La degradación institucional y el arrasamiento que se ha llevado a cabo en sectores fundamentales de la Administración norteamericana inducen a pensar que ahora mismo EEUU es, en muchos aspectos, una nación fallida y poco fiable. Una bomba de relojería retardada para un eficiente despliegue de inversiones.
Sólo hay que pensar en la particular cruzada que está desplegando el empresario mafioso disfrazado de presidente, que se atrinchera en el despacho oval, contra el sacrosanto templo del saber, las universidades de dicha nación. Algunas de las cuales se encuentran, por ahora..., en los primeros puestos de prestigio, no sólo histórico sino en producción de conocimiento. O qué comentar de la troglodítica involución en el despliegue de las energías renovables o el cerril negacionismo del cambio climático.
La caída en picado de la credibilidad de las estadísticas de inflación, por ejemplo, es la consecuencia de haber desplegado a un auténtico bestiario de arribistas, trepas, mangarrianes, negacionistas, pelotas, ignorantes, mediocres e incompetentes que han copado puestos, de una relevancia decisiva, para el nivel de competencia real de los candidatos, en la gestión de una nación que, ni en el mejor de los sueños húmedos de estas monstruosidades, hubieran imaginado. Esta claro que lo anterior es consecuencia exclusivamente de tener al mayor narcisista, además de un auténtico delincuente sin escrúpulos, en toda la historia de esa nación. Un elemento que fantasea peligrosamente con ideas que fueron la génesis del fascismo.
Semejante delincuente sigue ejerciendo de tal. ¿Qué se puede decir de sus declaraciones a mercado cerrado de sus aparentemente caprichosos cambios de opinión en los aranceles aplicados? ¿Es que acaso no está alterando claramente el valor de las cotizaciones para beneficio y lucro personal y el de sus compinches? Lo preocupante es, ¿qué hace mientras tanto la SEC? Contemplar plácidamente durante el plenilunio los cuernos de la Luna.
El problema es que este botarate está pateando y pisoteando un complejo imbricado de relaciones internacionales que vivían, ya antes de la llegada de este facineroso, en un estadio de inestabilidad sistémica.
Su política de chulo-playa o de abusón de patio de colegio en la política arancelaria es tan abrumadoramente primitiva como burdamente absurda.
Va a conseguir, por la vía rápida, la pérdida de credibilidad de sus declaraciones institucionales y financieras. Con lo cual el mercado se va a ver cada vez menos perturbado por las declaraciones de un mentiroso compulsivo y, por vía la lenta, la muerte del dólar como única moneda hegemónica. Los bonos empiezan a dar una buena pista de lo que puede llegar a ocurrir. No me extrañaría, por tanto, que si este gañán sigue en su mandato al final de legislatura los bonos a 30 años se aproximen a la calificación de bono basura.