- Tras una larga historia de beneficios escandalosos, nadie acepta que el dinero público se destine a sanear balances bancarios o a operaciones de compra bajo coste. Nuestros dirigentes nos aseguran que esta ayuda es para desatascar las tuberías del sistema financiero pero los ciudadanos no terminamos de confiar en que se cumpla el objetivo, y menos en los controles prometidos.
- Conscientes de que recibir ayudas podría tener un coste de imagen, algunos bancos se plantean (declarar) no aceptarlas. Es el caso de los bancos alemanes, que no están dispuestos a aparecer en ninguna lista de la vergüenza. España se empieza a plantear publicar los nombres de los destinatarios de estas ayudas -riesgo moral de libro- y el Santander, de repente, se muestra alérgico al dinero público.
- El Gobierno español plantea, de acuerdo con lo que hemos hablado hace unos días, ampliar el plazo de disposición de las cuentas vivienda, consciente de que no hacer nada tendría tantas consecuencias como aprobar cualquier medida. Sin embargo, a ver qué cara se les queda a los que han mal-comprado en estos dos últimos años. Yo mantengo que hacen bien quienes devuelven el dinero desgravado a Hacienda y buscan un nuevo destino a sus ahorros, incluido el consumo presente. Admito acusaciones de irresponsabilidad por mis radicales sugerencias.
- Señores como Galindo -el del ladrillo- y Villalonga -el de la teleco- son riesgos morales en sí mismos. Basta con que abran la boca.
- También existe riesgo moral en el aumento del tramo de renta permitido para acceder a una VPO, que ya es accesible para ingresos de 36.000 euros anuales por unidad familiar. Pero también es injusto que nuestro sistema fiscal penalice a los trabajadores que saltan de un tramo a otro por cuatro duros ganados de más. Quienes vayan por la vida con contratos temporales encadenados o en más de un centro de trabajo saben de qué estoy hablando. Y en niveles de ingresos reducidos, es normal que haya personas que prefieran la subvención/incentivo a la nómina. Esto también es riesgo moral.
- La última es ayudar a desempleados y agobiados por el yugo hipotecario con moratorias al pago de cuotas. Dos entidades ya se han adelantado, con buen criterio para evitar suspicacias, y permiten aplazar las cuotas. Pero no deja de ser insultante para muchos que apostaron en su momento por la cordura y no se metieron en deudas imposibles. Que conste que me alegro de que el interbancario haya vuelto en sí, a fin de cuentas, tengo demasiados amigos empantanados con el euribor.
Hay que decir que esta clase de riesgos no tiene por qué materializarse. Ocurre igual que con los riesgos cambiarios, los bursátiles, los empresariales y los políticos. El problema es que aquí la renta que nos estamos jugando es la confianza y el cambio en las expectativas. Aplíquense, pues, nuestros dirigentes en disipar toda duda sobre la eficacia y la buena voluntad de sus propuestas.