Acceder

¿Son comunes los intereses de accionistas y obligacionistas de una empresa?

Desde un punto de vista general, podríamos pensar que los intereses de ambos grupos de inversores de una misma empresa (accionistas y obligacionistas, es decir, propietarios y acreedores) sí son comunes. De hecho, a los dos tipos de inversores les favorece que el negocio de la empresa vaya lo mejor posible. No obstante, para el bonista, que los resultados de la empresa sean muy positivos no le afecta de forma muy significativa, ya que no va a obtener una retribución adicional por esos resultados más allá de reducirse la probabilidad de que la empresa le pudiese impagar los cupones o el principal del bono. A vencimiento de su inversión, habrá percibido lo mismo haya evolucionado muy bien, bien, regular o incluso mal el negocio de la empresa, siempre que no haya incurrido en impagos.

De hecho, es posible que si la entidad está en pérdidas pero a medio y largo plazo los accionistas consideran que su negocio volverá a ser rentable, decidan acometer ampliaciones de capital, lo que supone aumentar el “colchón de seguridad” para los obligacionistas de esa empresa. Un tenedor de bonos está asumiendo tanto menos riesgo de impago cuanto más capital tenga la empresa, por lo que una ampliación de capital es una buena noticia para las bonistas, ya que reduce la probabilidad de impago de cupones o principal de los bonos. Por el contrario, es una mala noticia para los accionistas, dado que los beneficios que obtenga la empresa se tendrán que repartir entre un mayor número de accionistas.

Por tanto, para los bonistas, es muy relevante conocer el ratio deuda/capital de una empresa. La reducción de ese ratio por parte de una empresa les favorece.

Veámoslo de forma esquemática:

Esquema Zinara

La deuda de la empresa antes de ampliar capital ascendía a 80 millones de euros, frente a 20 millones de capital. Es decir, si el negocio comienza a funcionar mal, los bonistas solo tienen un “colchón” de 20 millones para que las pérdidas en las que incurra el negocio no les afecten de cara al reintegro de los cupones y el nominal de sus inversiones. Sin embargo, si la empresa decide acometer una ampliación de capital por otros 20 millones de euros, los bonistas ven como se duplica ese colchón, con lo que se reduce la probabilidad de impago de la deuda.

Este tipo de situaciones no son solo teóricas, sino que cotizan en los mercados. Vamos a verlo sobre un ejemplo de cotizaciones de acciones y bonos de Banco Popular para el año 2012.

Evolución Precios Bonos Subordinados

Como vemos en el gráfico, durante los primeros meses del ejercicio 2012 la cotización tanto de las acciones como de los bonos tiende a la baja de forma significativa, debido a la percepción sobre el riesgo España en general y del Banco Popular en particular. Sin embargo, a finales del mes de septiembre, el consejo de administración de Banco Popular

comunica que va a realizar una ampliación de capital por importe de 2.500 millones de euros, lo que supone multiplicar por más de dos el capital de la entidad. La cotización de los bonos comienza a repuntar levemente, a la espera de que se concrete de la citada ampliación. En paralelo, la cotización de las acciones sigue su tendencia a la baja, ya que al incrementarse tanto la base de capital, los beneficios que obtenga la entidad en el futuro deberán ser repartidos entre mayor número de acciones.

Conforme se comunica al mercado que la ampliación de capital va a tener éxito y la entidad obtendrá los 2.500 millones que se ha propuesto, los bonos sufren importantes repuntes en el precio, ya que se reduce el riesgo de crédito percibido por los inversores, no porque la previsiones sobre el negocio de la empresa hayan mejorado, sino porque se ha reducido la probabilidad de verse afectados aunque la marcha del negocio no sea favorable, ya que se ha incrementado el número de acreedores con mayor subordinación (accionistas). El bono pasa de cotizar en niveles cercanos al 50% del nominal a más del 80%, lo que supone una revalorización del 60% en apenas tres meses. Volvemos a apreciar aquí que la variabilidad de precios a corto plazo en determinados instrumentos de renta fija puede llegar a ser muy elevada (más incluso que la renta variable).

2
¿Te ha gustado mi artículo?
Si quieres saber más y estar al día de mis reflexiones, suscríbete a mi blog y sé el primero en recibir las nuevas publicaciones en tu correo electrónico
  1. #2
    08/02/17 20:42

    Muy buen post.

    Coincido contigo.

    En mi opinión, es mucho más interesante (y seguro) ser bonista, que accionista.

    Como bonista, los cupones los tienes asegurados mientras la empresa no quiebre. Sin embargo, los dividendos pueden ser reducidos o eliminados a discreción, cuando vienen mal dadas.

    En caso de quiebra, la acción llegaría a valer tan sólo unos céntimos de euro, ocasionando que el accionista lo pierda prácticamente todo. Por contra, las quitas de la deuda a los bonistas pueden ser menos lesivas, en términos absolutos, que la brutal bajada de las acciones.

    Personalmente lo tengo MUY claro.

    Cuando invierto en una empresa en concreto: Bonos antes que acciones.

    Saludos.

  2. #1
    Igarcipu
    08/02/17 18:32

    Has dado en el clavo, gran post compañer@.