Hay muchas cosas que no me encajan en la tan cacareada irrupción del shale gas o fracking gas como solución a los males energéticos de la humanidad. En su día puse de manifiesto que nos están vendiendo la idea de fracturar rocas a tanta profundidad como una nueva panacea energética, panacea que nunca podrá ser una realidad si se trata de una fuente energética que se agotará algún día, digo yo, por puro sentido común. Los motivos ambientales no son menores ni mucho menos, además de la liberación de metano y la contaminación de acuíferos Claudio Vargas nos trae a colación en un estupendo artículo la contaminación con Radón (gas pesado y radiactivo), de la cual un servidor no tenía ni idea. Les recomiendo la lectura atenta del artículo de Claudio para comprender mejor el boom de expectativas que está despertando este sector.
Tras analizar el movidón del fracking del derecho y del revés, haber visto cifras y más cifras y enfrentar las expectativas despertadas por la industria con la realidad física del Universo que nos rodea, he llegado a una conclusión terrible. No se trata sólo de que este gas no convencional no vaya a ser la panacea energética. Además creo que nos encontramos ante un nuevo fenómeno de burbuja económico-financiera debido a la sobrevaloración del activo que lo respalda.
Son muchos los factores que me llevan a esta conclusión. Desgranarlos y analizarlos uno a uno me supone varios días, pero quisiera dejar apunte de varios de ellos. Les ruego me disculpen por no trufar las frases con enlaces y gráficos como es habitual en mí debido a un lío con los ordenadores, iré haciéndolo poco a poco o a medida que me lo demanden en los comentarios.
- Para empezar, la Tasa de Retorno Energética del shale gas es bastante más baja de lo habitual en los hidrocarburos convencionales. Es lógico, cuanto más trabajo requiere extraer un hidrocarburo de la corteza terrestre, más energía se emplea en ello y menos rentable desde el punto de vista energético es la operación. Incluso se da la paradoja de que se puede invertir más energía de la que se obtiene y a pesar de ello el yacimiento siga vivo debido a razones de mercado o geoestratégicas. Esto último ocurre en Polonia, donde la posibilidad de ser energéticamente independientes del vecino ruso imprime alas al sector. Sin embargo el shale gas polaco, ya de por sí difícil de extraer, viene mezclado en un 50% con gas nitrógeno. La operación de separación del 49% que debe desecharse como mínimo para hacer el gas utilizable, hace bajar la TRE y subir los costes de tal forma que dudo mucho de que el balance económico, no digamos el energético, merezca la pena.
- Se están contabilizando reservas de shale gas como si se tratara de yacimientos convencionales. No se trata de una estafa como tal, no es tan sencillo. Simplemente se les "olvida". Cuando una empresa gasística o petrolera con derechos o posesión directa de los pozos publica sus reservas, generalmente se cuida muy mucho de separar las reservas "fáciles de extraer" (de las cuales cada vez quedan menos porque consumimos combustibles fósiles como auténticos cabrones) de las otras.
- Una empresa dedicada a este negocio vale más en bolsa cuantas más reservas tiene. Si no se ponderan las reservas de forma adecuada discriminando entre las fáciles y las difíciles de extraer, la valoración de las reservas, es decir, el activo estratégico que respalda el valor de la empresa que ostenta los yacimientos, está directamente inflada o burbujeada.
- La tasa de decaimiento de la producción de los pozos es muy elevada. En la práctica esto supone que se acomete una cuantiosa inversión en un pozo de extracción de shale gas, se llega a una profundidad inaudita, se mete agua y productos químicos a presión, se saca el gas tras las explosiones que fracturan la roca y... la veta se agota a los pocos años. En ese momento se abre otro pozo (que cuesta otro pastizal) y en paz. Las rentabilidades tanto energéticas como económicas de esos pozos dejan mucho que desear. Claudio nos aporta un muy buen ejemplo con el yacimiento de Bakken, donde algunos pozos que deberían durar 40 años no llegan a 6.
- Las bases físicas en definitiva no se sostienen. La extracción de shale gas no es lo suficientemente cuantiosa, no se realiza a un alto ritmo y resulta demasiado costosa para que se pueda hacer negocio.
Por ahora la situación se está disimulando muy bien por los siguientes motivos:
- El ansia de ser energéticamente independiente lo nubla todo. Para un país de primera como Estados Unidos no debe ser plato de buen gusto depender del petróleo de Oriente Medio o el gas ruso. Tampoco el mantener dos costosas guerras abiertas desde hace muchos años (Irak y Afganistán) para asegurar mínimamente el suministro que exige una economía que sólo ahora empieza a conjugar la frase "ahorro y eficiencia energética". El shale gas representaba la esperanza de tener el combustible accesible desde casa.
- El shale gas ha contado con cuantiosas ayudas públicas para promocionar la i+d y el desarrollo de la industria desde los años ochenta. Personalmente no tengo nada en contra de subvencionar ciertos sectores económicos si prometen un retorno interesante. De hecho defiendo este punto de vista con las renovables en sus fases iniciales de comercialización. Pero exijo que ese retorno se materialice, ya sea porque el combustible no se agotará, porque la curva de eficiencia mejorará, porque los costes disminuirán drásticamente o por algún otro tipo de ventaja por el que merezca la pena invertir. No tengo muy claro que una "panacea energética" necesite de tanto dinero público a estas alturas, la verdad.
- Una vez se cuenta con una industriia exportadora de maquinaria y productos especializados, lo lógico es promocionar el sector al máximo para exportar todo lo que se pueda. Esto es lo que está haciendo Estados Unidos hoy día. No encontrarán en Polonia una máquina polaca que intervenga en el proceso. Esta técnica se podría denominar "de lo perdido saca lo que puedas".
- El sector financiero, Wall Street para entendernos, ha colaborado en deprimir los precios del shale gas para fomentar operaciones corporativas de las empresas involucradas. Cuando las limitaciones físicas de la extracción de gas se trasladen a los precios en los mercados, tanto de la materia prima como de las empresas que cotizan a precio burbujeado, nos vamos a reir un rato.
Si a un lector le diera igual que el medio ambiente acabara más perjudicado con esto del shale gas, la cosa no pasaría de ser otra lucha más entre los dos bandos habituales: Los partidarios de seguir violando al planeta a base de dilapidación de recursos finitos supuestamente baratos a cualquier precio medioambiental contra los que defienden el uso de energías no agotables, no tan baratas aunque amortizables en periodos razonables y por supuesto medioambientalmente mucho menos agresivas. Sin embargo, hay una serie de factores expuestos que creo introducen variables peligrosas para los mercados financieros.
Sean muy cuidadosos en sus inversiones. Históricamente la industria petrolera exagera al alza las reservas disponibles. Pero en el caso de recursos que son difícilmente accesibles, es decir, caros de obtener, esa exageración pasa a ser una trampa mortal para todo inversor.
Gracias Claudio, por espolearme a escribir lo que tengo pendiente ;)