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Misterios y Magia de Aruej en Calatayud – II

 
Misterios y Magia de Aruej en Calatayud – II 
                                                                     
 
       Habría mucho que hablar sobre el papel de la mujer en la tradicional cultura judeo-cristiana y el humanismo clásico, nos centraremos en esta ocasión en las brujas y más en concreto en la Edad Media.

            Según el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española (DRAE), la palabra «bruja» no tiene más que connotaciones y acepciones negativas, entre otras:
a) Persona a la que se le atribuyen poderes mágicos obtenidos del diablo.
 b) En los cuentos infantiles o relatos folclóricos, mujer fea y malvada, que tiene poderes mágicos y que, generalmente, puede volar montada en una escoba.
 c) Mujer de aspecto repulsivo. 

            En el imaginario de la Edad Media, las brujas están claramente marginadas y postergadas de la sociedad. Están en su lado oscuro por sus pactos con el diablo, que les permiten volar y cambiar de forma, por sus actividades “extrañas” y ritos del tipo aquelarres, así como recolectar flora de los bosques y sotos con motivos “sospechosos”.

            Con estos antecedentes, no es de extrañar que los oratores, la Iglesia a través de la Inquisición como guardiana de la ortodoxia de la fe, en gran medida en alianza con los señores de la guerra o bellatores, nobleza alta y media fundamentalmente, pusieran su foco castigador en estas “herejes”, aliadas nada menos que con Lucifer, el señor de las tinieblas y del mal. Muchas de ellas fueron torturadas y murieron en hogueras como escarmiento ejemplificador. Sin duda, aviso a navegantes, que los oratores y bellatores controlaban férreamente la sociedad, disciplina, sanciones y status quo.

            La novela histórica ‘Misterios y Magia’ de Aruej, situada en el Valle del Aragón en la segunda mitad del siglo XI, época de los primeros reyes de Aragón -Ramiro I y Sancho Ramírez-, incorpora a las brujas del Pirineo, concretamente de la Cueva de las Güixas, como elemento central de la trama, pasiones y aventuras que tienen lugar en el Señorío de Aruej. El Valle de Aruej era como se denominaba el Valle del Aragón en la Edad Media, dominado por señores de la nobleza media. 

            Pero mis brujas ni son malignas, ni son feas y repulsivas, ni se alían con el diablo. Son todo lo contrario: forman frente de fuerzas del bien junto con unicornios, murciélagos, tritones y otros seres de mi imaginario particular y universo de ficción, misterioso y mágico, paralelo al real, como otros muchos universos paralelos o bitopías o mundos gemelos que tiene la novela. Son las brujas, mis brujas, bellos seres bondadosos, personas de mucha sensibilidad científica en contacto con la naturaleza, con la botánica al servicio de la medicina y otros aspectos, incluyendo mejor sexualidad, apoyo en partos y muchas más dimensiones de desarrollo personal y social. 

    Luis Ferruz / Escritor y economista
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