Hay días en que cuesta mucho escribir; Ya he dicho en bastantes ocasiones que la situación actual se parece mucho a la descrita por Orwell en su libro 1984; un fascismo que lo controla todo, contra el que poco o nada se puede hacer y en el que los nombres siempre significan lo contrario a lo que se supone, (el ministerio de la verdad era el encargado de convertir en tal cosa las mentiras…).
Tras las convocatorias del 25-S hemos tenido bastante de este proceso de manipulación informativa y sobre todo de presiones a los ciudadanos, (a todos), para que no difundiésemos, apoyásemos o incluso acudiésemos a la movilización. La criminalización de las protestas fue más que evidente y sobre todo a partir de este momento surge la necesidad de “modular” el derecho a la manifestación. Como todo el mundo puede entender lo de modular, en la práctica es restringir y llega al colmo del absurdo cuando se multa con 6.000 al que comunicó la autorización por el mero hecho de solicitar la autorización para la movilización.
El mensaje es claro y contundente y provoca que a partir de ahora cualquiera que se plantee organizar una manifestación tiene que verlo muy claro, de tal forma que tan sólo puede plantearla el que tenga cierta capacidad de controlar a los asistentes, o de pagar la multa. ¿Quién podrá convocar manifestaciones a partir de ahora?. Pues los de “fomento de la familia” y similares, que no tendrán problemas, (y tampoco les van a multar). Y por supuesto el que quiera manifestarse sin solicitar la autorización, pues estará cometiendo una ilegalidad, por lo que directamente están mandando una señal clara e inequívoca de que lo que quieren son “mayorías silenciosas” que no protesten y acepten todas las santas ocurrencias, (y que aún por encima llevan al desastre tanto a los ciudadanos, como a los que las piden), que tengan.
Esa multa es uno de los indicios más contundentes que nos podemos encontrar de la deriva de este gobierno, (cuyo único mérito va a ser que el otro no parezca tan malo), pero no es el único. Por supuesto, parece que no hay ninguna acción sobre ninguno de los hechos que han cometido los policías en su momento, y lo que no se acaba de entender muy bien es que tengas que pagar una multa por seguir el procedimiento legal. ¿Es esto la seguridad jurídica?.
Respecto a los acontecimientos de la policía, la novedad del día está en que se está planteando la nueva ley de seguridad ciudadana, (que al más puro estilo Orwell), lo que propone es directamente imponer más problemas a los ciudadanos y en particular trata de evitar los problemas que ha tenido el gobierno el 25-S. Se habla de prohibir la grabación y difusión de las imágenes captadas de policías en acto de servicio en determinados casos. No hace falta ser muy inteligente para entender que lo que se va a hacer es criminalizar a todo el que quiera documentar determinadas acciones y actividades. Esto no es otra cosa que dar los instrumentos necesarios para convertir este país en un estado en el que la democracia no será absolutamente nada, cuando lo que necesitamos es imperiosamente mayor democracia).
Sólo faltará que no habrá problema, porque la policía nos dará los videos, ya que resulta que para este gobierno liberal, resulta que la policía puede grabar sin problemas mientras que los ciudadanos no podrán grabarlo, (curioso desde luego como se prostituyen las ideologías cuando interesa). Por supuesto, dará los videos que les interesa; y en caso contrario siempre podremos confiar en la prensa.
Esta prensa que es tan hábil que no informa de las numerosísimas manifestaciones que van en lo que va de año. ¿No es paradójico que nos digan que hay que modular el problema de las manifestaciones porque determinadas ciudades están llenas de manifestaciones y que la prensa no recoja absolutamente nada?. Si los ciudadanos no difunden las imágenes, la prensa no las difunde y nos llegarán los de la policía. ¿Cómo nos podremos enterar de lo que ocurra?.
Pues sin enterarnos de lo que ocurre, no podremos tomar ningún tipo de decisión libre; Así de simple, por no hablar de la impunidad de determinados grupos y determinadas acciones que alcanzan unos niveles en los que ser ciudadano es un suplicio.
Y todo para que el gobierno (y lo que no son los gobiernos) nos cuente lo de la mayoría silenciosa y manipule sin ningún tipo de responsabilidad todos los datos, imágenes y mensajes, con el objetivo de conseguir la famosa mayoría silenciosa, que recuerda mucho a las mayorías silenciosas de otros tiempos, porque no podían hablar. Claro que a ver si alguien me explica cómo es posible que de repente nos encontremos con una situación en la que hay más manifestaciones que manifestantes.
Pero comentaba que había días en que es difícil escribir. La razón es simple; da la impresión de que si esto no sirve para nada, pues no sirve para nada, y si sirviese para algo, cualquier día se les ocurre modular el derecho de expresión y entraría en problemas. Y lo triste del caso es que al final pues toca seguir, pues por la razón de que no hay otro remedio, y que por poco que sea, pues habrá que hacerlo.