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El futuro de la desinformación para inversores

Cuando tienes una prensa objetiva que no toma bandos, y que verifica las fuentes, y verifica los datos, sabes que al menos tienes la tranquilidad de que no tienes que vigilar la veracidad de lo que te dicen.  Pero cuando este proceso falla, y en vez de periodismo tienes activistas contratados y propagandistas patrocinados, sabes que puede repetirse el esquema de Ponzi de la Mississippi Company.

Si nunca escuchaste de Mississippi Company, se trata de una empresa fantasma ubicada en un pantano de los EEUU, donde un sujeto llamado John Law hizo creer a muchos pequeños inversores en Europa que era la mejor inversión del planeta.  Tenía respaldo gubernamental, y cierto poder político, lo que facilitó no sólo la credibilidad, sino también el control de la información.  La Mississippi Company estaba ubicada en un pantano de EEUU, inaccesible para el inversor promedio que quisiera auditar o visitar aquello en lo que invertía.

La historia no se repite, pero rima.  

Uno de los primeros riesgos de la censura que ya pudimos ver en el caso de WallStreetBets, no es sólo la demonización de los que apuestan contra los intereses de los poderosos, sino la capacidad de determinadas personas de controlar la información, y repetir el fraude de Ponzi de John Law, con la diferencia de que los estafados censurados, ni siquiera podrían quejarse.

Actualmente miramos que hay cierto favorecimiento de las iniciativas de cambio climático.  
  • Si estas iniciativas ayudan a reducir la contaminación, en principio no está mal.  
  • Y si se trata de favorecer a ciertas empresas que trabajan con renovables, pues hay un problema ético, y una moralidad cuestionable y reprochable, pero si logran suplir a la economía con la energía necesaria, no sería especialmente catastrófico para la sociedad.

Sin embargo,  miras una extraña y mágica patente que habla de reactores de fusión, justo después de la censura y el protagonismo del cambio climático, y ya viene la gente diciendo que está encubriendo la inserción de tecnología alienígena.  ¡Vaya que hermosa noticia!  Y puede que un día hasta te digan que de verdad los extraterrestres existen y que han estado encubriendo relaciones diplomáticas para cooperación tecnológica.



No digo que los OVNIs no existan, pero la conicidencia y el momento hacen fruncir el ceño, e invitan a indagar. 

Si no quieren que te metas a invertir, no debería haber tanto problema, pero si te invitan, hay que pensarlo, si te prometen jugosas ganancias con iniciativas empujadas por el gobierno para empujar estos reactores de fusión extraterrestres. 

Si la prensa te dice que el futuro es invertir en los reactores de fusión, igual que te dijeron que invirtieras en plata que bajara de precio durante el incidente GameStop, ¿qué hacer?  ¿Les creemos?

Sabemos que Wall Street no está interesado en que te hagas rico. Sabemos que la prensa puede decirnos que el COVID es apenas una gripe (ya los medios mainstream lo dijeron), y te dice que compres plata que baja de precio (también nos lo dijeron).  La prensa nunca te va a decir que te metas a GameStop cuando estaba al alza. 



Es que a los ricos no les gusta regalar dinero, si hay un negocio genial, seguro se lo dejarán para ellos.  

Si un negocio es demasiado bueno para ser cierto, es posible que así sea.

Si miramos hacia atrás en la historia, y las rimas con el presente, podemos ver que las iniciativas asociadas con prioridades de gobierno, con asistencia de los que censuran, deben ser objeto de escrutinio por parte del inversor.

La magia de los reactores de fusión, en el mercado energético, de no ser verdad, recordaría la famosa refiniería fantasma de Enron, un Mississippi Company revisitado.  

¿Será que usan un reactor de fisión para las demostraciones de un poderoso láser, y lo pasan como fusión?  Nadie lo podría verificar.  Sería el equivalente a un rating AAA energético para convencer a inversores.  ¿Y por qué no sólo un CGI?

Ten los ojos bien abiertos antes de invertir.  Si hablamos de decir la verdad, recordemos que antes de 2008 los CDO sintéticos estaban con un rating de AAA de las calificadoras crediticias.  Es obvio que los CDO sintéticos en 2008 no deberían tener AAA.

Si empiezan a decir que este futuro energético de Ponzi es conspiranoia, y no el resultado de atar cabos, sabremos que alguien no quiere que dejes de apostar.  Yo me alegraría de estar equivocado. Pero si no estoy equivocado, ¿quién pagará los platos rotos?  Ya he mencionado los elementos históricos para repetir el fraude de Ponzi. Y tristemente todo parece estar en convergencia de nuevo en la era de John Law.

¿A quién le podemos creer ahora?  ¿A los políticos?  ¿A la prensa? ¿A los financieros? ¿A las Big Tech? 

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