La crisis del 2008 fue mortal para el pequeño inversor español. Las caídas fueron brutales y en valores que, en ese momento, estaban considerados como más o menos seguros, los llamados "blue chips".
Por ejemplo, yo empecé a invertir en el banco Santander (Entonces BSCH) en el 2006, comprando a 14,00 € la acción. Recuerdo añadir unas pocas más a mediados de 2008 a 12,XX €, parecía una buena oportunidad, el banco generaba beneficios y repartía un dividendo considerable. A finales de año, ya muy nervioso, promedié de nuevo a la baja comprando a mitad de precio (6,XX€), ¡menuda ganga parecía!. Pero la cosa no quedó ahí, mi última compra fue en 2016 a 3,XX €. Finalmente, mi relación con SAN terminó en 2018 vendiendo a, aproximadamente, 6,00 €.
En resumen, 12 años invertido para salir con pérdidas y el tremendo coste de oportunidad. Por lo menos me pilló joven y con muchos años por delante para recuperarme. Fue una lección de vida. Desde entonces, descarté invertir en valores individuales y sólo invierto en fondos.