Acceder

Desenterrar a Franco - PSOE

521 respuestas
Desenterrar a Franco - PSOE
Desenterrar a Franco - PSOE
Página
7 / 36
#91

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

solo tienes que leer tus ultimos comentarios que me dedicas !!!

yo a ti nunca te he puesto ningun calificativo despectivo hacia tu inteligencia o a tu persona en general que no sean ciertos !!! jjj

saludos españoles

#92

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

El que no te ha puesto calificativos despectivos soy yo. No necesito repasar mis comentarios para saber que más bien te he enaltecido, teniendo en cuenta tus cualidades ¿Necesitas pruebas?

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#93

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

El fascismo como insulto

 

IGNACIO FERNÁNDEZ SARASOLA 
30/10/2017 22:36 H

Desde hace años se ha instalado en España el recurrente empleo del término «fascista» para denigrar a cualquiera que no piense como el interpelante. Tendencia especialmente habitual entre la izquierda más rancia, a la que se han sumado ahora algunos partidos populistas (Podemos) y nacionalistas (que sigo negándome a identificar con la izquierda, ya que para mí, izquierda y nacionalismo son tan incompatibles como el agua y el aceite). Estos iluminados también hacen uso recurrente de términos como «extrema derecha», «franquista» o «falangista» con el objetivo ya mencionado de agraviar al contrario.

Resulta chocante la ligereza con la que se acude a unos conceptos que tienen un significado preciso para la ciencia política y que obviamente, desconocen totalmente quienes tan a menudo los emplean. A mí no se me ocurriría decir porque me doliera un día el pecho que padezco una endocarditis trombótica no bacteriana. Y lo más sorprendente no es que un ciudadano sienta la tentación de utilizar aquellos conceptos políticos en sus charlas de comunidad de vecinos, sino el hecho de que alguien como Pablo Iglesias, un profesor universitario y en plaza pública, parezca ignorar totalmente qué es un fascista o qué es la extrema derecha. En ese sentido, la formación de los alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid ha salido ganando sin duda con la dedicación de Pablo Iglesias a la res publica. Poco pueden aprender de un profesor de Ciencias Políticas que ignora el abismo que existe entre un partido conservador y el fascismo.

 

El caso es que resulta más fácil hablar, como si se supiera de qué se habla, que leer y enterarse previamente. Seguramente estas lumbreras me catalogarán también a mí de fascista porque cuestiono su actitud: la diferencia es que yo sí me he leído por ejemplo los discursos de Mussolini (y también a Tommaso Marinetti, tan ligado al fascismo), así como obras significativas de la Dictadura de Primo de Rivera (como José María Pemán), y a los principales intelectuales del franquismo (desde José Antonio Primo de Rivera hasta Onésimo Redondo, Dionisio Ridruejo o incluso los infumables discursos de Franco). Y no los he leído por vocación política, ya que no puedo estar más distante de esas líneas de pensamiento, sino porque quería conocer de primera mano las claves de esos movimientos políticos a fin de entenderlos mejor y poder hablar de ellos con cierto criterio. Del mismo modo que he conocido el socialismo leyendo a Marx, Engels, Rosa Luxemburgo, Bakunin, Kautsky o Lenin.

Y lo cierto es que, con estos escritos en la mano, por fortuna puede decirse que a día de hoy en España no existe ese fascismo que Podemos y sus amigos nacionalistas encuentran en cada esquina. Puede haber algún grupúsculo de ideología y simbología filofascista (por cierto, en algún caso catalán, como lo eran los Boixos Nois), pero de una importancia absolutamente marginal. Los politólogos de verdad (no Pablo Iglesias, claro está) ya han afirmado reiteradamente que en España ni el fascismo ni la ultraderecha tienen implantación, algo por otra parte que nos diferencia de lo que sucede en Francia, Austria, Holanda o Alemania. Lo que sí existe, y resulta evidente, es una extrema izquierda, como por otra parte sucede también en otros países mediterráneos como Grecia o Italia.

A pesar de todo ello, es curioso la facilidad con la que los líderes de Podemos (por pura ignorancia, claro está), emplean etiquetas para calificar (en realidad descalificar) a las demás fuerzas políticas; a esos partidos que con presunto ingenio han tildado como partidos «de casta» y ahora «monárquicos» (lo que demuestra que Podemos es una formación anclada en el siglo XIX). Y digo que es curioso cuando ellos mismos han tratado siempre de rehuir cualquier catalogación: no eran “casta”, ni eran un partido de izquierdas o derechas… eran otra cosa, un movimiento (¡qué palabra tan cara al franquismo!) que se resistía a catalogación alguna. Obviamente todo ello era una falacia que se desenmascaró a las primeras de cambio: son un partido más, con sus mismas miserias (luchas por el liderazgo entre Errejón e Iglesias, y ahora Bescansa cuestionando la ausencia programática del grupo), con su corrupción interna (la senadora Elvira García es el último caso de una cadena de ellos: Xelo Huertas, Monserrat Seijas…) y con la pertinaz resistencia de sus miembros a dimitir cuando hay condenas penales (caso de Andrés Bódalo, concejal de Jaén). Y, por otra parte, son un partido de izquierdas, a pesar de que Pablo Iglesias esgrimió en un primer momento una actitud vergonzante a la hora de  reconocerlo… lo cual debiera espantar a los votantes progresistas ¡sentir pudor de identificarse con la izquierda! Es más, muchas de sus actitudes y declamaciones, como la persistente afirmación de que en España hay «presos políticos», parecen herederas no ya de la izquierda más radical, sino incluso del nacionalismo Abertzale. La extrema derecha en España es, por tanto, testimonial, mientras que la extrema izquierda tiene nombre y apellidos.

 

Pero la tendencia a tildar al opositor (o al que le  hace un escrache, como si ellos no los hubieran empezado) como fascista, franquista o ultraderechista suena muy bien en la actual democracia de twitter que ahora padecemos. La que no atiende a conceptos y sí a ocurrencias. La situación es, por otra parte, muy parecida al empleo del término “terrorismo” para denominar a cualquier acto delictivo que parezca especialmente deleznable. Y así, ahora se habla de un terrorismo económico, un terrorismo biológico o un terrorismo de género. Pero el terrorismo es un acto delictivo que procede de un grupo y que pretende subvertir el orden constitucional, alterar gravemente la paz pública, desestabilizar el funcionamiento de una organización internacional o provocar un estado de terror en la población o en una parte de ella. Y el descerebrado que agrede a su pareja no incurre en ninguna de esas cosas. Su delito, por más execrable que sea, no lo es de terrorismo ya que, de lo contrario, ni siquiera lo juzgaría el Juzgado de Violencia de Género del lugar en el que se hubiera perpetrado el acto criminal, sino la Audiencia Nacional.

 

En este confuso momento, todo el mundo parece saber de ciencia política y de Derecho, del mismo modo que en este país todos parecen saber de medicina. Y uno se pregunta para qué financiamos universidades con tantos letrados y doctores como andan por ahí sueltos pontificando. Pero lo peor no está en lo que diga un ciudadano en una charla de amigos, sino en que lo exponga un político y licenciado, como el líder de Podemos, que parece haber obtenido su título universitario en una tómbola. Con estos interlocutores, pedir diálogo en el actual conflicto catalán (como reclaman muchos), o prudencia (en la que insisten otros) se antoja una utopía.

#94

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

Tanto rollo para una palabra que tú utilizas con frecuencia y yo no utilizo jamás.

Sigues poniéndote en evidencia. Mejor dedica tu tiempo a estudiar la verdadera y única lección ... sólo tiempo es lo que vas a tener:

https://www.youtube.com/watch?v=PnDNR_75upE

 

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#95

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

 

 

Físicamente, podemos atenernos a la descripción que de él hace Benito Pérez Galdós en la novela homónima que le dedica y que abre la tercera parte de sus «Episodios Nacionales»: «Apareció Zumalacárregui, andando con viveza, la boina azul de las comunes muy calada sobre el entrecejo, ceñidos los cordones de la zamarra, botas altas, en la mano un látigo [...] Era el general de aventajada estatura y regulares carnes, con un hombro más alto que otro. Por eso y por su ligera inclinación hacia delante, efecto sin duda de un padecimiento renal, no era su cuerpo tan garboso como debiera [...] Era un tipo melancólico, adusto, cara de sufrimiento y meditación. La firmeza de su voluntad se revelaba más en el trato que a la simple contemplación del rostro, y había que oírle expresar sus deseos, siempre en el tono de mandatos indiscutibles, para comprender su temple extraordinario de gobernador de hombres, de amasador de voluntades dentro del férreo puño de la suya». Doble descripción pues, física y psicológica, que nos va poniendo en situación y nos permite profundizar.

Si su físico ya es algo fuera de lo común, veamos su extraordinario carácter. Sin duda fue un hombre recto, lo podemos comprobar cuando nada más recibir el mando del ejército carlista del Norte, gracias a un «golpe de estado» contra el coronel Iturralde, lo elige como segundo y deja en tercer puesto del escalafón al comandante Sarasa, el hombre que lo había aupado hasta su posición; o también cuando ordena rebajar la paga de sus soldados, voluntarios, a la mitad, porque la causa necesita dinero y no lo tiene. Sin duda fue también un hombre leal, a sus jefes ante todo, nos lo cuenta su experiencia vital previa a la guerra, el orgullo que siente cuando hace bien las cosas y la decepción y el sentimiento de injusticia que lo embargan cuando es separado del mando por no ser liberal; es muy probable que de no haber sido así, Zumalacárregui, como Quesada, que antaño había luchado por el absolutismo, habría sido un general del Gobierno y quién sabe si el carlismo habría llegado siquiera a desarrollarse, pero entre tanto había ofrecido su fidelidad a don Carlos, y no lo abandonará.

Para terminar, es importante recalcar cierta dualidad en el carácter de Zumalacárregui, entre la crueldad y el cariño. Un hombre que no puede dejar de decir a sus soldados: «Yo llevaría con resignación el profundo dolor que afecta a mi alma en este momento, confundiéndolo con el que vuestro semblante me anuncia, si el rigor de la disciplina no exigiese un castigo ejemplar [...] No, no es posible que yo continúe dirigiendo una guerra como la actual, sin vindicar antes la disciplina [...] Mis promesas deben ser cumplidas, porque de otro modo ni los malos temerían el castigo, ni los buenos confiarían en el premio». Terminado el discurso, dos de sus soldados fueron fusilados por un ataque frustrado, mientras, según Zaratiegui, el general se sentaba sobre un tocón cubriéndose la cara con las manos. Finalmente, Zumalacárregui fue un hombre de familia, como atestiguan las cartas a su hermano, liberal compro- metido, en las que no se aprecia inquina alguna, o sus contactos con su enemigo Espoz y Mina, al que requiere para que deje marchar de Pamplona a su mujer y

a sus hijas.

Este fue, en parte, Zumalacárregui, pero, por supuesto, hay mucho más.

#96

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

¿Benito Pérez Galdós escribió también sobre el Dictador?

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#97

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

ya que quieres un poco de historia te informare que don benitoy doña emilia tuvieron un romance de ahi su relacion con franco y mas concretamente con un inmueble que fue donado por el pueblo gallego a su caudillo....jjj

#98

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

Crearemos una España fraternal, una España laboriosa y trabajadora donde los parásitos no encuetren acomodo; una España sin cadenas ni tiranías judaicas, una nación sin marxismo ni comunismo destructores, un Estado para el pueblo, no un pueblo para el Estado.

 

#99

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

La izmierda roja de estos cenutrios como son unos chorizos a lo más que llegan es a desenterrar al Generalísmo 45 años después (con un par).

Y ya veremos si lo consiguen y al final no acaban en chirona todos ellos.

#100

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

He sido previsor.... Acabo de comprar una botella de cava para festejar cuando saquen al "faraón de su piramide"....jejeje

#101

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

Ahora se habla de democracia. Nosotros, los españoles, ya la hemos conocido. Y no nos dio resultado. Cuando otros van hacia la democracia, nosotros ya estamos de vuelta. Estamos dispuestos a sentarnos en la meta y esperar a que los otros regresen también 

#102

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

Esta tarde a comprar otra botella en Eroski...... Joder, ...la he fulminado con un amigo,....

#103

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

Pues bien hecho!! Con los amigos hay que fulminar todo!!!

#104

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

¿Donado por el pueblo? Eso es como decir que al Dioni le donaron el furgón. jajaja

P.D. Que me perdone el Dioni, no pretendo compararlo con el Dictador, todavía hay niveles.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#105

Re: Desenterrar a Franco - PSOE

Parece que es necesario dotar de equipación NBQ a los encargados de la exhumación.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

Te puede interesar...
  1. El informe de empleo USA advierte. ¿Por qué Buffett prefiere efectivo?
  2. Deuda, inflación y tipos marcarán la pauta de los mercados
  1. El informe de empleo USA advierte. ¿Por qué Buffett prefiere efectivo?
  2. Deuda, inflación y tipos marcarán la pauta de los mercados