Esto es una técnica muy vieja en márketing de producto. Lanzo 10 productos: los que sobrevivan, siguen, los que no, los reciclo o fusiono o elimino. Lo hacen Coca-Cola o Nestlè o Isdin, por ejemplo, continuamente. El mercado es el test definitivo y el que hace el filtrado último. Así te queda al cabo del tiempo una cartera con unos históricos de éxito impresionantes y nadie se acuerda de los caídos por el camino.
Lo mismo pasa con los grandes gestores o empresarios. Todo el mundo estudia lo que hicieron porque se imaginan que lo que hicieron fue la clave de su éxito, y se olvidan de que siempre hay un componente de circunstancias y suerte. Estas estrellas de la gestión son supervivientes en su mayor parte, y en mucha menor medida genios.
En los fondos pasa exactamente igual. Y con sus gestores lo mismo. Por eso son más importantes los procesos consistentes y racionales y los equipos que las estrellas: la gestión pasiva (no se confunda con los roboadvisors, que es activa) es un ejemplo; fondos como el Medallion, otro.
Esto explica en parte el desastre del value patrio. Estrellas, que tuvieron suerte en unas circunstancias que ya no se dan, y que su marco de toma de decisiones se ampara en una teoría económica, la llamada escuela austriaca, que se ha demostrado una y otra vez desde los años 30 que es
incorrecta por no corresponderse con la realidad; es decir, gente a la que les cedes tu dinero cuya aproximación a la realidad puede parecer racional pero que es fundamentalmente errónea.
En resumen, esto de Esfera era de prever. Andbank tendrá dentro de unos años un puñadito de fondos origen Esfera con un track record de impresión, se hablará de Esfera como de una gestora mítica y nadie se acordará de los 50 muertos que hubo en el camino. Salvo que alguien reflote este hilo, claro.