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Por poco que hayas oído hablar de Bitcoin, ya sabrás que la oferta de esta cryptodivisa tiene un límite: 21 millones. Pero, ¿sabes qué ocurre cuando se alcanza este límite? ¿deja de funcionar? ¿hay que pasarse al Ethereum? Y sobre todo… ¿qué pasa con los mineros? Si no queda nada que minar ¿se apagan todos los sistemas que han montado? ¿quien da seguridad al sistema entonces?

En realidad no deberías preocuparte demasiado, no se prevé que se llegue a este límite al menos hasta el año 2140. Si eres de los que piensan pagar su billete a la vida eterna con los bitcoins minados desde el AntMiner de tu salón, tampoco debes preocuparte: no sólo del reward de bitcoins vive el minero.

 

Me preguntaba ayer por la mañana un compañero de trabajo que qué ocurriría con los mineros cuando se alcanzase el límite de oferta de bitcoins. Y es una buena pregunta. Pero para responderla, debo dar por hecho que ya estaréis familiarizados con el papel que desempeñan los mineros de esta divisa de la red. Si no, sería bueno que vieras esto.

En breve, los mineros son una pieza esencial del sistema, quienes se encargan de que la actualización de la cadena de bloques sea correcta. Quienes resuelven los complejos puzles que garantizan la seguridad de la cryptodivisa. A cambio, reciben una recompensa en forma de nuevos bitcoins. Pero no es la única recompensa que reciben. También se les remunera su trabajo a través de comisiones de transacción. En este sentido, se espera que si existe una mayor aceptación del bitcoin, esta comisión compense el trabajo de los mineros cada vez más que la creación de nuevas unidades.

Los mineros dejarán por tanto de ser mineros, para sencillamente cobrar una comisión por validar las transacciones en el blockchain. Cuánto ganarán entonces es sencillamente imposible de asegurar en este momento. Por ahora, las comisiones de transacciones son muy inferiores a las de las tarjetas de crédito, o las de Paypal. En este sentido, algunos mineros (los menos eficientes, etc) quizá se vean obligados a abandonar el mercado, de forma que se alcance un nuevo equilibrio. O quizá los mineros exijan un mayor coste por las transacciones. 

Hay quien argumenta que el mercado encontrará un equilibrio en los costes de transacción, pero eso no es posible tal y como está planteado actualmente. No hay una causalidad entre la cantidad de hashpower necesaria para asegurar el blockchain y el incentivo para minar (en este sentido, recomiendo mucho leer esto). En resumen: El tamaño de los bloques es un número arbitrario, tal y como funciona ahora mismo el bitcoin. No existe razón para pensar que el tamaño máximo del bloque será lo suficientemente pequeño como para asegurar que las comisiones de transacción sean lo suficientemente altas como para incentivar a los suficientes mineros para mantener el sistema con la seguridad necesaria.

Pero en realidad, hacer cálculos sobre el futuro con los costes actuales de minar no es justo. No se sabe ni siquiera si será rentable o si acaso en ese momento (recuerdo, como poco al menos dentro de más de 100 años) serán los gobiernos quienes se encarguen. Quizá la energía sea tan barata y las máquinas tan eficientes, que el coste de minar sea prácticamente gratuito. Quizá esté todo tan interconectado que nuestro Smart-horno conectado a la red, mine bitcoins mientras no se  utilice para cocinar, o lo hagan nuestros Smart-cars mientras paran en un smart-semáforo. Quién sabe.

Otra opción es que nunca se alcancen esos 21 millones. Al fin y al cabo, cuanto menos oferta más aumentará el precio ceteris paribus. Los premios podrían dividirse por la mitad indefinidamente y los actuales ocho decimales de bitcoin doblarse o triplicarse. En ese caso, al final la oferta sería infinita, o como el dinero fiat… hasta que una mayoría deje de fiarse, si eso ocurre.

En fin, queda mucho para esto, pero está claro que es el menor de los problemas si esta tecnología finalmente se impone. Que lo haga o no es en realidad el quid de la cuestión.

 

Tomás V. García-Purriños, CFA, CAIA

@tomasgarcia_p

Las opiniones, consejos, ideas, etc que leas en este blog, son sólo opiniones. En concreto las opiniones personales de Javier y de Tomás, no las de ninguna entidad.

Ningún post de este blog tiene en cuenta tus circunstancias personales y nada en este blog puede ni debe considerarse como asesoramiento de ningún tipo.Tampoco deberías considerarlo como una oferta o invitación de compra o de venta de ningún instrumento financiero. Invertir en los mercados no es un juego. Cada día se gana y se pierde mucho dinero y son tantos los factores que pueden influir las valoraciones que es imposible predecir sus movimientos con seguridad.

Podríamos tener exposición ya sea personal o a través de alguno de los productos que gestionamos en las entidades para las que trabajamos, en alguno de los activos que comentamos en el blog.

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