Te salva que dices que eres novato, porque por la ortografía te pillarían.
¿Qué le pasa a la "y" de tu teclado? ¿Se queda sin tinta?, y más cositas, que dan mala imagen. Sin acritud ninguna. Un saludo
copyright © CARMEN PEREZ
El portero saludó con una leve inclinación de cabeza mientras él,
casi levitando, cruzaba el impecable vestíbulo de mármol con paso
apurado hasta situarse frente a las puertas de acero del ascensor .
Sin devolver el saludo, pisó con sus caros y brillantes zapatos
hechos a medida, la reducida caja de nogal mientras al ascender
observaba el parpadeo de las luces que señalaban las plantas.
Su arrogancia era conocida y a menudo la expresión distante y
huraña, que trasmitía a través de sus ojos enmarcados en unas
gafas de diseño, impedía cualquier cruce de miradas.
Abstraído en sus pensamientos, daba vueltas a la última
inversión que esa mañana plantearía a su equipo con el fin de que
la ejecutasen sin dilación. Un orden de venta procedente de su
agencia y la bolsa comenzaba a temblar.
Al cruzar por la antesala del despacho dirigió una mirada a su
secretaria, que de inmediato se levantó situándose frente a la
mesa mientras él se quitaba el abrigo de Cashemere que dejaba a la
vista un sobrio traje gris de alpaca.
Bien.- dijo señalando la silla-. Hoy empezamos con el listado de
llamadas antes de la reunión convocada con los brokers de la
agencia.
Ella escuchó hasta el final la voz monocorde de su jefe sin
interrumpir. A pesar de que evitaba mirarlo, al entregar la lista
de personas que deseaban una entrevista con él sus ojos se
cruzaron. Sintió como la arrogante expresión no disimulaba el hastío
cuando recogió el papel.
Él parecía concentrado en los nombres que destacaban señalados
con un rotulador fluorescente.
Buen trabajo –pensó-. Así evito perder el tiempo hablando con
gente que para mi no tiene interés.
-Perfecto las diez llamadas señaladas. El resto lo dejamos para otro
día.
Ella asintió con la cabeza. Se levantó caminando de prisa hacia la
puerta mientras calculaba mentalmente los segundos que tenía para
empezar a organizar la agenda del día.
Se sentó y descolgó el teléfono. Con voz impersonal trasmitía las
órdenes que el gurú le había dado. Unos reaccionaban encajando la
negativa y otros más afables, los agraciados, anotaban con dedos
nerviosos su próxima cita. Sabían que desde el punto de vista
profesional, eran indiscutibles los beneficios. No sólo económicos,
importantes en el mundo de las finanzas, sino sociales. Conseguir
que “la agencia” gestionase sus valores, suponía ascender al mundo
de los intocables. Todos conocían que sus tarifas eran prohibitivas
para cualquiera que no tuviese una cantidad de ceros anotada en su
cuenta por tanto, la vanidad, hacía a sus clientes vulnerables y eso
el gurú lo sabía.
Cinco minutos antes del mediodía con paso tranquilo se dirigió
a la sala de juntas donde los brokers lo esperaban para recibir las
órdenes personales que cada día emitía.
Tras la puerta se escuchaba una acalorada discusión,
interrumpida bruscamente cuando los fríos ojos grises recorrieron la
estancia. Rodeó la mesa de diseño y sin tan siquiera dirigirles una
mirada se colocó en su silla, mientras ordenaba con una mano, el
reparto de los datos que tenía previsto analizar.
Señalando el portátil, su exposición comenzó
-Cómo sabéis esta agencia se caracteriza por seleccionar a
gente de mente abierta. En el mundo financiero no se puede ir a
remolque de los demás. El que antes abre los ojos, encuentra las
posibilidades que el mercado oferta, superando a sus competidores
y de eso se trata. Esta mañana diez nuevos clientes han solicitado
nuestros servicios. Os asignaré a cada uno el vuestro y a partir de
ahí ya sabéis lo que hay que hacer. Ganar y ganar dinero para
que se sientan satisfechos y paguen golosas comisiones que os
permitan no sólo trabajar aquí, sino tener elevados bonus.
En media hora hay que deshacerse de los paquetes de acciones
de las tecnológicas. El Nasdaq tiene que bajar.
Caras de sorpresa y gestos de asombro se reflejaron en los
rostros hasta ese momento impávidos de los diez brokers que
escuchaban el discurso, pero como era habitual nadie intentó
pronunciar palabra.
Tras la pausa calibrando el impacto causado continuó con voz
monótona
-Mientras los políticos, hablan de burbuja inmobiliaria y sus
escribas repiten como papagayos, las consignas de un poder
endeble, lo que hay detrás de esta situación, es una burbuja
económica que va a salpicar al mercado bancario como nunca antes
ha ocurrido.
Sus ojos vagaron por la sala antes de continuar
-Como en el mercado global, sería mal entendido una
depreciación de la moneda y con las paridades establecidas es casi
imposible una devaluación, nosotros marcaremos las reglas del
mercado.
Hizo una estudiada pausa mientras se llevaba un vaso de agua a
la boca.
-Ya conocéis la máxima de la agencia: cuanto menos intervengan
los gobiernos mejor.
Una vez creado el caos, el pánico se apoderará de inversores poco
previsores y políticos inexpertos entre los que va a cundir una
sensación de desasosiego que les estallará en las manos.
Cuando lleguen las órdenes de retirada se les pondrá cara de
estúpidos, no sabrán como actuar, querrán darle a la máquina de
hacer dinero pero eso sólo servirá para acentuar la depresión. En
definitiva se plegaran ante las demandas de las entidades
financieras y empezará el juego entre el dinero y el poder.
El colapso del sector financiero los asustará. Pensaran que su
principal fuente crediticia no puede quebrar, trasladando a los
ciudadanos, que el endeudamiento creado por los impagos de sus
deudas es insostenible y los estados deben acudir al rescate del
agujero que ellos mismos propiciaron, pero vanidosos y sin
capacidad para asimilar las criticas o escuchar consejos, se
mostraran inquietos, proponiendo recetas simples como contener
los regulados salarios de los que cobran por nómina, lo que
originará a corto plazo, que el capital crezca de forma especulativa,
olvidándose que el depredador consumo que sustenta las empresas
depende del poder de compra de los salarios.
Hizo una pausa
-Por hoy hemos concluido.
Abandonó la sala, tal y como había entrado sin mirar a nadie.
Recordó la conversación que durante el fin de semana había
tenido cuando jugaba al golf con una persona bien situada. “No
podemos permitirnos que ninguna entidad crediticia quiebre.
Por tanto nuestro objetivo no es salvar a una en concreto sino a
todas. Eso nos permite dar una sensación de estabilidad que
lógicamente no existe”
Al entrar de nuevo en su despacho, observó a su secretaria. Le
parecía que tenía la cara demasiado sonrosada, como si estuviese
acalorada.
-Perdón señor. Una persona ha venido a visitarlo. No le he avisado.
Sé que no le gusta que interrumpamos las reuniones y además lo
envíe a la planta de auditoría. Buscaba contrastar unos datos.
Sus ojos fríos y distantes se fijaron en el rostro anguloso de la mujer
-Esta mañana no me comunicó ninguna cita ¿No es así?
Ella asintió, moviendo nerviosa las manos.
-Se presentó acompañado por el Jefe de seguridad y bueno, en su
identificación se podía ver que era un Inspector del órgano
regulador. Este es su nombre- argumentó mientras le pasaba un
pos-it amarillo.
-Está bien. No hay problema
Cerró la puerta de su despacho y descolgó el teléfono. Tecleó con
dedos firmes el número privado que conocía de memoria. Reconoció
la voz. De forma autoritaria y sin contemplaciones espetó
-¡Que coño hace la inspección en mi agencia!
Escuchó un carraspeo.
-Verás, parece que no habéis escuchado la orden de retirada de una
corporación. Es sólo puro formulismo. No te preocupes es…
De forma seca cortó
-La confianza de nuestros clientes es esencial. ¿Qué crees que
puede pasar si alguien se entera de que la inspección ha estado
haciendo estúpidas preguntas sobre no sé que orden de retirada?
Pediré información sobre este asunto y no habrá problema, pero
llévate de inmediato, al mentecato este que habéis enviado, antes
de que los rumores se extiendan como una mancha de aceite y en
vez de un cliente tengamos cien pidiendo reembolsos anticipados
Los certificados de mi agencia se caracterizan por la solidez y los
ratings son positivos, así que lle-va-te-lo.
Sin esperar respuesta colgó.
En un gesto poco habitual en él sus dedos empezaron a tamborilear
sobre la mesa. Estaba lejos de sentirse tranquilo. Echo una mirada
distraída al papel en el que estaban anotados los nuevos clientes y
las cantidades que iban a invertir. Aunque China había funcionado
bien, las nuevas aportaciones ya no cubrían las rentabilidades
pactadas y cualquier reembolso anticipado constituía un problema.
Su mano nerviosa revolvió el cajón de la mesa buscando el
pasaporte y un billete combinado de avión. La última transferencia
se había realizado esa mañana. Miró a su alrededor despidiéndose
del famoso despacho donde tantos contactos se fraguaron. Había
recibido premios, alabanzas…Durante años fue considerado el gran
gurú de las finanzas, pero la realidad era diferente
Se había reído de banqueros, políticos y oligarcas que pagaban por
fotografiarse con él.
Le había tomado el pelo a los grandes brokers de la bolsa, a los
analistas que bailaban al son del dinero, a los directores de medios
que no se atrevían a publicar, pero era hora de plegar velas y como
los protagonistas de una mala película de serie “B” desaparecer
antes de que la gran estafa conmocionase a todos a los que
durante años había esquilmado.
