El pasado día 6 a las 10 de la mañana hora local dijeron que iban a empalar a todos los que habían estado comprando francos suizos como divisa refugio. Los pardillos de todo el mundo leen el mismo manual, que explica que, ante una situación de quiebra mundial, hay tres activos refugio: el oro, la plata y el Franco Suizo.
Desgraciadamente para ellos (los pardillos), ese manual no se ha actualizado en los últimos 10 años, pues desde el uno de mayo del 2000 el Franco Suizo no está respaldado por oro, pero parece que todavía no se han enterado. Debido a ello, los que buscaban refugio se han quedado con un roto en su patrimonio y con una divisa atada a otra que se desliza por un tobogán enjabonado.
Voltaire ya decía que el dinero de papel siempre acaba alcanzando su valor intrínseco: cero
Como es natural, la noticia del encadenamiento del Franco a la piedra de molino del Euro tendría que haber supuesto una subida vertiginosa del oro y la plata. Si de los tres refugios teóricos uno demuestra que era una ratonera, el dinero tiene que dirigirse a los dos que quedan. Pero ahora viene lo divertido.
Los pobres bancos que están hasta las cejas de miles de contratos cortos en los dos metales sabían que esa noticia les iba a hacer un roto en los pantalones. Pero, además, disponían de información privilegiada, como siempre. Entonces tomaron el toro por los cuernos y decidieron tumbar miserablemente el precio de los dos metales antes de que se diera la noticia del Franco. De esa forma, la gente pensaría que eso era malo para los metales y no empezarían a comprar como locos (que es lo que hubiera pasado).
Como he dicho arriba, la noticia se dio a las 10 (aunque no fui capaz de encontrarla en los sitios que leo habitualmente y la tuve que adivinar mirando el gráfico, pero luego la pude encontrar en Internet). A las 10:02 h se disparó el precio del Euro/Franco Suizo. Hasta ahí todo normal.
Lo curioso es que el oro cayera en picado a las 9:57 h y la plata a las 9:58 h. De esa forma, cuando la gente mirara el gráfico de los metales y los viera cayendo en picado, pensaría que lo del Franco perjudicaba al oro y la plata, y se les irían las ganas de comprar. Y, sorprendentemente, consiguieron su propósito.
En cuaquier país civilizado eso sería pagado con penas de cárcel. Desgraciadamente ese tipo de países se encuentran todos en Andrómeda, y a los jueces no les pilla de paso venir a los juzgados de este pequeño planeta llamado erróneamente “Tierra”, puesto que la mayor parte es agua.