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Una petición unánime de todos los medios y operadores financieros y eléctricos era introducir el sistema de mercado. Recordemos que además nos hemos encontrado con la carta y las declaraciones de que esto va a bajar el precio de la electricidad basándose en que el anterior trimestre el mercado ha marcado unos precios muy inferiores a los establecidos en el sistema de regulación anterior.

Teniendo en cuenta que el sistema de precios anterior se basaba en el sistema de subastas CESUR, tendremos que tener en cuenta que en realidad, lo que se pide no es el cambio de fijación de precios respecto al mercado, sino que se pide el cambio de mercado en el sistema de fijación de precios. Y nos queda preguntar las razones de estas peticiones.

Para entenderlo no hace falta más que pensar en clave de especulador. Me gustaría recordar que especulador es aquel que compra determinado activo con el único interés de venderlo posteriormente más caro con el objetivo de tener una plusvalía; (por supuesto si alguien no está de acuerdo con el término especulador, puede sustituir el razonamiento mediante la definición).

Por tanto, en el mercado eléctrico encontramos múltiples agentes entre los cuales están aquellos interesados en comprar la electricidad a un precio determinado para luego venderla a otro precio determinado en el mercado mayorista. Como siempre los dos precios son los del mismo mercado pero en momentos determinados, y como siempre habrá compradores siempre que se estime que el precio subirá.

Y ¿este precio de que depende?. Pues imaginemos varias situaciones. La primera es que el precio depende de una decisión política. En este caso, el gobierno de turno dirá con la frecuencia que estime oportuna cual va a ser el precio que vamos a pagar por la electricidad. Por lo tanto, el precio en el mercado mayorista vendrá finalmente dado por la estimación de lo que va a hacer el gobierno. Si creemos que lo va a subir, pues tendremos una oportunidad. Si creemos que el gobierno no lo va a subir, nadie comprará en el mayorista pues luego no lo podrá vender a un precio superior.

Por tanto, en un primer momento es clave saber la disposición del gobierno a subir los precios que pagan los ciudadanos. En este caso, el poder sobre los políticos, la capacidad de engaño que estos tengan, la sensibilidad de la ciudadanía y el entorno es clave. Recordemos el precio de las gasolinas hasta su liberalización. Era el gobierno el que establecía el precio máximo y cada vez que cambiaba había protestas por todos lados

Este esquema va muy bien en determinados momentos y sobre todo cuando los precios son relativamente bajos o están escondidos. Sin embargo cuando se disparan el rechazo empieza a ser creciente y los gobiernos son más reacios a las subidas.

En consecuencia, se busca lo de “liberalizar” y pasamos a un segundo método: Subasta CESUR y cambio de tarifas trimestrales.  El mismo especulador ahora tiene que adivinar los precios finales de la electricidad, con la ventaja de que ahora van a quedar determinado por la subasta trimestral. Es decir, cada tres meses tenemos un “marrón” y una incomodidad, pero si se fijan los precios en la subasta trimestral y a su vez esto sirve de base para el precio final, el resultado es simple. Tan sólo hay que manipular el precio de esta subasta et voila.

El problema sigue siendo el mismo que antes pero aliviado. El gobierno en teoría no decide, pero en la práctica sigue manteniendo cierto control. Se pueden anular los resultados, vigilar el mercado, presionar… y todo ello va a depender otra vez de criterios políticos. Cuando los ánimos estén caldeados lo mejor es pasar al sistema actual, precios totalmente determinados por los mercados financieros, (como en la gasolina).

¿las ventajas?. Pues la primera es que consigue que los precios de mercado mayoristas suban, (¿recordamos que nos están diciendo que se han desplomado?). La razón es obvia. A mayor facilidad de que suban finalmente, mayor será el interés para estos mercados. La facilidad para que suban finalmente es mucho mayor ahora ya que por un lado no sabremos el precio y por otro lado no habrá ningún momento en el que se pueda sacar una nota de prensa anunciando “la electricidad subirá un 10% a partir de”. Estas noticias se sustituirán por el típico análisis del IPC a imagen y semejanza de lo que ocurre con las gasolinas o con los medicamentos; “la electricidad ha subido un tanto por ciento en el último año”.

Y el gobierno y los bancos centrales ya no tendrán que hablar de la gasolina, sino que tendrán que limitarse a quejarse (o vanagloriarse en función de sus necesidades) del IPC, lo cual servirá para imponer recortes salariales si se dispara o imponer recortes salariales si entra en negativo, y proponer mejoras de la competitividad en los mercados mientras hacen todo lo posible por que suban para que no entremos en deflación.                                            

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  1. #2
    29/04/14 21:08

    La definición de especulador la pondría así:
    "Especulador es aquel que compra determinado activo con el único interés de venderlo posteriormente más caro".
    Lo de plusvalía no procede porque vale lo mismo... o menos. El especulador no genera valor, genera aumento de precio, de hecho lo que pretenden es quedarse con una parte, lo mayor posible, de los bienes que otro consiguió.

  2. #1
    29/04/14 12:22

    Han hecho lo que han querido durante los últimos años y lo van a seguir haciendo, la única diferencia es que debido a la crisis los ciudadanos somos más difíciles de engañar y los políticos se tienen que ingeniar nuevas formas de seguir haciendo lo que a ellos más les interese sin que nos demos cuenta.

    Es una vergüenza lo que hacen con el precio de la electricidad y al final el que sale perdiendo es el consumidor, que es quién acabará pagando más dinero y soportando la "guerra de guerrillas" entre Gobierno y la industria eléctrica.

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