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Gestión financiera

La gestión financiera es el proceso de administrar y tomar decisiones relacionadas con los recursos financieros de una organización o individuo con el objetivo de alcanzar sus metas financieras y maximizar el valor de esos recursos.

La gestión financiera, como vamos a ver a continuación, es un área vital en el mundo de los negocios y las finanzas personales. Se trata del proceso de planificar, organizar, dirigir y controlar las actividades financieras de una entidad, como una empresa, una organización o incluso una familia. El objetivo principal es maximizar el valor para los accionistas en el caso de las empresas, o garantizar la salud financiera y alcanzar los objetivos personales en el caso de las finanzas individuales o familiares.

En el núcleo de la gestión financiera está la decisión sobre cómo y dónde obtener fondos. Esto puede incluir la búsqueda de inversiones externas, la toma de préstamos, la emisión de acciones o, en un ámbito más personal, decidir qué porcentaje del ingreso vamos a ahorrar. Una vez que se obtienen los fondos, el siguiente paso es decidir cómo se van a utilizar. Esto implica asignar recursos a diferentes proyectos o inversiones, siempre, eso sí, con el objetivo de obtener el máximo retorno posible.

La gestión del riesgo es otro componente esencial. Esto implica identificar, analizar y tomar medidas para minimizar los riesgos financieros, como la fluctuación de los mercados, los cambios en las tasas de interés o el riesgo de crédito, que es el riesgo de no cumplir con las obligaciones de deuda. Esto es crucial tanto para las empresas, que necesitan salvaguardar sus activos e inversiones, como para los individuos, que deben proteger su patrimonio y su capacidad para hacer frente a futuras necesidades financieras.

Otro aspecto importante es la planificación financiera y la elaboración de presupuestos. En el caso de una empresa, esto implica establecer objetivos o metas a corto y largo plazo, y elaborar planes detallados para alcanzarlas. En las finanzas personales, esto puede significar establecer un presupuesto familiar, planificar para la jubilación o para la educación de los hijos.

La gestión financiera también incluye el monitoreo y la evaluación constante del rendimiento financiero. Esto significa analizar cómo están funcionando las inversiones, o cómo una empresa está utilizando sus recursos financieros, y hacer ajustes según sea necesario hacerlos. Esto puede implicar cambiar la estrategia de inversión, reestructurar deudas o ajustar presupuestos.

Curiosamente, la gestión financiera no solo se limita al mundo de las grandes corporaciones o a las personas con grandes patrimonios. Incluso las pequeñas empresas y las personas con ingresos moderados necesitan aplicar principios de gestión financiera para asegurar su estabilidad y el crecimiento de su patrimonio y de su economía. De hecho, una gestión financiera efectiva puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso de un negocio, o entre alcanzar o no nuestras metas financieras.

Objetivos de la gestión financiera


La gestión financiera, ya sea en empresas o en las finanzas personales, tiene varios objetivos clave que son fundamentales para asegurar una buena salud financiera y el éxito económico. 

Estos objetivos son los siguientes:

  • Maximizar el valor: En el caso de las empresas, uno de los principales objetivos es maximizar el valor para los accionistas. Esto significa que la gestión financiera debe enfocarse en aumentar la rentabilidad y el valor de la empresa en el mercado.
  • Garantizar la liquidez: Mantener la liquidez suficiente es crucial. Esto implica tener suficiente efectivo y activos líquidos para cubrir las obligaciones a corto plazo, como pagar a proveedores, salarios o deudas.
  • Gestión del riesgo: Identificar y gestionar los riesgos financieros es esencial. Esto incluye riesgos como la fluctuación de los mercados, los cambios en las tasas de interés o el riesgo de impago por parte de los clientes.
  • Asignación eficiente de recursos: Esto se refiere a utilizar los recursos financieros de la manera más efectiva posible. En una empresa, esto significa asignar capital a proyectos o inversiones que generen los mayores retornos.
  • Planificación y presupuestos: Establecer planes financieros y presupuestos ayuda a las empresas y a las personas a fijar y alcanzar sus objetivos económicos. Esto incluye planificar gastos, inversiones y ahorros.
  • Cumplimiento y regulación: Asegurar el cumplimiento de las normativas y leyes financieras es también un objetivo clave. Esto es vital para evitar sanciones y mantener la reputación y la integridad financiera.
  • Sostenibilidad a largo plazo: En las finanzas personales, esto puede significar planificar la jubilación o la educación de los hijos. En una empresa, se trata de garantizar la viabilidad y el crecimiento continuo a largo plazo.

Estos objetivos, en conjunto, forman la base de una gestión financiera sólida y efectiva.

La gestión financiera en bolsa


En bolsa, la gestión financiera juega un papel determinante. En este sentido, la bolsa de valores es un mercado en el que se adquieren y se negocian activos, y la gestión financiera es la manera en la que vamos a gestionar todos esos activos que adquirimos en el mercado. Como ves, no podemos hablar del mercado de valores si no hablamos de gestión financiera, pues esta es la clave que va a marcar la diferencia entre el fracaso y el éxito.

Ahora bien, ¿a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de la gestión financiera en bolsa? ¡Veamos!

  • Comprender el mercado: Lo primero en la gestión financiera en bolsa es entender cómo funciona el mercado de valores. Esto incluye conocer diferentes tipos de acciones, índices, mercados y cómo los eventos económicos y noticias afectan los precios de las acciones.
  • Definir objetivos de inversión: Cada inversor tiene objetivos distintos. Algunos buscan crecimiento a largo plazo, mientras que otros pueden buscar ingresos regulares a través de dividendos. Definir tus objetivos te ayudará a decidir en qué y cómo invertir.
  • Elaborar una estrategia de inversión: Basándose en los objetivos, se desarrolla una estrategia de inversión. Esto puede incluir la selección de acciones individuales, fondos de inversión, ETFs, etc. La diversificación es clave para reducir el riesgo.
  • Análisis de inversiones: Antes de invertir, se realiza un análisis de las posibles inversiones. Esto puede ser un análisis fundamental, que mira los aspectos financieros y económicos de una empresa, o un análisis técnico, que se enfoca en patrones de precios y volumen de mercado.
  • Gestión del riesgo: Una parte crucial es gestionar el riesgo asociado con la inversión en bolsa. Esto incluye entender la volatilidad del mercado y saber cuánto riesgo estás dispuesto a asumir. Se utilizan diversas técnicas como stop-loss para limitar las pérdidas.
  • Monitoreo y revisión de la cartera: Una vez invertido, es importante monitorear cómo lo están haciendo tus inversiones. Esto incluye seguir el rendimiento de las acciones y estar atento a cambios en el mercado o en las empresas en las que has invertido. Rebalancear la cartera periódicamente es importante para mantenerla alineada con tus objetivos.
  • Hacer uso de herramientas y recursos: Existen muchas herramientas y recursos disponibles para ayudar en la gestión financiera en bolsa, como plataformas de trading, aplicaciones móviles, noticias financieras y análisis de mercado.

A modo de conclusión, podemos decir que la gestión financiera, en el ámbito del mercado de valores, puede ser, como hemos señalado, lo que marque la diferencia entre tener éxito o morir en el intento. Tenlo muy en cuenta.

La gestión financiera en una empresa


La gestión financiera en una empresa es un aspecto crucial, pues es la gestión financiera la que se encarga de planificar, organizar, dirigir y controlar los recursos económicos de la compañía. La gestión financiera, como vamos a ver a continuación, engloba una serie de tareas que son esenciales para el funcionamiento y el éxito de cualquier negocio. 

Entre estas tareas, las más relevantes son:

  • Planificación financiera: Se trata de establecer metas financieras a corto y largo plazo y elaborar planes para alcanzarlas. Esto implica prever futuras necesidades de financiación, inversiones y gastos.
  • Elaboración y gestión de presupuestos: Esto implica asignar recursos a diferentes departamentos o proyectos y controlar que los gastos no superen los ingresos previstos. La idea es maximizar la eficiencia en el uso de los recursos.
  • Análisis de inversiones: Evaluar diferentes oportunidades de inversión para determinar cuáles ofrecen el mejor retorno ajustado por riesgo. Esto puede incluir la compra de nueva maquinaria, inversiones en investigación y desarrollo o la expansión a nuevos mercados.
  • Gestión del capital de trabajo: Se refiere a la administración de activos y pasivos corrientes de la empresa. Esto incluye la gestión del inventario, las cuentas por cobrar y las cuentas por pagar.
  • Análisis y gestión de riesgos: Identificar los riesgos financieros a los que se enfrenta la empresa y desarrollar estrategias para mitigarlos. Esto puede incluir riesgos relacionados con el mercado, el crédito, la liquidez y las operaciones.
  • Toma de decisiones de financiación: Decidir cómo se financiará la empresa, ya sea a través de deuda (préstamos) o capital (acciones). Cada opción tiene sus ventajas y desventajas, y la elección dependerá de la situación específica de la empresa y las condiciones del mercado.
  • Cumplimiento normativo y reporte financiero: Asegurar que la empresa cumpla con todas las regulaciones financieras y fiscales. Esto incluye la preparación de informes financieros precisos y oportunos para los accionistas, los reguladores y otros stakeholders.

Como se puede apreciar, hablamos de tareas que son fundamentales en cualquier compañía.

Modelos y técnicas de gestión financiera


En el campo de la gestión financiera, existen varios modelos y técnicas que ayudan a las empresas y a los gestores financieros a tomar decisiones. Estos modelos facilitan las tareas anteriormente citadas, en tanto en cuanto nos permiten hallar los indicadores de gestión financiera que veremos más tarde.

Algunos de los métodos más conocidos son:

  • Análisis de coste-beneficio: Esta técnica implica comparar los costes de una decisión o proyecto con los beneficios esperados. Ayuda a determinar si una inversión es viable y rentable a largo plazo.
  • Presupuestación capital: Esta técnica se utiliza para evaluar la rentabilidad de las inversiones a largo plazo. Incluye métodos como el Valor Presente Neto (VPN), la Tasa Interna de Retorno (TIR) y el Periodo de Recuperación de la Inversión. Estas herramientas ayudan a predecir el retorno financiero de proyectos y a comparar diferentes opciones de inversión.
  • Análisis de ratios financieros: Utiliza datos de los estados financieros de la empresa para evaluar su rendimiento y salud financiera. Ratios como el de liquidez, solvencia, rentabilidad y eficiencia ofrecen una visión clara de la situación económica de la empresa.
  • Gestión del flujo de caja: Implica el seguimiento y la gestión del flujo de efectivo entrante y saliente. Es esencial para mantener la liquidez de la empresa y para garantizar que haya suficientes fondos disponibles para las operaciones diarias y las obligaciones financieras.
  • Presupuestación flexible: A diferencia de un presupuesto estático, un presupuesto flexible se ajusta a los cambios en los niveles de actividad o en las circunstancias de negocio. Permite una planificación más realista y adaptable.
  • Gestión de riesgos financieros: Se centra en identificar, evaluar y mitigar los riesgos financieros, como el riesgo de mercado, de crédito y de liquidez. Esto puede implicar el uso de derivados financieros como opciones y futuros para cubrir posiciones o diversificar las inversiones.
  • Modelo Dupont: Es un método de análisis que descompone el Retorno sobre el Patrimonio (ROE) en tres componentes: margen de beneficio, rotación de activos y apalancamiento financiero. Este modelo ayuda a entender cómo diferentes aspectos del negocio contribuyen a la rentabilidad general.

Gracias a estas técnicas, los gestores financieros logran orientarse a la hora de tomar decisiones dentro de una compañía.

Indicadores de gestión financiera


Como decíamos anteriormente, existen modelos que nos permiten encontrar indicadores para evaluar la situación financiera de una compañía. Gracias a estos indicadores, los gestores financieros pueden orientarse a la hora de tomar decisiones, al poder ver en ellos el estado en el que se encuentra la compañía en cada momento.

A continuación, vamos a ver algunos de los indicadores más relevantes en la gestión financiera:

  • Liquidez: Mide la capacidad de una empresa para pagar sus deudas a corto plazo. Los indicadores de liquidez más comunes son el ratio de liquidez corriente y el ratio de liquidez rápida o ácida. El primero compara los activos corrientes con los pasivos corrientes, mientras que el segundo excluye el inventario del cálculo.
  • Solvencia: Evalúa la capacidad de la empresa para cumplir con sus obligaciones financieras a largo plazo. El ratio de solvencia y el ratio de endeudamiento son ejemplos comunes. Estos ratios comparan el total de pasivos con el total de activos o el patrimonio, respectivamente, para evaluar la estabilidad financiera a largo plazo.
  • Rentabilidad: Indicadores como el Retorno sobre el Patrimonio (ROE) y el Retorno sobre los Activos (ROA) son fundamentales para evaluar la eficiencia con la que una empresa utiliza sus recursos para generar beneficios. El ROE mide el rendimiento del dinero invertido por los accionistas, mientras que el ROA muestra la eficacia de la empresa en el uso de sus activos para obtener ganancias.
  • Eficiencia operativa: Incluye indicadores como la rotación de inventario, la rotación de cuentas por cobrar y la rotación de cuentas por pagar. Estos ratios ayudan a evaluar qué tan eficientemente se gestionan los inventarios, se cobran las cuentas por cobrar y se pagan las deudas a proveedores.
  • Apalancamiento financiero: Este indicador mide el grado en que una empresa utiliza deuda para financiar sus operaciones. Un alto grado de apalancamiento puede aumentar la rentabilidad, pero también eleva el riesgo financiero.
  • Margen de beneficio: Indica qué porcentaje de las ventas se convierte en beneficio. Los márgenes de beneficio bruto, operativo y neto son indicadores comunes que muestran la rentabilidad en diferentes niveles de la operación empresarial.

Estos indicadores son esenciales para los gestores financieros y los empresarios, ya que proporcionan información valiosa para la toma de decisiones, la planificación estratégica y la evaluación del rendimiento empresarial.

Importancia de la gestión financiera


La gestión financiera es, como has podido leer en este artículo, crucial en cualquier empresa o negocio, ya que determina en gran medida su éxito y sostenibilidad a largo plazo. En este apartado, teniendo en cuenta la importancia que tiene la gestión financiera para las empresas, vamos a ver las razones que justifican la importancia de la gestión financiera.

Entre estas razones, podemos subrayar las siguientes:

  • Toma de decisiones informadas: La gestión financiera proporciona a los responsables de una empresa la información necesaria para tomar decisiones clave. Por ejemplo, ayuda a determinar si es el momento adecuado para invertir en nuevo equipamiento, contratar más personal o expandirse a nuevos mercados.
  • Uso efectivo de recursos: Asegura que los recursos financieros se utilicen de la manera más eficaz. Esto incluye evitar gastos innecesarios, invertir de forma inteligente y asegurarse de que se está sacando el máximo provecho de cada euro.
  • Planificación para el futuro: Parte de la gestión financiera implica prever los futuros requerimientos financieros y planificar cómo satisfacerlos. Esto podría incluir cosas como la creación de un fondo de emergencia o la planificación de inversiones a largo plazo.
  • Control de costes y presupuestos: Ayuda a las empresas a mantener sus gastos bajo control. Esto es vital para la rentabilidad, ya que los costes excesivos pueden comerse rápidamente los ingresos.
  • Mitigación de riesgos: Una buena gestión financiera también implica la identificación y gestión de riesgos financieros, como fluctuaciones en el mercado, cambios en las tasas de interés o la posibilidad de impagos de clientes.
  • Mejora de la rentabilidad: Finalmente, todo esto conduce a una mejora de la rentabilidad. Al administrar eficientemente los recursos financieros, tomar decisiones informadas y controlar los gastos, las empresas pueden aumentar sus márgenes de beneficio.

Como puedes apreciar, son muchas las razones por las que hablamos de una ciencia esencial para cualquier empresa. Sin una buena gestión financiera, toda empresa de este planeta está condenada a desaparecer tarde o temprano.

¿Cómo aprender gestión financiera?


Si estás interesado en aprender gestión financiera, déjame decirte que tienes numerosas opciones. En primer lugar, tienes la opción de ir por tu cuenta y dejar que Google te ilustre con su sabiduría y todo el contenido del que dispones en la red. Por otro lado, tienes grados universitarios, carreras de toda la vida, centrados en esta disciplina, o en los que esta se imparte como una asignatura. Asimismo, también tienes cursos y otros formatos en los que podrás aprender educación financiera.

A continuación, vamos a ver algunas de las formas en las que podemos aprender sobre gestión financiera:

  • Cursos específicos de gestión financiera: Puedes encontrar cursos tanto en línea como presenciales que se centran específicamente en la gestión financiera. Estos cursos pueden variar en duración y profundidad, cubriendo desde los fundamentos de las finanzas hasta aspectos más avanzados como análisis financiero, presupuestación y planificación estratégica.
  • Grados universitarios en finanzas o administración de empresas: Estudiar un grado universitario en Finanzas, Administración de Empresas o Contabilidad es una excelente forma de obtener una base sólida en gestión financiera. Estos grados incluyen una variedad de asignaturas que cubren diferentes aspectos de las finanzas y te proporcionarán una comprensión integral del campo.
  • Asignaturas de gestión financiera en otros grados: Incluso si no te especializas en un grado de finanzas, es común encontrar asignaturas relacionadas con la gestión financiera en otros programas como Economía, Marketing o incluso algunos grados de ingeniería.
  • Másters y posgrados en finanzas: Para aquellos que buscan una especialización más profunda, existen másters y posgrados que ofrecen una formación avanzada en gestión financiera. Estos programas suelen enfocarse en aspectos más específicos como finanzas corporativas, gestión de riesgos, inversión y análisis de mercados financieros.
  • Recursos online y autodidactas: La web está llena de recursos para aprender gestión financiera. Puedes encontrar blogs, tutoriales, cursos online gratuitos y de pago, webinars y mucho más. Estos recursos son ideales para aprender a tu propio ritmo y según tus intereses específicos.
  • Seminarios y workshops: Muchas instituciones financieras y educativas ofrecen seminarios y talleres sobre temas específicos de gestión financiera. Estos eventos suelen ser más breves que un curso y son una buena manera de actualizar conocimientos o aprender sobre un tema específico.

Independientemente del método que elijas, la clave para aprender gestión financiera es la constancia y la aplicación práctica de los conocimientos. Implementar lo que aprendes en tu vida diaria o en tus proyectos personales te ayudará a comprender mejor y a retener la información.
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Gestión financiera, Francisco Coll, 01 de febrero del '24, Rankia.com

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