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Cartera de renta mixta

Una cartera de renta mixta es un tipo de cartera de valores. Se conoce como cartera de renta mixta por el hecho de que los activos que componen la cartera son activos o títulos de renta fija y de renta variable, combinando ambos tipos en una misma cartera. Una cartera de renta mixta busca un equilibrio concreto y preciso entre un nivel de riesgo y el retorno esperado.

La inversión en el mundo financiero es un mar de posibilidades y opciones. Entre ellas, una que atrae a muchos inversores por su equilibrio entre riesgo y rentabilidad es la cartera de renta mixta. Este concepto es esencial para entender una forma de inversión que busca lo mejor de dos mundos: la renta fija y la renta variable.

Una cartera de renta mixta es un tipo de cartera de valores, la cual se compone de un conjunto de inversiones que incluye tanto activos de renta fija como de renta variable. El objetivo de esta combinación es obtener un equilibrio entre seguridad y crecimiento, lo que podría ser una opción atractiva para los inversores con un perfil moderado.

La renta fija, como ya hemos comentado, se refiere a inversiones como bonos o letras del tesoro, que ofrecen un retorno predecible y estable, aunque con un potencial de crecimiento limitado. Por su parte, la renta variable se refiere a inversiones en acciones de empresas, que ofrecen un mayor potencial de crecimiento, pero también un mayor riesgo.

En una cartera de renta mixta, estos dos tipos de activos se combinan en proporciones que reflejan los objetivos y la tolerancia al riesgo del inversor. Por ejemplo, un inversor con perfil conservador podría optar por una cartera con una mayor proporción de renta fija, mientras que un inversor con perfil arriesgado podría tener una mayor proporción de renta variable.

Una de las curiosidades de las carteras de renta mixta es que su composición puede cambiar con el tiempo en respuesta a los cambios en las condiciones del mercado o en los objetivos del inversor. Esta flexibilidad es una de las ventajas de las carteras de renta mixta, ya que permite a los inversores adaptarse a las circunstancias cambiantes y aprovechar las oportunidades que surgen.

Además, las carteras de renta mixta permiten a los inversores beneficiarse de la diversificación. Al incluir una variedad de activos, los inversores pueden protegerse contra los movimientos adversos del mercado. Si una parte de la cartera sufre, otras partes pueden rendir bien, compensando la pérdida.

¿Cómo funciona una cartera de renta mixta?


Una cartera de renta mixta funciona a partir de una combinación estratégica de inversiones en activos de renta fija y renta variable. La idea principal es diversificar el riesgo y el potencial de rentabilidad, aprovechando los beneficios y atenuando los desafíos que cada tipo de activo presenta.

Para empezar, los activos de renta fija, como los bonos y las letras del tesoro, proporcionan un flujo constante de ingresos en forma de intereses a lo largo del tiempo. Esto da a la cartera un cierto grado de estabilidad y predictibilidad, que es atractivo para los inversores que buscan preservar su capital y tener un rendimiento constante.

Por otro lado, los activos de renta variable, principalmente acciones, ofrecen un mayor potencial de rendimiento en comparación con los activos de renta fija. Sin embargo, también vienen con un mayor nivel de riesgo, ya que su valor puede fluctuar considerablemente dependiendo de varios factores como el rendimiento de la empresa, las condiciones económicas generales y las expectativas de los inversores. Aun así, tener una porción de renta variable en la cartera permite a los inversores beneficiarse del crecimiento económico y de la expansión de las empresas.

El funcionamiento de una cartera de renta mixta depende en gran medida de cómo el inversor o el gestor de inversiones decida equilibrar estos dos tipos de activos. Este equilibrio se determina generalmente en base a los objetivos de inversión, la tolerancia al riesgo y el horizonte temporal del inversor. Por ejemplo, un inversor más joven con un horizonte de inversión a largo plazo y una mayor tolerancia al riesgo podría optar por una cartera con una mayor proporción de renta variable, mientras que un inversor más conservador o cercano a la jubilación podría preferir una cartera con una mayor proporción de renta fija.

Una vez configurada la cartera, la gestión continua implica el seguimiento regular de las inversiones y el reequilibrio ocasional para asegurarse de que la distribución de los activos sigue siendo coherente con los objetivos y el perfil de riesgo del inversor. Este reequilibrio puede implicar vender algunos activos y comprar otros para mantener la proporción deseada de renta fija y renta variable.

¿De qué activos se compone una cartera de renta mixta?


Una cartera de renta mixta, como su propio nombre indica, está compuesta por una combinación de activos de renta fija y renta variable. La selección exacta de estos activos puede variar dependiendo de las circunstancias individuales de cada inversor, pero a continuación explicaré de manera general qué tipos de activos suelen estar presentes.

Por un lado, tenemos los activos de renta fija. Estos son inversiones que proporcionan un retorno predecible durante un período de tiempo establecido. Los bonos son el ejemplo más común de activos de renta fija. Cuando compras un bono, estás prestando dinero a la entidad emisora (que puede ser un gobierno, un municipio o una empresa) a cambio de intereses regulares y la devolución del capital invertido en una fecha determinada, llamada fecha de vencimiento.

Otro ejemplo de activo de renta fija serían los depósitos a plazo, en los que se deposita una suma de dinero en una institución financiera durante un período de tiempo específico, a cambio de recibir un interés sobre ese capital al vencimiento del plazo.

En el otro extremo, tenemos los activos de renta variable, que son inversiones cuyo rendimiento no es fijo, sino que varía en función de diversos factores, como los resultados de la empresa, las condiciones del mercado, entre otros. El ejemplo más representativo son las acciones de empresas, que te dan la propiedad de una pequeña parte de una empresa. Al comprar acciones, te conviertes en accionista y tienes derecho a una parte de las ganancias de la empresa, que se pueden distribuir como dividendos, y a votar en las juntas generales.

Además, también puedes invertir en fondos de inversión o ETFs (Exchange-Traded Funds), que son productos financieros que agrupan una serie de activos, permitiendo al inversor acceder a una cartera diversificada sin tener que comprar cada activo individualmente. Estos pueden estar compuestos tanto por renta fija, como por renta variable, o una combinación de ambas.

¿Qué ganancias ofrece una cartera de renta mixta? ¿Cuál es su rentabilidad?


Una cartera de renta mixta busca un equilibrio entre las ganancias y la estabilidad, combinando la rentabilidad potencial de los activos de renta variable con la seguridad de los de renta fija. Es un enfoque de inversión más equilibrado, pensado para aquellos inversores que buscan una combinación de crecimiento y preservación del capital.

Las ganancias de una cartera de renta mixta provienen de dos fuentes principales. Por un lado, están los intereses generados por los activos de renta fija. Estos intereses, que se pagan de forma periódica, son conocidos como cupones y se calculan como un porcentaje del valor nominal del bono o depósito.

Por otro lado, están las ganancias procedentes de los activos de renta variable. Estas pueden tener dos formas: los dividendos, que son una distribución de una parte de los beneficios de la empresa a sus accionistas, y las ganancias de capital, que se producen cuando se vende una acción a un precio superior al que se compró.

La rentabilidad de una cartera de renta mixta dependerá de la distribución exacta entre renta fija y variable y de cómo se comporten los mercados financieros. En términos generales, se espera que proporcione una rentabilidad moderada, superior a la de una cartera de renta fija pero inferior a la de una de renta variable, dada su menor exposición al riesgo.

Algo interesante de las carteras de renta mixta es que permiten una mayor flexibilidad en la gestión. Se puede ajustar la proporción de renta fija y variable en función de las condiciones del mercado o del cambio en los objetivos y perfil de riesgo del inversor.

Es importante tener en cuenta que, aunque la renta fija puede aportar cierta estabilidad, no está exenta de riesgo. El principal es el riesgo de crédito, es decir, que el emisor no pueda pagar los intereses o devolver el capital. Además, los bonos también están sujetos al riesgo de tipos de interés: si los tipos suben, el precio de los bonos baja, y viceversa. 

Por su parte, la renta variable puede ofrecer mayores rentabilidades, pero también implica una mayor volatilidad y, por tanto, mayor riesgo. 

Por todo ello, diversificar entre ambos tipos de activos puede ayudar a mitigar estos riesgos.

¿Cómo invertir o construir una cartera de renta mixta?


Para invertir o construir una cartera de renta mixta es necesario tener en cuenta algunos aspectos fundamentales. El primer paso es definir tus objetivos de inversión y tu tolerancia al riesgo. Querrás considerar cuánto riesgo estás dispuesto a asumir y cuál es tu horizonte temporal para la inversión.

El siguiente paso es determinar la proporción entre activos de renta fija y renta variable que será más apropiada para ti. Esta proporción depende de tus objetivos y tolerancia al riesgo. Por ejemplo, si buscas una inversión más segura y con ingresos estables, es posible que quieras tener una mayor proporción de activos de renta fija en tu cartera. Por otro lado, si estás dispuesto a asumir un mayor riesgo para obtener una mayor rentabilidad potencial, podrías optar por tener una proporción más alta de renta variable.

Una vez que hayas establecido esta proporción, puedes empezar a seleccionar las inversiones específicas para tu cartera. Puedes escoger entre una gran variedad de activos de renta fija y renta variable, incluyendo bonos gubernamentales, bonos corporativos, acciones de empresas, fondos de inversión, ETFs, entre otros. Al seleccionar estos activos, es importante considerar su potencial de rendimiento, su nivel de riesgo, y cómo se ajustan a tus objetivos de inversión.

En la construcción de la cartera, es crucial tener en cuenta la diversificación. Esto significa que en lugar de poner todo tu dinero en una sola inversión, lo distribuyes entre una variedad de activos diferentes. Esto puede ayudar a reducir el riesgo de pérdidas significativas si un solo activo o sector del mercado se desempeña mal.

Finalmente, una vez que tu cartera de renta mixta esté en marcha, es importante que la revises y ajustes regularmente. Esto se debe a que el rendimiento de los distintos activos puede cambiar con el tiempo, lo que podría hacer que la distribución de tu cartera se desvíe de tu proporción objetivo. Para evitar esto, puedes reequilibrar tu cartera vendiendo algunos activos y comprando otros para volver a tu proporción deseada de renta fija y renta variable.

Ejemplo de cartera de renta mixta


Cerrando este recorrido por el concepto de cartera de renta mixta, nada mejor que ilustrar todo lo que hemos hablado con un ejemplo sencillo y práctico que nos ayude a visualizar estas ideas.

Supongamos que tenemos a María, una inversora de 40 años con una tolerancia al riesgo moderada. María desea invertir en una cartera de renta mixta porque busca una combinación equilibrada de ingresos estables y crecimiento a largo plazo.

Después de hablar con su asesor financiero, María decide que una distribución de 60% en renta variable y 40% en renta fija es adecuada para su perfil y objetivos. Así, su cartera de renta mixta podría estar compuesta de la siguiente manera:

En la parte de renta variable, María decide invertir en una variedad de acciones de empresas de diferentes sectores. Algunas de estas pueden ser empresas de tecnología de rápido crecimiento, mientras que otras podrían ser empresas establecidas con un historial de pago de dividendos. María también puede considerar la inclusión de fondos de inversión o ETFs de renta variable para diversificar aún más su exposición al mercado de valores.

En cuanto a la renta fija, María opta por una combinación de bonos gubernamentales y corporativos. Los bonos gubernamentales le ofrecen seguridad y estabilidad, mientras que los bonos corporativos, aunque con un riesgo ligeramente mayor, proporcionan una rentabilidad superior.

Con esta combinación de inversiones, María puede esperar un flujo de ingresos regulares de los bonos y los dividendos de las acciones. Al mismo tiempo, las acciones le ofrecen la posibilidad de un crecimiento de capital a largo plazo, lo que podría ayudar a que su inversión crezca con el tiempo.

Este es solo un ejemplo de cómo podría verse una cartera de renta mixta. La composición exacta de la cartera dependerá de las circunstancias individuales de cada inversor, sus objetivos financieros y su tolerancia al riesgo. A medida que evoluciona la situación financiera de María, ella puede necesitar ajustar la composición de su cartera para reflejar sus necesidades y objetivos cambiantes.

Como podemos apreciar, el ejemplo de Maria ilustra perfectamente una cartera de renta mixta. Recuerda que esta es una situación hipotética, pero refleja la estrategia que un inversor puede seguir al construir una cartera de renta mixta.
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Cartera de renta mixta, Francisco Coll, 28 de junio del '23, Rankia.com
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