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Volvía en coche  a Madrid el viernes pasado tras pasar el día en Salamanca y como casi siempre hago cuando voy y vuelvo a esa ciudad "pasé" de coger la autovía de peaje que a través del túnel sortea la Sierra de Guadarrama y fuí por la vieja carretera nacional, la N-VI. No suelo ir con prisa y me gusta contemplar cómo se extiende Madrid desde el Alto del León, por lo  que no me importa ganar Tiempo perdiendo el tiempo. El caso es que, el otro día, y ya entrada la noche, me sorprendió el que la carretera estuviese tan llena, rozando la congestión. Sucede que tanto la subida como la bajada del Alto es relativamente complicada: son muy pronunciadas y hay muchas curvas que son además extremadamente cerradas, Por todo ello lo habitual hubiera sido -como lo  era antes-  tropezarse con muy poca gente: parejitas en paseo romántico, motoristas enamorados de las curvas, y tipos tranquilos a los que no les importe ganar el Tiempo perdiéndolo. Poca gente, en suma, y casi nunca ni camioneros ni familias de fin de semana.

Pero el viernes pasado la carretera estaba llena. El problema es que cuando hay mucho tráfico y además es de noche, el viaje se pone complicado, nada agradable o placentero: un coñazo por decirlo en una palabra. Ni yo ni el resto de quienes viajábamos no sólo no nos podíamos despistar ni un segundo sino que, encima, estoy seguro que conducíamos inquietos, por no decir con miedo.

El caso es que no recordaba tiempos con una ocupación tan elevada de la vieja carretera. Ya sé que esto es una sensación personal, pero me da la impresión que el uso de la carretera ha crecido enormemente en los últimos tiempos. Y si no me estoy equivocando en mi apreciación y esos  es lo que está pasando, la explicación es muy simple y evidente: en un entorno de crisis como el actual, la subida en los peajes ha desplazado a muchos conductores -incluyendo un sustancial número de camiones- del uso de la tranquila y segura autopista de peaje (que además tiene un flamante nuevo túnel), a la vieja carretera insegura y diseñada para unos vehículos de prestaciones muy inferiores a los actuales. 

Normal, ¿no? Normal, sí... en un cierto sentido. La congestión que yo observé era evidentemente explicable por la más sencilla economía de primer curso: el efecto sobre la demanda de uso de la carretera  de  la suma del "efecto sustitución cruzado" asociado a  la subida del peaje para pasar por el tunel junto con el "efecto renta" consecuencia tanto de la subida del peaje como de la  disminución de la renta disponible de los conductores en esta recesión. Esto es, en suma, lo que de modo normal se sigue de la teoría de la demanda . Es normal, sí. Pero no debería serlo. O mejor dicho, lo que debería ser normal es que el peaje en vez de subir hubiese bajado, pues eso sería lo recomendable por aplicación estricta de las implicaciones del  teorma más importante -para mí- de la Teoría Microeconómica: el Teorema del Segundo Óptimo de Lipsey-Lancaster.

Formulado en 1956-7, este teorema viene a decir que si en algún (o algunos) sector de la economía no se cumplen (por las razones que fuese y que no se pudiesen obviar) las condiciones de eficiencia económica, entonces no se puede decir con carácter general que  sea deseable que se cumplan las habituales condiciones para la eficiencia (o sea, que el precio de cada bien y recurso sea igual a su coste marginal de provisión) en el resto de los sectores.

¿Tiene este teorema alguna aplicación para el entorno que estamos analizando? Creo que sí. Veamos. por un lado, tenemos que para realizar un determinado trayecto (o sea, el pasar la Sierra de Guadarrama por esa zona) hay  dos alternativas: o bien el ir por el (nuevo) túnel no congestionado y seguro, o bien el ir por la antigua carretera peligrosa y difícil. Ahora vamos a suponer, inicialmente, algo irreal pero que nos va a servir como punto de partida. Vamos a suponer que por pasar por el túnel se cobra a cada conductor que quiera hacerlo el peaje "eficiente" que, para serlo, debería ser igual al coste marginal o adicional que supone el que cada conductor lo use. Dicho con otras palabras, el peaje "eficiente" o de "primer óptimo" debiera  cobrar a cada conductor el coste adicional que supone el que él use del túnel, por lo tanto el coste adicional que él agrega en términos de desgaste de firme, uso de servicios de iluminación y limpieza, etc.. El peaje "eficiente" de "primer orden" sería, obviamente, muy pequeño pues escaso es el coste que el uso del tunel por cada conductor en concreto supone, al menos mientras el uso del tunel no esté tan masificado que se produzcan atascos y retenciones, en cuyo caso, un peaje eficiente debería de incluir un pago por el retraso e inconvenientos que el uso del tunel por cada uno de los conductores impone a todos los demás. Pero mientras el tunel no esté atascado, el coste marginal adicional que cada conductor supone -o sea. el uso que él particularmente hace de un recurso como es el tunel- será muy, muy bajo. Obviamente, por cierto, el peaje "eficiente" es un peaje teórico: nunca aplicado en ningún peaje del mundo real.

Vayamos ahora al modo alternativo de traspasar el Guadarram:  la carretera N-VI por el Alto del León. Obsérvese que, dado que en las carreteras nacionales no se puede cobrar precio por su uso,sus usuarios sólo pagan cuando transitan por ellas  los costes privados de hacerlo (gasolina, desgaste de vehículo, tiempo adicional, stress, pérdidas esperadas en caso de accidente,...) y no tienen en cuenta el coste externo que el uso de la carretera por cada ususario le supone a todos y cada uno de los demás usuarios. Es decir, que ningún conductor privadamente tiene en cuenta las externalidades negativas que su particular uso de la carretera le hace a los demás sufrir. O sea, que cuando se usa la carretera el coste social es distinto y más elevado que el coste privado, lo que implica que se usa en demasía ineficientemente,  ya que ningún conductor paga el coste total por usarla que él supone sino solamente su coste privado.

Supongamos, ahora que cobrásemos el peaje "eficiente" por pasar por el túnel, y nada por ir por la N-VI. Pues bien, en tal caso estaríamos entonces en una curiosa situación: pues estaríamos cobrando el peaje "eficiente" en el túnel, y a la vez habría un uso ineficiente de la carretera, pues en esta habría congestión y no se cobraría nada por internalizar esta externalidad negativa por el simple hecho de que el uso de las carretertas nacionales es gratuito. Extraña situación ¿no? (Y recuérdese que con total y absoluta seguridad el que hemos llamado peaje "eficiente" o de "primer óptimo" debería ser muchísimo más bajo que el peaje real que se cobra para pasar por el tunel).

Pues bien, lo que viene a decir el Teorema de Segundo Óptimo en este tipo de situaciones es que, en un caso así, un caso en que no podemos llegar al "Primer Óptimo" porque hay algún sector económico donde no pueden regir las condiciones de eficiencia (en nuestro caso, en la N-VI no se puede cobrar por su uso),  lo adecuado es buscar el "Segundo "mejor" Óptimo", lo que obliga a  alejarse de las condiciones de "eficiencia" del otro sector. En el caso del tunel,  lo adecuado en este caso sería bajar el peaje del túnel por debajo del que hemos denominado peaje "eficiente" para así atraer a conductores de la carretera,  de modo que al disminuir o desaparecer en ella  la congestión, se atenúe la diferencia entre el coste privado y el social de usarla. Dicho con otras palabras: lo eficiente en un mundo real que siempre es de "segundo óptimo"  no es subir el peaje sino bajarlo. El "peaje eficiente" en un mundo de "segundo óptimo" habría  de ser más bajo que el coste marginal.

Nunca el túnel de Guadarrama cobró un peaje más bajo que el coste marginal por usarlo. De eso estoy seguro. Pero hace un tiempo, el peaje tenía un nivel tal que llevaba -como he dicho- a que no hubiese congestión en la carretera que pasa por el Alto del León. No sería el peaje eficiente, con arreglo al Teorema de Segundo Óptimo, pero por lo menos no creaba una obvia ineficiencia en el uso de la carretera N-VI. Pero ¿qué ha hecho ahora el Gobierno? Pues lo más absurdo desde un punto de vista económico: En vez de bajar el peaje para compensar la caída en las rentas disponibles y el consiguiente desplazammiento de algunos conductores del túnel a la carretera, restableciendose así las condiciones de eficiencia previas, ha hecho todo lo contrario: ha subido el peaje en el túnel, lo que está generando un coste social brutal (una ineficiencia) en el uso de la carretera. Ineficiencias que no sólo tendrán costes "monetarios" sino que, no creo que las leyes de la estadística tarden mucho en actuar,  aparezcan también en forma de muertos y  heridos.

Hablo desde la perspectiva de ciudadano de Madrid. Pero lo que cuento parece que ha sucedido y está sucediendo en otros puntos de este nuestro desventurado y olvidable país. Me cuentan amigos de Barcelona, que lo del Túnel de Guadarrama es una bromita en comparación con lo que tienen que "sufrir" ellos  no de vez en cuando, sino en el día a día. Estoy de acuerdo punto por punto con su cabreo. Aquellos que cuando oyen hablar de las quejas de los "catalanes" se remiten a la sempiterna cantinela de que "siempre se están quejando" se equivocan de medio a medio al menos en lo que se refiere a este punto. Y no lo digo porque me caigan bien  "los catalanes" en general, que me caen bien por cierto, sino porque estoy seguro que el Teorema de Segundo Óptimo avala sin duda sus quejas. Y en tal caso nada más hay que decir.

Y es que, no se olvide, el Teorema de Segundo Óptimo es un teorema. Todo un auténtico teorema, con "todas las de la ley matemática" detrás. Y esto significa que, dado que se cumple siempre que se dan los supuestos sobre los que está construido, habría que tenerlo siempre en cuenta. Pero lo raro es que no ocurre así. No sólo lo desconocen aquellos que confunden la Economía con la Contabilidad o la búsqueda del grial del Equilibrio Presupuestario, o sea, tertulianos, periodistas y políticos, sino también es desconocido por economistas "de  calle" y también  incluso por economistas "académicos" o "de facultad". Que estos últimos no usen de este Teorema en mayor medida, dado que las circunstancias en las que puede y debería aplicarse son de lo más común y corriente,  es, por decirlo caritativamente, "sintomático".

Y es que sucede, por un lado, que el Teorema de Segundo Óptimo lleva a concluir ineludiblemente que los resultados a los que llegaría el recurrir al libre mercado sin intervención pública casi nunca son los adecuados y eficientes. O sea, que el Teorema de Segundo Óptimo tierne unas claras implicaciones políticas claramente antineoliberales. Sucede, asimismo, que este Teorema no se explica en la actualidad en ninguna  Facultad de Economía de nuestro país como se comprueba por el hecho demostrado de que (ya) este teorema no aparece en ninguno de los libros de texto de Microeconomía que se les hace deglutir a los alumnos de estas faculatdes. Todo muy curioso, ¿no? 

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  1. #4
    21/01/13 11:03

    El catalán se queja porque realmente hay que quejarse de lo que uno considera injusto: quien no llora no mama. De todas formas, no es lo mismo que Oriol Pujol se queje de que van a por él, y que mis amigos catalanes, en renta a la par conmigo (y chino chano a la de bastantes de Uds.), se quejen de lo que se encuentran a la ida y a la vuelta a/de trabajar (los que trabajan, claro está).

    El madrileño medio se ha atocinado y apenas protesta, y quien protesta suele merecer su oprobio. Este es el matiz. El madrileño medio suele arreglar la galaxia en la barra de un bar pero no suele ahorrar despropósitos contra quien hace huelga (p. e. los transportes públicos) porque le jode la entrada en el trabajo (quien trabaja; quien no, porque son unos jetas que tienen trabajo). Sin entrar a saber (ni quererlo, que es peor) si lo que solicita quien hace huelga es justo. ¡Pero si hasta se ha criticado a los médicos porque andaban de huelga, sin saber que lo hacían por todos nosotros! En fin.

  2. #3
    19/01/13 23:04

    Cojo habitualmente ambas carreteras.Doy fe de que antes al llegar a Adanero el 80% de los vehículos cogian la autopista.... ahora es a la inversa. Por otra parte, la forma en la que alterarán estos comportamientos será cob la variación de los límites de velocidad y no con el precio.... al tiempo.

  3. #2
    19/01/13 21:20

    La conclusion del ultimo párrafo, en relación con el ejemplo planteado es como un conejo sacado de la chistera, no veo por ninguna parte donde esta el libre mercado en la "competencia" de una carretera publica, y una autopista publica, con unos precios que no fija el mercado en libre competencia, los fija de manera arbitraria el administrador de la autopista: Gobierno de España. Que cobra al ciudadano por algo que este ya ha pagado via impuestos, provocando que muchos usuarios tengan que tomar la ruta más peligrosa. Y no por que quieran disfrutar del paisaje, si no por que la buchaca no da para mas.

  4. #1
    19/01/13 21:19

    Es que quien escriba contra el dogma neoliberal va a ser vetado de la publicación de libros y revistas de economia. Luego, el "pubish or perish" hará el resto.