Sirve de algo la información privilegiada
Hombre, siempre que se sepa vender adecuadamente. Si no, no sirve de nada.
Este tipo de información tiene un costo, al que luego habrá que sumarle el costo de posicionarse según sus indicaciones.
Luego habrá que empaquetar dicha información para distribuirla entre la masa inversora para conseguir que está sienta el deseo de adquirir dicha posición, más el coste de dicha información, más el beneficio correspondiente.
Muchas veces tampoco hace falta la presencia de información privilegiada. Simplemente empaquetar cualquier información que logre el mismo efecto deseado entre la masa inversora es más que suficiente.
Aunque el simple hecho de avanzar está última estrategia antes de colocarla entre el público podría considerase tráfico de información privilegiada, deberíamos considerar si más bien no podría tratarse de una estafa en toda regla.
Aunque los dos casos suponen un delito penal, a veces parece como si los organismos encargados de velar por la claridad del sistema financiero, se hayan esmerado más por identificar los del segundo caso, y se hayan olvidado de velar para que no se produzcan los del primero.