Buenas tardes.
Rentabilidad de mi cartera en enero: +1,2%. Acumulada 2022-2024: -0,2%.
Bien todas las secciones de la cartera y muy en línea unas con otras. Renta variable estable: +1,2% (incluyendo los monetarios, que representan un tercio de la misma). Oro: +1,1%. Cartera móvil: +1,2% (impulsada por el S&P 500 y lastrada levemente, -0,4%, por la inversión en inmobiliarias).
Mi posición de extrema cautela y desconfianza me ha impedido aprovecharme plenamente de las subidas bursátiles de estos últimos meses. Y el caso es que, para bien o para mal, seguiré así de momento. No reduzco exposición a renta variable (49% actualmente), pero tampoco la aumento. La situación me resulta complicada. Observo mucha disparidad en el comportamiento de los índices y de sus componentes, lo que constituye para mí, como ya he comentado otras veces, una señal de alerta. No un motivo por sí mismo para cerrar posiciones, pero sí para ser cauteloso. El EuroStoxx 50, por ejemplo, ha subido un +2,8% en enero, pero las compañías de menor capitalización de la Eurozona han bajado un -2,4%. El S&P 500 ha subido un +1,6%, pero el Value Line Geometric ha bajado un -2,9% y el Russell 2000 un -3.9%. A nivel global (MSCI World NR $), sube Large Cap Growth (+2,6%), un poco también Large Cap Value (+0,6%) y bajan Small Cap Growth (-2,9%) y Small Cap Value (-2,7%). Es decir, que todo parece colgar de un solo clavo.
Seguiré atento a ver si se presenta un entorno más favorable para reponer la exposición a renta variable a niveles más normales para mi cartera. Entre tanto, toca ejercitar la paciencia. En las actuales circunstancias, prefiero equivocarme por el lado de la cautela.
Saludos