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                                                 FERNANDO ESTEVE MORA

Madrid es una isla. Sí. Es una pequeña isla rodeada por todas partes, no de agua, sino de tierra, de tierra vacía. Eso es un hecho. Es el hecho visible que se deriva de la palmaria y sobrecogedora desertización poblacional de todo el interior de la Península Ibérica. Éso que se ha venido en llamar la España Vaciada: ese desierto demográfico, y por ende, económico y vital, que rodea a Madrid y la convierte objetivamente en una aislada isla de vida en le centro de un mar de tierra inhabitado e inhabitable con la salvedad de algunos otros pequeños "islotes" habitados: las capitales de provincia del interior.

 

Cualquiera que salga de Valencia, Barcelona, Málaga, Cádiz, La Coruña o Bilbao puede comprobar fehacientemente ese carácter isleño de Madrid conforme ve pasar ante sus ojos kilómetro tras kilómetro de un paisaje vacío, casi marino, sólo que no azulado o verdoso, sino amarillento y agrietado....hasta llegar tras una monótona  travesía a ese puerto seco que es Madrid. Si, Madrid es ciertamente una isla.

 

Y las consecuencias económicas de ese carácter isleño de Madrid son las mismas que afectan a otras islas de similar tamaño y que los economistas conocen bien desde hace tiempo. Básicamente, esas consecuencias son:

1º) En primer lugar, su limitado  tamaño dificulta la diversidad de actividades productivas pues dificulta  en ellas que aparezcan las  economías de gama y de escala. Ello favorece que en esas economías isleñas se busque la especialización productiva en algún tipo de actividad concreta, es decir, el monocultivo económico, que explote alguna ventaja comparativa, lo que supone -en consecuencia- la dependencia radical del exterior para el abastecimiento de la inmensa mayoría de bienes que necesitan sus ciudadanos.

2º) En segundo lugar, la dependencia de las islas de las rutas que las conectan con los centros productivos y comerciales del resto de zonas. Estar al margen  de las grandes rutas comerciales y de transportes que conectan los grandes centros productivos es un handicap  que una isla difícilmente puede sortear.

 

De estas dos circunstancias económicas que afectan a las islas de tamaño pequeño y mediano se deriva un corolario inevitable: la inestabilidad caótica (en el sentido técnico y conceptual de la palabra) de su dinámica económica: pequeños acontecimientos circunstanciales (que afecten a sus ventajas comparativas y/o a sus posibilidades de comunicación) de limitada magnitud en sí mismos  pueden desencadenar sin embargo enormes cambios acumulativos, tanto de tipo expansivo como contractivo,es  lo que se conoce como "efectos mariposa".

 

Madrid es, a este respecto, y como la isla que objetivamente ya es, un caso particular, un espejismo. A diferencia de otras islas terrestres, como por ejemplo, Las Vegas que se ha especializado en el juego, y de las islas marítimas especializadas en el turismo o en la pesca, no hay un sector económico en ella en que tenga una ventaja comparativa y que la dote de una peculiaridad especial.

 

No, en Madrid no se da ningún monocultivo económico en el que se haya especializado de modod "natural" por tener Madrid en él  una ventaja comparativa respecto a otras zonas, a menos que se considere como tal el hecho de haber sido históricamente la sede de la capitalidad política de los sucesivos Estados que se han configurado en España desde la monarquía de Felipe II.

 

Y es que la existencia de Madrid como una isla terrestre  así como su dinamismo económico, que le ha llevado a ser -aún- el centro económico, social, demográfico y cultural más importante de España, se debe a la secular combinación de dos factores: uno, ineludible por su carácter objetivo, es su posición en el centro geográfico de la Península Ibérica; el otro, circunstancial o contingente,  el tradicional centralismo político del Estado español.

 

Pues bien, ambos dos factores están dejando de operar en estos tiempos con la misma fuerza con la que hasta ahora lo han hecho. Por  un lado, está la confluencia de los efectos de la descentralización política propia del Estado de las Autonomías) con la nueva  recentralización política que ha supuesto el que España sea miembro de la Unión Europea. Madrid ha perdido obviamente importancia política tanto a nivel nacional como internacional en la medida que se lo han quitado  las capitales autonómicas por un lado y  Bruselas, Estrasburgo y Frankfurt por otro.

 

De igual manera, el ser el centro  geográfico de una península vaciada demográficamente salvo en su periferia costera ya no puede dar más de sí como factor de dinamización, y ya ha dejado de tener la importancia que tenía en otros tiempos.

 

Así, la moderna red de autovías y de AVE han convertido a Madrid en una estación de paso, en un mero apeadero, para quienes por razones geográficas hayan todavía de pasar inevitablemente por ella (quienes desde Bilbao quieran ir a Málaga, quienes desde Barcelona quieran ir a Sevilla o quienes desde La Coruña o Vigo quieran ir a Valencia).

 

Los sistemas hoy más importantes de comunicaciones y transportes para la Península Ibérica: el eje del Mediterráneo y el eje del Cantábrico que conectan a las zonas costeras y pobladas de España entre sí y con Europa, dejan obviamente de lado a Madrid. Como lo hace el también eje de comunicación entre el Mediterráneo y el Cantábrico, que no pasa por Madrid sino por Zaragoza.

 

Y todos estos cambios técnicos se notarán,  con certeza en la pérdida de relevancia económica de su centralidad geográfica. Sencillamente, pasar por Madrid será cada vez más un trámite, una brece parada intermedia para quienes viven en la costas y se muevan entre ellas.

 

¿Es lo recién dicho creíble? Muchos pensarán que no, y lo harán pensando en que los datos aún muestran que la economía de Madrid ha experimentado en los últimos años fuertes crecimientos, tan fuertes  que podrían hacer dudar de la realidad del panorama apocalíptico que se acaba de exponer.

 

Pero, ¡cuidado con dejarse engañar con los datos que sólo miran  al pasado pues los datos sólo hacia él pueden mirar! Hacerlo y guiarse sólo por ellos  es como conducir un coche hacia adelante con los ojos clavados en el espejo retrovisor: una garantía de catástrofe.

 

Y es que  hay que tener en cuenta que las inercias en este campo de las dinámicas urbanas son muy persistentes por lo que,  fiarse y fijarse solamente en la evolución pasada, conduce con seguridad  al error. Como el ciclista que tras horas pedaleando sin problemas cae al suelo  cuando al dejar de pedalear  pierde el equilibrio, una economía isleña como la de Madrid, puede experimentar una caída catastrófica ante un relativamente pequeño revés a tenor de su debilidad estructural (su carencia de resiliencia económica) característica de su insularidad.

 

Ante esta situación incierta y peligrosa, lo más sorprendente es la respuesta de los dirigentes de la Isla de Madrid desde que las dos fuentes de su desarrollo económico (el centralismo político y la centralidad geográfica) han sido puestas crecientemente en duda por los cambios políticos y en las comunicaciones a los que se ha hecho referencia.

 

Todos esos dirigentes han sido (con el breve interregno que supuso la presencia de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid) militantes del Partido Popular. Y quizás por eso, todos ellos: Alvarez del Manzano, Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre, la señora de Aznar, Martinez Almeida y la señora (Miguel Angel) Rodríguez-Ayuso, al enfrentarse a esa "nueva" realidad a la que ha de afrontar la economía insular madrileña lo han hecho igual, del mismo modo, con la misma mezcla de fracasadas políticas de "altos vuelos" que oscilaban entre lo penosamente  patético, como el intento de convertir Alcorcón en una capital europea del juego de bajo nivel, de tragaperras, y lo cómicamente  absurdo, como el intento de convertir a Madrid en una "City" financiera sustituta de la londinense tras el Brexit.

 

Ha habido así mismo "exitosas" políticas neoliberales de "bajos vuelos" centradas en el fomento de la especulación inmobiliaria y el "dumping fiscal" respecto a otras comunidades autónomas, o sea, la conversión de Madrid en una suerte de paraíso fiscal para las empresas y las grandes fortunas (no, ni mucho menos, para la inmensa mayoría de sus habitantes).

 

Es mi opinión que la capacidad de generar expansión sostenida vía la generación burbujas inmobiliarias y vía el "dumping fiscal" no sólo es a la larga ficticia sino que tiene unos límites obvios a los que Madrid ya ha llegado. La sede fiscal de una empresa no es su sede operativa ni productiva y  sacar más suelo al mercado de suelo urbanizable cuando ya no hay razón para que venga más gente es un sinsentido.

 

Y, entonces. ¿Hay, o mejor dicho, habría alternativas para que Madrid no se convierta en un futuro no demasiado lejano en una isla deshabitada, en un islote casi sumergido en el mar de la España Vaciada? A tenor de la obra de un reconocido economista de las regiones y las ciudades, Richard Florida, quizás habría una salida para Madrid, pero esta pasa ineludiblemente porque desaparezcan de la dirección política de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid el Partido Popular (al menos el actual...y también el de siempre)  y VOX, lo cual es hoy por hoy poco probable, por lo que el destino de la Isla de Madrid no sería nada boyante, nada halagüeño.

 

Para Florida, las dotaciones de recursos naturales o de capital físico no son, en las modernas economías posindustriales, los factores más relevantes para la expansión económica de una zona geográfica. Lo que tras las sucesivas revoluciones científico-técnicas importa cada vez más es el capital humano "creativo" que se asiente en ella.

 

Y es que el capital humano, a diferencia del de tipo natural (los recursos naturales) y el físico (máquinas), es nómada. Los individuos lo llevan incorporado en sus cerebros y va donde ellos van. Se queda donde se asienten. Es móvil.

 

Por ello, una zona geográfica, una ciudad, tiene posibilidades de expansión si es lo suficientemente atractiva como para estimular a las que Florida define como "clases creativas" para afincarse en ella. Y a la inversa, una zona decae, una ciudad se hunde económica y vitalmente, cuando no es capaz de retener a sus clases creativas. Y este efecto, además, es acumulativo, pues los miembros de las clases creativas lo son más, o sea, son más creativos y productivos, si comparten lugares comunes. Si se juntan, si comparten tiempos y espacios, su creatividad se estimula mutuamente (externalidades de red) de modo no linealmente, de modo que la cantidad y calidad de su creatividad crece en mayor proporción que su número.

 

Cuando se trata de fomentar la expansión de un área geográfica o una ciudad, dice Florida, ya "es hora de abandonar el viejo enfoque de "política industrial" centrado en la subvención de empresas privadas y sectores y poner el foco en el desarrollo de la creatividad más amplia de los trabajadores" (Florida, The Real Reason Creative Workers Are Good for the Economy, 2013). 

 

Lo que importa, pues, para fomentar la economía de una ciudad es atraer a las "clases creativas". No, por tanto, a las clases trabajadoras de los sectores de bajo valor añadido (trabajadores de la construcción, taxistas, trabajadores de los servicios de hostelería masivos y demás), o sea, los que se atraen fomentando burbujas inmobiliarias como han hecho los dirigentes del partido popular en el poder en Madrid desde siempre y pretenden seguir haciéndolo los de hoy, sino investigadores, técnicos, profesionales de alto nivel, artistas, intelectuales, diseñadores...

 

Frente a las viejas clases productivas que lo que pedían para asentarse en una zona es que en esta proliferasen las actividades productivas por muy "desagradables" que fueran sus efectos secundarios (en suma, necesitaban que hubiese abundancia de fábricas y talleres), las nuevas "clases creativas", que trabajan en red y en la red, lo que piden para asentarse en una zona no es que en ella abunden fábricas y talleres, sino todo lo contrario,  que esta sea, de salida,  ecológicamente saludable y estéticamente hermosa, a la vez que ofrezca las oportunidades para el disfrute en forma de abundancia de actividades de de consumo estimulantes, de alto nivel. Y, por supuesto, las "clases creativas" para instalarse en una sociedad requieren que esta sea tolerante ideológica o politicamente, diversa social y culturalmente  y abierta o liberal vitalmente.

 

Pues bien, en ninguna de esas dimensiones la Isla de Madrid satisface hoy los mínimos que exige una "clase creativa". Madrid tiene el obvio handicap de no tener mar ni playa ni un entorno ecológico deslumbrante. Pero, en vez de buscar compensar esa deficiencia, sus dirigentes se han dedicado a afearla sistemáticamente. Los dirigentes del PP no han tenido ni tienen el menor reparo en tolerar y hasta fomentar que sea una ciudad sucia, horrible arquitectónicamente, ruidosa y contaminada (recuérdese que tanto "la" Ayuso como "el" Almeida tenían a gala el reivindicar el humo y los atascos e hicieron programa el acabar con los intentos de restricción del tráfico privado que había empezado Manuela Carmena) que nada respeta los escasos vestigios de su pasado. Mala tarjeta de presentación para los miembros de las "clases creativas".

 

Pero hay más, mucho más. Y es que,  si algo caracteriza a la actual dirección de los destinos económicos y políticos tanto de la Comunidad de Madrid como del Ayuntamiento de Madrid es su total carencia de sintonía con nada de lo que se pueda entender como preferencias vitales de las "clases creativas". Tanto la señora Ayuso como el señor Almeida, y sus socios de Ciudadanos son en los terrenos  ideológico, político, social, cultural  y vital  total y absolutamente rancios, casposos, cutres . Sus extremadamente derechistas e integristas  posiciones respecto a las políticas sociales y  culturales más bien están claramente en sintonía con sus socios políticos: la ultraderechista o -por qué no decirlo-  fascista gente de VOX (veánse las banderas con la cruz gamada que se ven todavía en sus manifestaciones pese al intento de su dirección de evitar que las saquen) . Posiciones en las antípodas de las que sostienen las "clases creativas".

 

Me remitiré a tres ejemplos. El primero de ellos se refiere a la aceptación y fomento de las alternativas culturales. De joven viví la conocida como "movida madrileña", que fue la explosión, apoyada desde el Ayuntamiento y la Comunidad,  de una multidimensional cultura juvenil alternativa a la rancia y casposa "cultura" oficial  que había acogotado a Madrid desde el final de la guerra civil de 1936-9. Y es que Madrid, tras la derrota de la República, fue tomada/invadida por gentes de la derecha que hasta hoy son mayoría.  Pues bien,  la llegada del Partido Popular al poder tanto en la Comunidad como el Ayuntamiento  marcó el final de esa explosión de vitalidad. El chotis, las verbenas, las procesiones, los "fachalecos",  recuperaron las calles con el apoyo entusiasta de la gente del PP.

 

En segundo lugar, me remitiré a la obvia falta de sintonía con "los diferentes". Sí, ya se que hay "un gay" en la dirección del PP y que también VOX alardea de contar  con "un diputado negro" para presumir de tolerancia y respeto a la diversidad. Pero sus actitudes convierten estos casos en meras anécdotas o en armas de guerra ideológica partidista. Así, en manos de la alianza PP-VOX, la ciudad de Madrid parece destinada a perder  lo que recién había conseguido, el ser una ciudad "LGTBI-friendly" (recuérdese la repetidamente expuesta intención de llevar la manifestación del  Orgullo fuera de la ciudad...¡a la Casa de Campo!). Pues bien, ya Richard Florida ha advertido que la tolerancia y fomento de la diversidad racial y sexual así como la igualdad de género son condición básica sine qua non para atraer a las "clases creativas". En este sentido, se puede incluir aquí la comprobada absoluta carencia de afinidad entre los partidos de Casado y Abascal con el movimiento feminista. El que haya mujeres como Monasterio y Olona en la dirección de VOX no significa nada. También Pilar Primo de Rivera era, como ellas, mujer, pero además fascista y antifeminista.

 

Finalmente, puede hablarse de la intolerancia de tipo ideológico y político. La posición política de los actuales dirigentes de la Isla de Madrid en contra de todo lo que recuerde a la II República Española es reveladora, como se manifiesta en su política de restitución en el callejero de los nombres de los prohombres  franquistas, así como en la exclusión de reconocimiento a los republicanos que lucharon contra el "Alzamiento" fascista del general Franco. A este paso de la oca, pronto llegará el momento en que las "tres derechas" (el PP, VOX y Ciudadanos) en el poder en Madrid eliminarán de sus calles cualquier recuerdo a vecinos que lo fueron de esta ciudad como Lorca, Unamuno, Machado, Alberti, Buñuel, Sender, Picasso, etc., por haber sido republicanos o izquierdistas. Está claro que ninguno de ellos es de "los suyos" ni los sienten como tales. Olvidan que son los ejemplos más preclaros y aceptados mundialmente que España ha dado en el siglo XX  a la "clase creativa" .

 

En una palabra, parece claro que Madrid se está decantando  de forma rápida no por ser  una ciudad abierta, tolerante y diversa que pudiera atraer a las gentes de las "clases creativa", sino una facha, casposa y cutre en lo cultural, e intolerante en lo ideológico y vivencial. Nada atractiva, pues.

 

En suma, al igual que la subida en el nivel de los océanos a consecuencia del cambio climático está condenando a algunas islas del Pacífico a desaparecer bajo las aguas, los cambios políticos y económicos también están poniendo en riesgo la supervivencia de la Isla de Madrid como dinámico centro económico y cultural. Y la única posible salida, el único posible remedio para reflotar su economía: la creatividad, la está vedando otra "subida", la del  nivel del conservadurismo ultraderechista político y cultural (la "cultura" de la caspa) que tanto complace a sus dirigentes. 

 

Y el detonante, la chispa que puede desencadenar la implosión de Madrid puede ser cualquier pequeño acontecimiento. Por ejemplo, la extensión del teletrabajo a consecuencia de la pandemia del COVID-19 puede actuar como  ese disparador, como la mariposa del  "efecto mariposa" que lleve a la definitiva implosión de Madrid como ciudad, al comienzo de su paulatino hundimiento como isla en ese océano de la España Vaciada. Pues, ¿para qué vivir en una ciudad cara,fea, sucia, ruidosa y carca cuando puedes hacer el mismo trabajo en lugares menos inhóspitos ecológica, estética, política, social y culturalmente? El futuro lo dirá.

 

P.D. La cutre-casposa-rancia estética del alcalde de Madrid acaba de ponerse una vez más en evidencia con la decoración navideña que el absolutamente increíble alcalde de Madrid, de cuyo nombre no quiero acordarme aunque sí que me acuerdo de su sobrenombre, ha decidido instalar en esta ciudad: luces con banderas de España kilométricas y belenes. Una estética adecuada para sus amigos del "fachaleco", los toros,  la caza, el bomberotorero,  las primerascomuniones con los niños vestidos de marineritos y las niñas de princesa, el rosario  y las "revistas" de vedettes. ¡Vamos! ¡Lo que más le gusta a la "clase creativa"! Pero...¿a qué ciudad pretende este señor que se parezca Madrid? Obviamente no a Londres, Berlin, Paris, Seattle o Nueva York.  Y no, no se piense que está "traída por los pelos" la utilización de los adornos navideños como relevantes para el tema de esta entrada, pues nunca hay que olvidar la advertencia de Oscar Wilde: “It is only shallow people who do not judge by appearances. The true mystery of the world is the visible, not the invisible....”

                        

 

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  1. #12
    30/10/20 12:15
    Lo mismo decían los consejeros socialistas de la CAM como Manglada bajo la dirección de Joaquín Leguina.

    Buen mitin casposo y comunista el suyo. Que le aproveche desde donde quiera que usted viva.
  2. en respuesta a Ddelvar
    -
    Nuevo
    #11
    27/10/20 08:27
    Madrid es la isla de Liliput, un reino de enanos que se creen el centro del mundo. 
    Madrid es una isla. 2013. Los libros del Lince.
  3. #10
    26/10/20 13:03
    Acabo de leer que este señor es "profesor"...dios mío. 
  4. #9
    26/10/20 10:23
    Buenos días, profesor. Primero felicitarle por la exposición del miercoles pasado, que gracias a un buen amigo, me lo grabó, y más tarde pude visionar.
    Por lo que veo usted acaba de atizar los fuegos del infierno, puesto que se ha posicionado, en fin, como persona respetuosa, no voy a entrar en polémica, puesto que esto va de colores y cada uno el suyo.
    Ahora bien, efectivamente, Madrid ha dejado de ser desde hace mucho una ciudad creativa e inclusiva, usted da algunas claves pero hay más, es una ciudad donde solo se nutre de negocios especulativos, es sitio de reunión de grupos de poder donde, por detrás, generan no solo influencia en la política autonómica y local, sino en la política central.
    Madrid lleva nutriéndose de almas no solo del resto de España también sino  de afuera y lleva muchas décadas, es parte de una estrategia que nos a llevado, a la España vaciada.
    La economía es multidisciplinar, y como toda ciencia social, imperfecta, tiene diferentes enfoques, pero también tiene doctrinas, que entran más por el lado teológico, que por el científico, y quien no reconozca la falta de rigurosidad de la teología económica actual, se le debe de enseñar que la reflexión y el pensamiento crítico es el alma de cualquier ser humano con cierta autonomía, sensibilidad y libertad.
    Existen mucha literatura sobre el tema, pero también va con la persona.
    Quiero recordar que una teoría es apriori, una hipótesis suficientemente contrastada, verificada y contrastable. Lo demás son cuentos de viejas, con pasados inventados, con mucha imaginación y un alto grado de egoísmo.
    Cabe recordar que lo que una vez pudo ser blanco, en términos económicos, mañana puede ser negro, por qué la alimaña no tiene miramientos, solo desea nutrirse y seguir sobreviviendo. Esto va para todos lo orgullosos de ser un engranaje que alimenta a esa gran alimaña.
    Como no puede ser de otra manera, en mucho de lo que usted  argumenta, profesor, estoy de acuerdo.

    Gracias, un abrazo y cuidese.
  5. #8
    26/10/20 08:59
    Sr. ideólogo (mal) disfrazado de sociólogo-economista:

    El mundo, todo el planeta, evoluciona hacia la ultraconcentración geográfica del poder (dinero), siendo la ubicación de la producción, en general, irrelevante.
    Además, de ciegos es pensar que esta tendencia es reciente, quien no vea que ésta es la tónica ininterrumpida desde que el homo sapiens es sapiens, que ponga Telecinco.
    En un horizonte no tan cercano, se podría (sólo quizás) prever que la nueva era de las telecomunicaciones cambie el paradigma, y las "islas" de las que habla el articulista pierdan su preponderancia; pero eso pasará con todas las islas, no sólo con Madrid, y no porque no gobierne la ciudad una entrañable abuelita.
  6. en respuesta a Ddelvar
    -
    #7
    25/10/20 22:23
    Perdone profesor pero Vd. maneja las tesis de Richard Florida a su antojo y como quiere para llevar al lector a su terreno . Parece que Vd. quiere decir que hay que dejar el gobierno de Madrid en manos de creativos como Errejón, Maestre, Pulido , Higueras , etc .  !!! Venga hombre !!!
  7. #6
    25/10/20 22:02
    Poca economía y mucha ideología 
  8. #5
    25/10/20 21:11
    Escaso contenido razonado y mucho ideológico.  Le etiqueto para no leerle más.   Dedíquese a la política de la algarada, puede que se le de bien. 

  9. #4
    25/10/20 20:49
    Estimado Señor Fernando Esteve Mora,

    Quizás en algunos párrafos de su exposición, pueda tener usted algo de razón. 

    Por lo demás, parece que lo que usted pretende es que Madrid, el pulmón económico de esta gran nación, debería doblegarse a intereses totalmente espurios y falaces. 

    El que una empresa de Cataluña tenga su sede fiscal en Madrid, deja un margen fiscal a esta, hasta ahora, próspera región, en mayor capacidad para: 1) La supuesta empresa catalana pague sus impuestos en Madrid y 2) Madrid los reparta más solidariamente que ninguna otra región entre el resto de españoles. ¿O es qué acaso usted que defiende la unidad de mercado en Europa no la defiende entre españoles?

    Si Valencia, Cantabria y Vasconia tiene un turismo fiel que si se gasta el dinero, es gracias a que los madrileños en un porcentaje muy alto tienen sus segundas residencias en estos lugares. 

    Yo soy vasco, soy gallego, soy valenciano, soy castellano. Es decir, soy español por los cuatro costados. 

    Usted da a entender, que Madrid es prescindible, o qué  sus gobiernos, por cierto, de Ciudadanos y PP, son un lastre. Disculpe usted, pero no entiendo por qué mete a VOX en esta historia, al fin y al cabo es un apoyo que tiene la ¡Región de Madrid! pero que no forma parte del gobierno. 

    Si usted cree que la región de Madrid es tan solo una isla (en cierto modo prescindible o innecesaria al resto de regiones, ya que es un lugar de paso, creo que se equivoca completamente). Se lo digo, porque media España está con una pie aquí y otra en otro país, dada la dictadura a la que estamos sometidos. Y, entonces no habrá segundas residencias ni en Valencia ni en Andalucía, ni en ningún otro lugar de España y, por ende no habrá riqueza para nadie, cómo, ya hoy, falta a mucha gente. 

    Señor, lo que si le puedo decir es cada día que Madrid está confinada se pierden 18.000 mil puestos de trabajo ( y de eso sí entiendo).

    En otras palabras, o usted no sabe de lo habla, o si lo sabe, cosa que dudo, no publique tan insensatas conclusiones faltas un poco de rigor de lo que realmente supone Madrid para el resto de España. 

    Es más, le considero o un indocumentado o un vendido, no sé a qué, pero un vendido. No se lo tome como un insulto. Si es un ignorante, se puede solucionar, todos aprendemos todos los días algo. Si es usted un vendido, lo cual sospecho y, también puede ser un ignorante, no le haga este desfavor a Rankia.  

    Cierto es que no le he aportado muchos datos, pero usted no ha aportado ninguno.


    Ignacio García de Val
     
  10. #3
    25/10/20 19:34
     Pd: que machista e irrespetuoso es su comentario sobre la alcaldesa y ayuso. Tremendo verlo escrito. 
  11. #2
    25/10/20 19:28
    Si vox se auto describe como partido no ultraderechista ni por supuesto fascista (descripciones maniqueas y opuestas  por cierto,ya que el fascismo es nacional-socialista, etc), por qué insiste en esa descripción? Sabe usted algo que no sepan ellos o los demás? O no será un sesgo de confirmación, tan venenoso para alguien que escribe un análisis? 
    En este sentido debe tener mala memoria porque al principio de los 2000 (antes quizá y hasta q zp destroza todo) Madrid se salía en todos los parámetros. Y sobre todo y en relación a lo que le interesa, fue un gran imán de multiculturalidad y heterogeneidad, en donde todo valía, todo se emprendía y el dinero y la energía positiva eran tan comunes. No se si Florida comenta en su libro lo evidente: las élites creativas van y surgen donde hay y s e puede hacer dinero principalmente, no donde es bonito o gay; eso es secundario y aparece (la apreciación por la estética, el ecosistema, las libertades en todas sus acepciones, la comida orgánica, etc) después de crear riqueza. Lo que hace falta siempre, aquí y allí, son emprendedores que quieran arriesgar todo para crear riqueza. Y para eso hacen falta políticas y contextos liberales (si, lo q llama ud paraíso fiscal también, que sólo es un sitio donde el estado roba menos a los ciudadanos) para dejar que el potencial humano emerja en todo su esplendor, con menos trabas para crear.  
  12. Nuevo
    #1
    25/10/20 19:03
    Debería de ser un Artículo de Economía con rigor no una Declaración Ideológica. Poco más que decir, ya que no dice ni aporta nada, sólo apología de la Ideología Política del Autor.