La biografía sé cual es pero no la he leído. ¿Qué cuenta?
Estoy por la mitad, más o menos.
Es maravilloso, por ejemplo, cómo Warren conoce GEICO -de la que Ben Graham era presidente- y se planta allí un sábado por la mañana, con la inocencia y el descaro de sus veintipocos, para que alguien le explique cómo funcionaba la compañía porque simplemente quería entenderla.
En el edificio casi desierto, el guardia de seguridad encuentra a Lorimer Davidson, vicepresidente financiero, que estaba trabajando y atiende, por cierta piedad, a Warren. Lo que iban a ser cinco minutos de indulgencia con aquel desastrado chico que estaba empezando sus estudios de posgrado se convierten en varias horas en las que Davidson se da cuenta de estar hablando con un experto financiero como pocos había conocido en su vida profesional, no precisamente modesta.
Aquel siguiente lunes, Warren vendió tres cuartas partes de su cartera y compró todas las acciones de GEICO que pudo. Hasta hoy.
Por cierto y como curiosidad, el libro preferido de Ben Graham, mentor de Warren y quizá la más importante figura financiera del siglo XX, era La Eneida, de la que sabía varios cantos de memoria y recitaba en latín.