lo que creo que todos podemos estar de acuerdo- y por otro lado, la presencia de Dios. Parece que no concreta en qué se manifiesta esa presencia: ¿Es en que la creencia en una realidad superior le permite relativizar los problemas del día a día? ¿Es porque considera que Dios le deparó un marido maravilloso con el que se compenetra a la perfección? ¿Es porque las promesa de la otra vida le induce a soportar lo insoportable? ¿Cualquier otra razón?. Ese enunciado de la presencia de Dios es aplicable a infinidad de realidades posibles, que ignoramos, independientemente de si son positivas o no. Si por ejemplo, hubiese atribuído la fortaleza de su matrimonio al hecho de todos los días sacrifica 3 pichones en el altar del espíritu del agua, ¿también tendríamos que considerarla un ejemplo a seguir?.
- Evidentemente la ciencia tiene sus limitaciones epistemológicas. Hay realidades que no puede aprehender, pero de momento es la única herramienta adaptada a nuestras capacidades que produce conocimiento más o menos fiable y ajustado a la realidad observable y por tanto, con alto nivel de certeza. En términos de resultados prácticos y ampliación del conocimiento, parece que funciona bastante mejor que la revelación, la adivinacion u otras técnicas que anteriormente usamos durante milenios. Naturalmente tiene otros problemas, creo que fundamentalmente centrados en el buen o mal uso que se haga del conocimiento obtenido, y las consecuencias indeseadas de los procesos tecnológicos que pone en marcha.
- Que algo sea inmaterial o imperceptible no significa que no exista: el amor, la amistad, la buena o mala voluntad de momento no pueden cuantificarse, pero sí pueden percibirse sus efectos. No creo que nadie dude de su existencia. Eso no significa que cualquier cosa que se nos ocurra y que definamos como inmaterial o imperceptible tenga que existir: los humanos tenemos una prodigiosa capacidad -la imaginación- que nos permite inventarnos cosas que no hay en el mundo real y adornarlas con todas las características y peculiaridades que sean, hasta el último nivel de detalle. La literatura está llena de ellas. Así pues, que seamos capaces de manejar un concepto e incluso crear toda una disciplina del conocimiento dedicada su estudio, como pasa con Dios y la teología, no nos dice nada acerca de su existencia.
- Probar la inexistencia de algo es una imposibilidad epistemológica. Es a quien hace la afirmación extraordinaria a quien le corresponde la carga de la prueba. Especialmente, cuando se afirma que la entidad supuestamente existente es origen de una ley moral de obligado cumplimiento para todo el mundo. Las creencias no plantean problemas mientras permanecen en el ámbito de lo personal: los problemas aparecen cuando de las creencias se derivan modos de acción en el mundo físico que sí tienen consecuencias concretas y prácticas, incluso para quienes no participan de ellas, quienes, con razón, se quejan.
Hay mucho más que comentar, pero !tan poco tiempo! : )
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