El desplome cripto se ceba con el pequeño inversor: el que más acusa la caída del bitcoin Los productos que facilitan el acceso a las criptomonedas y las promesas de retornos rápidos atrajeron miles de millones en ahorros de particulares desde 2024Mantener la calma es el mantra de Christian Rodrigues y los últimos dos meses lo han puesto a prueba. Este pequeño inversor de bitcoin acumula miles de euros de pérdidas en pocas semanas, con el desplome de la criptomoneda, que acumula caídas del 25% desde sus máximos históricos alcanzados en octubre. De todo lo que había ganado desde que empezó a comprar bitcoin en 2020, casi la mitad se esfumó en el último bimestre. “Particularmente me lo tomo con mucha tranquilidad, porque lo veo como una inversión a largo plazo”, declara Rodrigues. A sus 40 años, este publicista natural de Caracas (Venezuela) y residente en Madrid espera usar sus bitcoins para su jubilación. Aunque sigue tranquilo, comenta que “siente mucho temor” en las redes sociales entre los aficionados de los activos digitales. “Los que entraron hace poco se asustan con la volatilidad”, cuenta. Los particulares han sentido el desplome del bitcoin como nunca antes gracias a un nuevo producto financiero que facilita el acceso a las criptomonedas y han atraído miles de millones de euros de particulares en todo el mundo.En enero de 2024, mucho antes de la elección de Donald Trump a la Casa Blanca, el regulador de los mercados en EE UU (SEC) autorizó los primeros fondos cotizados (ETF) vinculados al sector de las criptomonedas. Un ETF es una cesta de acciones y otros activos que replica la evolución de un índice o una industria y puede comprarse en Bolsa como cualquier título. En este caso, los fondos cotizados suelen llevar reservas de bitcoin o acciones de empresas del sector, aunque haya productos expuestos a otras criptomonedas, como el ether. Una participación en un ETF de bitcoin, tan barata como unos 40 euros, no depende de instalar ningún programa en el ordenador ni de guardar como oro en paño unas claves de acceso, porque el inversor ya no tiene que lidiar con el activo digital en sí. Nunca fue tan práctico apostar en los activos digitales. “Las criptomonedas han pasado de los márgenes del sistema financiero a convertirse en un componente legítimo de las carteras de inversión convencionales”, afirmó Michael Cyprys, analista de Morgan Stanley, en un pódcast publicado por ese banco en noviembre pasado. Las inversiones en fondos cotizados de bitcoin acumulan algo más de 50.000 millones de euros a finales de noviembre, según la plataforma CoinMarketCap, el equivalente a la economía de países como Eslovenia o Estonia.Con retornos que llegan a superar el 40% en el año en algunos de los ETF más populares, ese mercado ha atraído en especial a los pequeños ahorradores: representan tres de cada cuatro euros invertidos en esos fondos cotizados de bitcoin, estima la firma de análisis Bernstein. “Mucha gente entra esperando sacar beneficios rápidos”, comenta Rodrigues, que solo invierte a través de la compra directa de bitcoins y nunca se ha deshecho de ellos.Las gestoras de ETF de bitcoin, en especial la mayor de ellas (BlackRock), suelen promocionar las criptomonedas como una alternativa al oro, un activo seguro, pero no lo son. Más allá de posibles análisis sobre su valor intrínseco, los activos digitales no cuentan con la demanda de los bancos centrales, lo que sostiene el valor del metal amarillo. Además, el volumen de bitcoins en circulación es mucho más pequeño —cerca de los dos billones de dólares, 15 veces menos que el oro y dos veces menos que la volátil plata— y así cualquier venta masiva arrastra su valor, como ha pasado desde octubre. El actual desplome empezó a mediados de octubre, cuando la amenaza de Trump de imponer nuevos aranceles a China precedió a la mayor liquidación de la historia del mercado cripto: más de 19.000 millones de dólares (16.000 millones de euros) en posiciones cerradas en 24 horas. Los pequeños inversores son una presa fácil en esos eventos, porque no tienen los recursos de las grandes gestoras de fondos, que pueden cubrirse o deshacer sus apuestas en segundos en un mercado de criptoactivos que funciona 24 horas al día.“Es uno de los peores lugares en los que puedes acudir si necesitas dinero”, alerta Carlos Aránguez, un abogado granadino que compra criptomonedas desde 2018. Aránguez, de 47 años, dirige la Asociación de Usuarios de Criptomonedas, un grupo de concienciación sobre el sector. El abogado, que reitera su fe en que en un futuro las cripto tendrán la misma importancia que una divisa tradicional, reconoce que no son activos para depositar ahorros que se puedan necesitar en algún momento. “Invierto lo que no me hace falta para vivir y lo hago con la misma frialdad con la que otros juegan en un casino”, cuenta.Algunos fondos cotizados de bitcoin recuerdan más a una ruleta que a un fondo. Están apalancados en deuda, lo que amplifica tanto los potenciales retornos como las pérdidas. Entre los del sector cripto, hay dos ETF que duplican la variación diaria de la acción de Strategy, la compañía de Michael Saylor cuyo negocio se resume a acumular bitcoin. Después de la caída en Bolsa del 34% de Strategy en noviembre, en medio del desplome de la criptomoneda, sendos vehículos registraron pérdidas del 80% y ahora están entre los diez fondos cotizados de peor rendimiento este año.La actual corrección le recuerda a Aránguez al último invierno cripto, cuando el bitcoin perdió el 70% de su valor en algo más de seis meses entre 2021 y 2022. En aquella época, conoció a una pareja uruguaya que había puesto su hipoteca como garantía para un préstamo de centenares de miles de euros para apostar en bitcoin. Con las caídas, la entidad financiera acabó forzando la ejecución de su hipoteca. “Perdieron toda la estabilidad que tenían”, advierte Aránguez. Los responsables de algunas gestoras de tamaño reducido especializadas en criptomonedas, como Sigma Capital o Token Bay Capital, ya hablan de la posibilidad de que el miedo siga y arrastre el desplome a los niveles de la pospandemia. ¿Se avecina un nuevo criptoinvierno?Los particulares no solo sufren el mayor golpe cuando el mercado cae, sino que además aprovechan muy poco las épocas de bonanza. Morningstar detalla que los pequeños inversores tienden a comprar en las subidas y vender en las bajadas, lo que limita sus retornos y arrastra aún más el precio del bitcoin. “Piensan que todo se va al suelo”, afirma Rodrigues. Con su estrategia de largo plazo, el publicista todavía destina unos 500 euros al mes en adquirir pequeñas participaciones de bitcoin. Las conclusiones del informe de Morningstar apuntan que el inversor medio de un fondo cotizado en bitcoin que en un periodo de 12 meses haya logrado un retorno del 45% solo habrá logrado una rentabilidad cercana al 10%. Un potencial retorno que habría sido superior si hubiera invertido en un ETF que replicara la composición del S&P 500, un producto disponible en el mercado desde los años setenta.