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Versos sueltos

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Versos sueltos
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#4809

Re: Versos sueltos

LA BALADA DEL AMOR TARDÍO

Amor que llegas tarde, 
tráeme al menos la paz: 
Amor de atardecer, ¿por qué extraviado 
camino llegas a mi soledad?

Amor que me has buscado sin buscarte, 
no sé qué vale más: 
la palabra que vas a decirme 
o la que yo no digo ya...

Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna: 
Tengo la muerte blanca y la verdad 
lejana... —No me des tus rosas frescas; 
soy grave para rosas. Dame el mar...

Amor que llegas tarde, no me viste 
ayer cuando cantaba en el trigal... 
Amor de mi silencio y mi cansancio, 
hoy no me hagas llorar.

autógrafo
Dulce María Loynaz de Castillo

 

Ahora lo aceptas sin introito..

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4810

Re: Versos sueltos

.

  SAN MIGUEL ARCÁNGEL

Por la tarde,
a contraluz
te pareces
a San Miguel Arcángel.

Tu color oxidado,
tu cabeza de ángel—
guerrero, tu silencio
y tu fuerza...

Cuando arde
la tarde,
desciendes sobre mí
serenamente;
desciendes sobre mí,
hermoso y grande
como un Arcángel.

Arcángel San Miguel,
con tu lanza relampagueante
clava a tus pies de bronce
el demonio escondido
que me chupa la sangre...

autógrafo
Dulce María Loynaz de Castillo

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4811

Re: Versos sueltos

Genial.

 

 

  A MIS CRETINOS

Che cotesta cortese opinione
Ti fia chiavata in mezzo della testa.

DANTE. Purgatorio, VIII

                  I

Señores míos, sea
La luna perentoria,
De esta dedicatoria
Timbre, blasón y oblea.

De ella toma, en efecto,
Con exclusivo modo,
Tema, sanción y todo
Mi lírico proyecto.

A ella da en obra pingüe
Poéticos tributos.
Por sus dobles cañutos
Mi zampoña bilingüe.

Hada fiel que mi dicha
Con sus hechizos forja,
Es moneda en mi alforja
Y en mi ruleta es ficha.

Astronómica dama,
O íntima planchadora
Que en milagro a deshora
Plancha en blanco mi cama.

Oca entre sus pichones,
Con las estrellas; joya
Del azar; claraboya
De mis puras visiones.

En mi senda rehacía,
Filosofal borrica;
O bien pilula mica
Panis
 de mi farmacia.

                  II

Dando en tropo más justo
Mi poético exceso,
Naturalmente es queso
Para vuestro buen gusto.

Como deidad ovípara.
Por manjar dulce y nuevo,
Su luminoso huevo
Nos dará en cena opípara.

Echaos a comerla,
Y así mi estro os consagre;
O bebedla en vinagre
Cual Cleopatra a su perla.

Mas con mueca importuna
No desdeñéis el plato,
Porque mi estro y mi gato
Tienen muy mala luna.

Si lo hacéis, por remedio
De tan tosca dispepsia,
Os pongo en catalepsia
Durante siglo y medio.

Vuestra paz escultórica.
Dará, en rasgo específico.
Un silencio magnífico
De academia y retórica.

Y la luna en enaguas.
Como propicia háyade
Me besará, cuando haya de
Abrevarme en sus aguas.

                  III

¿Qué tal? ¿La hipermetría
Precedente os sulfura ?
Os la doy limpia y pura.
Pulverizadla. Es mía...

Yo lo aprendí en el Dante,
Abuelo arduo y conciso,
Por cuyo Paraíso
Jamás pasó un pedante.

Sé que vuestro exorcismo
Me imputará por culpa,
Algo que vuestra pulpa
Define en sinapismo.

Me probaréis que, esclavo
De mi propia cuarteta.
No fui ni soy poeta,
Ni lo seré. ¡Bien! ¡Bravo!

Inventando un proverbio
Sutil, en bello cuadro.
Demostraréis que ladro
A la luna. ¡Soberbio!

Para que no me mime
La gente que me odia.
Haréis de mi prosodia
Mi Calvario. ¡Sublime!

Mas, en verdad os digo.
Que, líricos doctores,
Están los ruiseñores
Con la luna y conmigo.

                  IV

Para la controversia
Que me ofertáis, adversos
Os tenderé mis versos
Como un tapiz de Persia.

Pero sabed que tildo
Con alegre modestia,
De vero mala bestia
Vuestro grave cabildo.

(Con vuestro beneplácito,
Bien que no sea el uso.
Me decido a este abuso
De latín y de Tácito.)

No obstante, mi estro arbitra
Que la luna descienda
A vuestra reverenda
Virtud, como una mitra.

Y ante el solemne rubro
Que vuestra Nada oculta,
Entre la turbamulta
Me inclino y me descubro.

Si a mi débil arcilla,
Vuestra sacra instituta,
Impone la cicuta
Docente, de Hermosilla;

Con arroz y con apio,
(Más próvidos que el griego)
Cazuela haremos luego
Del gallo de Esculapio.

                  V

Largamente vibradas
Por sus rayos de estrellas.
Cantan mis noches bellas
Como liras sagradas.

Pero trae el encanto
Lunar que las dilata,
Un silencio de plata
Más lírico que el canto.

Y en mi triste persona.
Palpita, grave y tierno,
El himno del eterno
Ruiseñor de Verona.

Él tiene en su riqueza
De musical estuche,
Lleno de luna el buche
Como yo la cabeza.

Así, en astral fortuna,
Por mayor regocijo,
Para mi pena elijo
Como celda, la luna.

Allá, en vida rechoncha
Y a vuestros dogmas sordo.
Lo pasaré cual gordo
Caracol en su concha.

Y agriando los reproches
De vuestro real concilio,
Os doy por domicilio
La luna.
            BUENAS NOCHES

autógrafo

Leopoldo Lugones

 

 

No me canso de leerte Lugones y tócame los... (Esto sólo lo puede entender un Puxasturiano!) 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

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#4812

Re: Versos sueltos

Voy a parar, porque de Lugones, subiría todo, todo y todo...

 

AL JOROBADO

Sabio jorobado, pide a la taberna,
Comadre del diablo, su teta de loba.
El vino te enciende como una linterna
Y en turris eburnea trueca tu joroba,
Porque de nodriza tuviste una loba
Como los gemelos de Roma la Eterna.

Sabio jorobado, tu pálida mueca
Tiene óxidos de odio como los puñales,
Y los dados sueltos de tu risa seca
Con los cascabeles disuenan rivales.
Tu risa amenaza como los puñales,
Como un moribundo se tuerce tu mueca.

Sabio jorobado, la pálida estrella
Que tú enamorabas desde una cornisa,
Como blanca novia, como astral doncella,
Del balcón del cielo cuelga su camisa.
Un gato me ha dicho desde la cornisa,
Sabio jorobado, que duermes con ella.

Demanda a la luna tu disfraz de boda
Y en íntimo lance finge a Pulcinela.
Pulula en el río tanta lentejuela
Para esos brocatos a la última moda,
Que en su fondo debes celebrar tu boda
Tal como un lunólogo dandy a la alta escuela.

autógrafo

Leopoldo Lugones

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.

#4813

Re: Versos sueltos

No hay dos sin tres, se siente...

 

 

 VALSE NOBLE 1

En la tarde suave y cálida,
Desde el diván carmesí,
Alzas fielmente hasta mí
Tus lentos ojos de pálida.

Con la espectral ilusión
De la hora que te importuna
Un vago pavor de luna
Te acerca a mi corazón.

Por el cielo angelical
Se ahonda en místico ascenso
La soledad de un inmenso
Plenilunio inmaterial;

Que encantando los jardines
Viene casi lastimero,
Delirado en un ligero
Frenesí de violines.

En escena baladí,
Te infunde su poesía
Tan dulce melancolía,
Que quieres morir así.

Con el mimo de estar triste,
Buscas mi arrullo más blando,
Y te sorprendes llorando
Lágrimas que no sentiste.

Pides, tan sola en la vida,
Diminutivos de infancia,
Y tu tímida constancia
Quiere ser compadecida:

Con alteración ardiente,
En tu insaciable interés
De preguntarme «quién es
Tu ...» 2 eternamente;

Quisieras huir conmigo
Hacia un país de quimera,
Donde no se conociera
La voz del mundo enemigo.

Algo eleva nuestro ser,
Y la calma de la luna.
Nos embarca como una
Blanca nave... a no volver.

autógrafo

Leopoldo Lugones

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

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#4814

Re: Versos sueltos

.

  QUERIDA Y VIEJA LENGUA

Yo soy aquél que ayer no más leía
cantos de vida y esperanza, era
un aire suave. Hoy, en lo fatal
encuentra hecho de piedra su destino.
Soñé claustros de mármol con Martí
y novias muertas con Asunción Silva.
Juan de Dios Peza me hizo amar a México
y con Gutiérrez Nájera pensé
morir en alta mar un día hermoso.
Leí con Nervo páginas del Kempis
y fue Enrique González Martínez quien me dijo
que hay un cisne engañoso
al que debemos retorcer el cuello.
De un ciego un día me apiadé en Granada
porque Francisco Icaza hizo su copla
inolvidable, y fue Torres Bodet
el que me descubrió que soy yo mismo
la fosa donde está aún vivo mi padre.
Me hubiera suicidado con Lugones
al que me unió cadena de oes y eles,
pero Raúl González Tuñón ya había visto
una Asturias en llamas, y a la puerta
del Madrid roto golpeó el romance.
Cabalgué en los caballos de Quesada
y Hernán Cortés, mientras Santos Chocano
sujetaba las riendas.
Con Palés Matos escuché las danzas
de Martinica y esperé con Borges
a que al fin se fundara Buenos Aires.
"Eres la compañía con quien hablo",
dijo a la Poesía Villaurrutia
y lo aprendí, como con Pellicer
aprendí que no hay nada más difícil
que acordarse uno mismo de su nombre.
Besé rojos carbones de Delmira
y recé el padre nuestro de Gabriela.
Me asomé de Alfonsina al mar oculto
y vi las manos florecer de Juana,
vigilias de Rosario Castellanos
y pasiones de luz de Sara Ibáñez.
Han pasado los años, pero aún sigo
entrando en residencias de Neruda
y a Machu Picchu subo todavía.
Aún oigo a Juan Ramón hablar de Eugenio
Florit. Siento los golpes violando
las puertas carcomidas de Vallejo
y escucho sus heraldos de amargura.
Percibo el aire azul que con sus alas
mueven las golondrinas de Huidobro
y entre los brazos de Lezama Lima
sé que muere Narciso. Y aún me acerco
hasta el taller de Octavio Paz y doy
la vuelta a sus palabras, a su piedra
de sol y sus semillas para un himno.
"No hay ornamentos en el pensamiento",
rezó un día Francisco Luis Bernáldez,
mientras en el confín de las vanguardias
Oliverio Girondo proclamó
que volver a ser joven es posible.
No obstante Marechal nos descubría
que en el número dos nace la pena.
Le pregunté a Ricardo Molinari
cómo cantó cuanto él echaba en falta.
Nicanor Parra me brindó el refugio
de sus antipoemas y Germán
Pardo García la emoción telúrica
de la imponente noche americana.
Aún piso con Vicente Gerbasi
tierra de inmigraciones, y aún escucho
a Elvio Romero y su guitarra dura.
Reconozco los rostros de los viejos
abuelos que confiesa Nicolás
Guillén. Alzo plegarias
por Marilyn Monroe con Ernesto
Cardenal, y a mí mismo me pregunto
igual que se pregunta José Emilio
Pacheco, la razón de mi escritura
tan inútil. No obstante miro en torno,
veo el rostro y escucho la palabra
de Oscar Menassa y de Gastón Baquero,
de Alberto Baeza Flores
y de cuantos pronuncian
ahora el nombre de España, con su ritmo,
con su música propia y su cadencia.
¿Son los barcos que vuelven? me pregunto.
Los navíos que fueron a su orilla
regresan con el verso y la esperanza,
con la flor inmarchita del poema.
¿Son el retorno musical del alma?
Y recuerdo a Sor Juana con Octavio
Paz, y con Sologuren reconozco
al Inca Garcilaso.
Entonces vuelve
a mí mismo la voz para decirme
¡qué bien suenas y cómo de mi sangre
suenas, querida y vieja lengua mía!

autógrafo

Leopoldo de Luis

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

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#4815

Re: Versos sueltos

Habría mejores despedidas, y hay que conformarse con este cuerpo serrano, jajaja

 

 

 

 STRIP-TEASE

Llamita rosa en medio de la noche,
de una noche cuadrada, plena
de ojos que se anticipan a tus manos
sobre el pétalo grácil de tus prendas.
Llamita clara en medio de la noche
rítmicamente en alas de tus piernas
dibujando la línea de una música
que con distinta melodía suena,
que a ti te va sonando como a velos
en ascensión purísima e inversa
a la espuma del nylon y al encaje
musicalmente desceñidos, mientras
cobra cálidos tonos de lujuria
entre vaho rubio y humo violeta.
Llamita sola en medio de la noche
vacía de un oscuro lleno, hueca,
frente a la que amaneces solamente desnuda
como si fuese ante una isla desierta.
Pasas, miras, sonríes.
No ves. Tu rosa es una indiferencia
de música y perfume. Con la misma
facilidad rompe la primavera
sus vestidos oscuros de diciembre.
No estás desnuda, es que no estás apenas.
Estás entre tus cosas familiares,
junto a aquel dulce beso tras la puerta,
por la tarde en el campo o la lejana
niñez de breve pájaro en las trenzas.
Entre tanto la noche se desnuda
cuadrada en vaho y humo espesa,
frente a ti hace strip-tease, arroja falsas
vestiduras, caretas
diarias. Tras los ojos que recorren
los trayectos con gula de tus sedas
van surgiendo desnudos seres, gentes
van emergiendo en su feroz miseria.
El importante hombre de negocios
tras los que sus finanzas arruinaron. Presenta
el laureado general a sus soldados muertos.
El embajador rompe su chistera.
El probo funcionario
súbitamente piensa
en sus lejanas zapatillas. Todos
están desnudos. No se han dado cuenta
que están desnudos frente a ti, que pasas
vestida de inconsciencia.

Llamita triste en medio de la noche.
Todos contigo hacemos esa
verdad, ese strip-tease, ese despiece,
si nos miramos nada ya nos resta.

Nos quedamos desnudos en la noche,
somos el cuerpo azul de la tristeza
moviéndose en la noche solitaria
frente a los ojos huecos de una fiera
de pasión y de odio, somos seres
desamparados tras absurdas prendas
de falsas actitudes, de rencores,
de sueños que jamás se cumplen, ciegas
verdades que jamás se dicen,
justicias que jamás se encuentran,
sedes que no se sacian nunca,
credulidades que no son creencias,
credos que nadie cree...
                                              Trajes,
camisas son de fuerza
del pobre loco que desnudo mira
la noche en torno suyo de la pena.

autógrafo

Leopoldo de Luis

 

 

 

De pata negra, de pata negra... Melody

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

 

 

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#4816

Re: Versos sueltos

Más propio...

 

 

 

LA REPRESENTACIÓN

No se baja el telón. Alguien silencia,
no gesticula más, ha terminado.
Pero la función nunca. Los actores
repiten sus papeles ¿hasta cuándo?

Llegan en fila, gritan, se amontonan
o se persiguen por el escenario,
por el gran escenario, lloran, hablan,
se ríen, caen. La luz les hace extraños.

Monótonos repiten sus papeles:
viejísimos monólogos, no hay diálogos.
Cada cual clama por su propia herida.
Nadie escucha las voces del contrario.

Tartamudean torpes, trenzan torpes
hilos de voz, nudos de voz, de llanto;
o bien recitan de corrido, sueltan
su lengua de grotescos papagayos.

De cara a esta implacable batería
que los alumbra mortalmente, cardo
de luz que los araña, inician gestos
que se desploman tristes de sus labios.

Entre remotas muestras de fatiga
arrastran sus disfraces empolvados,
descoloridos, sus arcaicos trucos
que ensayan con mirada de cansancio.

Y van y vienen aturdidos, hoscos,
indiferentes, lentos, tropezando,
moviendo leves nubes de ceniza,
lloviendo un agua gris de sueño y llanto.

Súbitamente un fuego los conmueve,
los ciega. Se rechazan como hermanos.
Se desconocen, se odian, se abalanzan…
La luz sigue implacable contra sus rostros blancos.

¿Quién gobierna esta escena, quién apunta?
El director habrá tenido un fallo.
¿Nadie dirige, aquí, entre bastidores?
La luz, sólo la luz sigue alumbrando.

Hay un viejo traspunte que ahora nadie
ve, que nadie ha visto nunca, acaso.
Pero ya nadie atiende. Pasan, gritan,
desesperadamente alzan los brazos.

¿Quién mira a estos actores, quien escucha
sus voces repetidas, su viejo acento trágico?
Una gran sala en sombra, una gran noche,
una gran muerte enfrente.

No alcanzamos

a ver si hay en la sombra espectadores.

Sólo la luz, la luz sigue alumbrando.

autógrafo

Leopoldo de Luis

 

 

 

¡¡Sed muy felices!!

 

 

¡Sed con Dios!

 

 

 

Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.