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Raul74 13/03/16 17:44
Ha comentado en el artículo Los ciclos Dansgaard-Oeschger
Gracias por los comentarios, tambien desconocía lo publicado en Nature al respecto. Seguiré investigando sobre el tema ya que creo que se subestima la influencia de los oceanos en el clima. un saludo
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Raul74 09/03/16 22:20
Ha comentado en el artículo Los ciclos Dansgaard-Oeschger
Creo que tendrías razon en casi todo, aunque no coincido con la conclusion sobre los volcanes. Conoces perfectamente las oscilaciones oceánicas, te ruego puedas leer lo siguiente y comentar, aunque será un poco amplio. Las grandes erupción del Krakatoa en 1883, del Tambora en la isla de Sumbawa en 1815 y el gran maremoto que asoló sobretodo la isla de Sumatra en 2005, además de la macroerupción del Toba en la misma isla hace 73.000 años; tienen en común que se encuentran en el arco de Insulindia con mayor actividad sísmica y vulcanológica del Planeta, donde se han dado la mayoría de erupciones grandes. Uno de los problemas que plantea correlacionar las variaciones de la temperatura media de la Tierra con el depósito de aerosoles volcánicos u otros fenómenos probables como el cambio climático de origen antrópico es la falta de mediciones termométricas durante siglos anteriores al XX, sobretodo en puntos alejados de núcleos de población. Algunos observatorios antiguos, muy pocos, reúnen información incluso anterior al siglo XIX, estando alejados lo suficiente de poblaciones. Son estos datos los únicos que permiten correlacionar la variación de la temperatura media de la Tierra antes del siglo XX, con el evidente incremento de la temperatura media de nuestro planeta observado durante el siglo pasado. Ya Benjamín Franklin a finales del siglo XVIII, supo observar que años anómalos muy fríos como 1783 podían estar relacionados con erupciones volcánicas, como la del volcán islandés Laki. Una de las erupciones mejor estudiadas por haber sucedido en el estado de Washington, en EEUU, es la del volcán ST Helens, de 1980, que envió a la alta atmósfera un total de 1,5 Kms. cúbicos de material, buena parte convertido en aerosoles. Se observa en la gráfica de temperaturas un descenso súbito de más de medio grado en dos años. Pero, sin duda, el fenómeno de reducción más patente es el consecuente a la erupción del Pinatubo que eyectó a la alta atmósfera entre 5 y 8 Kms. cúbicos de material y que ocasiona la más que probable reducción de temperaturas medias de más de un grado los cuatro años siguientes. Durante el siglo XIX, suceden entre otras dos grandes erupciones conocidas, la del volcán Krakatoa, en el estrecho de la Sonda en Indonesia de 1883, que eyectó 18 Kms. cúbicos de material y que debió producir una recesión de la temperatura de una duración próxima a ocho años y la más intensa de tiempos históricos y casi antropológicos, la del Tambora en la isla de Sumbawa, que envió en 1815 a la alta atmósfera entre 100 y 150 Kms. cúbicos de aerosoles y material. Las consecuencias fueron tan intensas como duraderas y que bien indicas en tu comentario. No se observó verano climático en 1816, con nevadas en Nueva Inglaterra en el mes de junio de 1816 y un fuerte descenso de más de dos grados inmediato y de un grado en años sucesivos. También, sobrevino muchos años de penuria y emigración como consecuencia de la pérdida de cosechas en Europa. El análisis de los hielos por la concentración de CO2 consecuente a los cambios climáticos, indica que nuestro planeta ha sufrido variaciones de temperatura media muy superiores a las observadas en la actualidad, que debieron tener su origen probable en el depósito de materiales en la alta atmósfera. El volumen de aerosoles por erupciones volcánicas tiene no obstante un límite. Al igual que con la actual actividad de la dinámica de placas es muy difícil que un terremoto pueda superar el grado 10 en la escala Richter, también las mismas fuerzas orogénicas no pueden probablemente enviar a la alta atmósfera volúmenes superiores a 1000 Kms. cúbicos de materiales. En concreto, como erupción límite se da la del volcán Toba en la isla de Sumatra, de hace 73.000 años, causante de muchos problemas a los pobladores de nuestro planeta. Si a la erupción del volcán Toba de hace 73.000 años, que envió a la alta atmósfera un total de 800 Kms3 de material, se le atribuye un extremado cambio climático que puso en apuros la propia existencia de la especie humana, no parece lógico que a la erupción del Tambora, sólo cinco veces menor en volumen de materiales, no se le atribuya casi nada; habiendo enviado a la atmósfera 20 veces más volumen de materiales que el Pinatubo en 1991 y casi diez veces mas materiales que el Krakatoa en 1883. Si observamos la evolución de temperaturas de la estación meteorológica de Hohenstaufenberg en Austria, con más de dos siglos de existencia y que reúne las condiciones de aislamiento ideales, puede apreciarse oscilaciones atribuibles a erupciones volcánicas, como la del Krakatoa, en 1893. Pero, sin duda, el descenso más acentuado que retrasa incluso la formación de “El Niño”, minimizando su efecto hacia 1860, es la pronunciada bajada de temperaturas que se prolonga hasta finales del siglo XIX y que tiene su origen más que probable en la erupción del Tambora de 1815. Los efectos extremadamente graves de la erupción del Tambora son accesibles en cualquier tratado de historia sobretodo entre 1816 y 1820. En todas partes, se habla de las pérdidas de cosechas por los menos en los años 1816 y 1817. La hambruna afectó a toda Europa originando el inicio, una vez más, de grandes desplazamientos de población sobretodo de Europa a América, pero también a Sudáfrica y Australia. La crisis económica del Tambora hizo un antes y un después en la historia. Los modelos indican que, en la segunda mitad de 1815, el Tambora ocasionó un déficit medio de 150 w/m2 en la radiación directa del Sol, dando lugar a una perdida de siete grados de temperatura media, lo que hizo que la mayor parte de los ríos se helaran durante el invierno boreal de 1815 a 1816, incluso en áreas tan al sur como la Península Ibérica. La ausencia de deshielo en 1816 creó muchos de los glaciares que ahora están desapareciendo casi doscientos años después, como los originados en los Pirineos o en la cordillera Ibérica. 1816 supuso una autentica glaciación en los continentes, si bien las aguas marinas no llegaron a enfriarse más de un grado. De haber tenido lugar la erupción del Tambora hace 11.000 años durante el afelio austral, con un grado menos de temperatura marina, podían haberse dado las circunstancias del inicio de una glaciación prolongada. Por tanto, es muy probable que hasta inicios del siglo XXI la Tierra no se haya recuperado de la pequeña edad del hielo producida por el Tambora, de forma independiente a los posibles efectos producidos por la influencia antrópica sobre el clima; que probablemente no han influido mucho en la recuperación de las temperaturas observada durante el siglo XX. De ser así, durante el siglo XXI no deberíamos ver subir sensiblemente las temperaturas medias a largo plazo, aparte de las oscilaciones no acumulables de la corriente de “El Niño” y de las consecuentes reducciones ocasionales por nuevas erupciones plínicas, que por lo menos deben ser como la del Pinatubo para que sus efectos se prolonguen varios años en la superficie y más de un decenio en la temperatura del mar. Además, al fuerte descenso de la temperatura ocasionada por el Tambora fue a sumarse la erupción del Krakatoa, que retraso todavía más la inflexión de las temperaturas hasta inicios del siglo XX. Siento el rollo...
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Raul74 08/03/16 23:22
Ha comentado en el artículo Los ciclos Dansgaard-Oeschger
Todavia me queda por leer el apartado num 6, y las conclusiones. Poco a poco, que es mejor saborearlo. Coincido con tu ultimo comentario. Al respecto del mismo me gustaria que pudieras reflexionar un poco todavia más profundamente sobre la influencia en el clima de variables naturales como los volcanes. Si bien durante el siglo XX se observan escalones durante el ascenso de la temperatura de 0,6 grados no demasiado justificados, el “escalón” de la primera década del siglo XXI contradice los modelos alarmistas del IPCC. y refuerza la teoría que el ascenso de la temperatura media durante el siglo XX fue consecuente a la recuperación del descenso iniciado en 1815 por la macro-erupción VII VEI (7,2) del Tambora en 1815 y también del Cosiguina en 1835 VI VEI (6,7). Según los modelos ambas erupciones suman un descenso medio secular de las temperaturas superior a 0,4C. Si observamos la evolución de la temperatura durante el siglo XX, vemos un prolongado periodo desde los años cuarenta a los setenta, donde no se incrementa o recupera la temperatura media de nuestro planeta. En los años cuarenta no es conocida una erupción volcánica notable que debería ser por lo menos de 6,5 VEI para causar dichos efectos. Se ha intentado dar una explicación a partir de aerosoles no naturales producidos por explosiones tanto químicas (segunda guerra mundial, Corea y Vietnam), como nucleares atmosféricas de la época; estas últimas sobretodo son capaces de alcanzar la estratosfera. Los acumulados superarían los mil megatones, que darían sentido a la estabilización térmica de dicho periodo. La trascendencia evidente de los aerosoles explosivos, sobretodo sulfurosos, en la reducción del albedo terrestre radica en la elevación alcanzada por los mismos. Las grandes erupciones volcánicas alcanzan 25 Kms. de altura y sobretodo los impactos de asteroides superan en mucho dicho límite, lo que multiplica sus efectos. Las explosiones químicas o incendios si no se concentran en un área determinada no crean la energía suficiente para alcanzar la estratosfera, lugar donde los residuos pueden permanecer por tiempo prolongado. Tu indicabas en un comentario de hace unas semanas que era un error llamar Tierra al planeta, y que se deberia llamar Agua. Entonces, ¿como crees que afectaría todo lo anterior en el clima? ¿quizás mediante una menor absorción de radiación solar en los océanos ecuatoriales? y ¿que influencia tiene en la temperatura del resto del planeta una menor energía calorífica en los océanos ecuatoriales?
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Raul74 07/03/16 23:06
Ha comentado en el artículo Los ciclos Dansgaard-Oeschger
verdaderamente impresionante compendio de conocimiento. Veremos una vez leido y examinado, mi mas sentida enhorabuena por el gran trabajo y las horas dedicadas.
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Raul74 06/03/16 23:37
Ha comentado en el artículo El petróleo, causa de la crisis de 2008
Hablando de Hiperinflación y sobre los centenares de miles de millones de eur que se han metido en el mercado, pero no han llegado a la economía. Conjuntamente entre Europa y USA, hablamos de la suma de billones. ¿Creeis que saldrán de golpe a la economía real creando inflación generalizada? No, no lo creo, es demasiado sencillo y en estos años todo ha sido siempre poco sencillo. Además los dueños actuales del capital querrán ver rendimientos, y eso solo lo harán apuntando a sectores concretos. Si la inflación fuera generalizada verían diluida su parte. Mi opinión es que veremos en breve una altisima inflación, pero sólo en activos muy localizados. La clave es averiguar que activos serán y avanzarse, no creeis?
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Raul74 27/02/16 20:55
Ha comentado en el artículo Consecuencias del pico de producción industrial
El monetarismo, ideado por Milton Friedman y utilizado desde la época Reagan, al principio con gran éxito en EEUU, por Alan Greenspan, se basa en dejar hacer a la economía de mercado salvo en el sector bancario, cuyo tipo de interés no debe depender de un mercado libre basado en el equilibrio entre el crédito y el ahorro de cada momento económico. Dentro de la teoría monetarista, debe adaptarse a unas directrices muy simples marcadas por un organismo central, en EEUU la Reserva Federal. En resumen, el monetarismo se basa en activar la economía bajando el tipo de interés cuando se encuentra en recesión y, por el contrario, limitar el crecimiento subiendo el tipo de interés cuando hay inflación. De esta forma, ha sido posible en EEUU mantener un crecimiento sostenido, incluso y aquí está el problema, en épocas de prolongada recesión industrial comparada con la de Oriente. A raíz del crecimiento inusitado de la industria y comercio en Oriente, el conjunto de la economía occidental ha perdido protagonismo. De no haberse activado la economía, en clara recesión, bajando de forma artificiosa el tipo de interés, muy por debajo del tipo medio natural situado entre el 5 y el 7 por ciento, se hubiera limitado el consumo en Occidente incrementando el ahorro. Por tanto, se hubiera equilibrado el déficit sobretodo bancario de Occidente. Por debajo del cinco por ciento, y más si hay impuestos a deducir, el ahorro no se considera rentable, ya que apenas compensa el incremento medio del IPC. Cualquier otro tipo de inversión: bolsa, inmobiliaria, etc… ha dado resultados más satisfactorios. UN POQUITO MAS DE PAN PARA HOY, EN ESPERA DEL MILAGRO DE MAÑANA El principal problema de la falta de recursos para mantener una financiación que alcance a todos es el evidente déficit bancario occidental e incluso global. La activación de la economía a base de bajar los tipos de interés, ha hecho crecer los plazos de amortización y el endeudamiento general. Aunque no hubiera morosidad, la lenta amortización hace imposible regenerar nuevos créditos sin el aporte de nuevos capitales y estos, que provenían en buena parte de Oriente, escasean cada vez más. Las nuevas líneas del inversor oriental son las de crear sus propios negocios, antes que invertir en el dudoso futuro de las empresas y bancos occidentales, incluso entre los residentes en Occidente. A nivel local, es fácil ver el gran incremento de negocios dirigidos por orientales, con el valor añadido de su gran capacidad de trabajo. La revaluación constante del euro hasta hace poco, hizo aflorar grandes cantidades de capitales de Oriente y de fuera de Europa, dada la elevada rentabilidad ( rédito = euribor+ cinco por ciento de revaluación anual del euro), lo que reportaba unos intereses sustanciosos próximo al diez por ciento, además de estar ampliamente garantizados. Ahora, ya nada es igual. Los bancos europeos saturados de dinero compraron de todo, incluso paquetes sorpresa, poco recomendables disfrazados por los bancos norteamericanos, avanzados ya en la crisis. LAS GRANDES SOLUCIONES DEMOCRATICAS: MÁS DE LO MISMO ¿Qué hacer, ante el enfermo crónico?. Naturalmente, remedios paliativos… que permitan acabar con sosiego la legislatura. Si los bancos occidentales ya no consiguen dinero, los propios gobiernos se los prestan para que todo siga igual. Pero ya nada es igual. ¿De dónde lo pueden conseguir los gobiernos? ¿de incrementar la deuda pública?, ahora ya la necesitan por si mismos para mantener el acelerado gasto público. Que remedio…, la mejor solución es la solución de siempre, incrementar los impuestos, sobretodo los que menos se ven y todos pagan. En suma, una ducha fría para el enfermo de hipotermia. A lo mejor se consigue un milagro, se cura por impresión, se vuelve muy activo, gana mucho dinero y paga muchos más impuestos, para poder dejar más dinero a los bancos. Si el milagro se repite de forma sucesiva, quizás los bancos no quiebren…
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Raul74 15/02/16 20:24
Ha comentado en el artículo Los Ciclos Glaciales
pppepepp la teoria de la oblicuidad como desencadenante de las glaciaciones, en mi opinion, es muy correcta aunque probablemente es incompleta, ya que por si sola no puede explicar la falta de regularidad de las mismas, y sobretodo, no puede explicar el por qué de la existencia de periodos más frios que otros, o las miniglaciaciones. En mi opinion, y teniendo en cuenta que no soy climatologo sino economista, y que no tengo los amplios conocimientos del bloguero sobre la materia, falta una serie de variables que no se han tenido en cuenta, como son los factores externos: asteroides, cometas y volcanes, que golpean el planeta con cierta regularidad y provocan cambios drásticos.
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Raul74 07/02/16 12:49
Ha comentado en el artículo Los Ciclos Glaciales
Me ha parecido un articulo muy interesante. Quizás deberías tener en cuenta otras variables sobre el inicio de las glaciaciones, y no unicamente el factor de oblicuidad. Si no te importa, iré añadiendo comentarios respecto una teoría que tengo al respecto, sólo si te interesa tener otro punto de vista , quizás complementario. Sobre los comentarios más arriba del CO2, me gustaria indicar a Siames que la asimetría de las superficies de los continentes entre los hemisferios norte y sur provoca cambios estacionales demasiado intensos en los indicadores de CO2 como el de Mauna Loa, para que el dióxido de carbono sea la causa del cambio climático. Muy probablemente, las exiguas cantidades de CO2 que permanecen en la atmósfera (sólo 0,8 billones de Tm. de carbono) son sólo un residuo circunstancial de un proceso de generación y absorción de volúmenes mucho más elevados de dicho gas, consumido rápidamente por la avidez de las plantas; tal como se observa en los gráficos de la presencia de CO2 obtenidos en Mauna Loa y de otros indicadores; donde se ve una línea quebrada de periodicidad anual, producida por la rápida reducción del dióxido de carbono, durante el invierno austral, como consecuencia de la menor emisión oceánica de CO2, por la mayor acumulación de masa continental en el hemisferio boreal. Dicha oscilación es imposible de interpretar si se atribuye a la acción antrópica. También, es difícil que el efecto de sierra dentada de las graficas de acumulación de CO2 se pueda atribuir a la absorción por parte de la flora según la latitud, un fenómeno mucho más homogéneo y mucho menos drástico que la emisión marina de CO2 que depende directamente de la radiación del Sol en cada área. La reducción estacional alcanza un dos por ciento del contenido global de CO2, según la medición de Mauna Loa, por dicha asimetría continental, con una reducción total de 16.000 millones de toneladas de carbono atmosférico (cerca de 60.000 millones de Tm de CO2). La asimetría continental entre las áreas de mayor liberación marina de CO2 es del orden del 20 por ciento. Por tanto, estaríamos hablando de por lo menos un 10 por ciento de incremento de CO2 anual por emisión marina de dicho gas, o sea, 80.000 millones de Tm. de carbono, es decir, cerca de 300.000 millones de Tm. de CO2 de origen marino al año, que sumados a los de origen antrópico (60.000 millones de Tm.de C02) y de origen geoquímico, principalmente por la actividad volcánica; reduciendo el constante consumo de las plantas, nos llevarían cerca del medio billón de Tm. de acumulación anual de CO2 que es consumido por las plantas en el 95 por ciento, siendo la absorción de CO2 en las zonas mas frías de los océanos inferior al 10 por ciento del CO2 liberado en las zonas cálidas. Dentro de estos niveles mínimos de generación de CO2 global, la acción antrópica es difícil que alcance un 10 por ciento. 1 La rápida absorción del CO2 por las plantas, indica la efímera permanencia de dicho gas en la atmósfera, salvo el escaso residuo estructural del proceso: 0,03-0,04 % de la masa atmosférica y menos del 10 por ciento del volumen absorbido por las plantas cada año (efecto del “plato sucio”). Dicho residuo es ligeramente creciente por la mayor emanación oceánica producida por la recuperación de la temperatura durante el siglo XX, tras las erupciones del Tambora y en menor medida del Krakatoa 2 Los volúmenes anuales de emisión marina de CO2 mas el de origen volcánico continental, son por lo menos diez veces superiores al producido por la acción del hombre. 3 De los 40-60 grados centígrados de retención de calor por la atmósfera de la Tierra, al CO2 no se le puede atribuir más de 0,02 grados centígrados. Por tanto, el CO2 producido por la acción antrópica calienta menos de 0,002 grados centígrados la temperatura media de la Tierra, mientras la energía de la acción antrópica directa cerca de medio grado centígrado por la suma de microclimas. 4 El metano CH4, en menor densidad, experimenta en las mediciones de los indicadores un fenómeno muy parecido al CO2. El proceso es tan semejante, que es difícil no atribuir a ambos gases una misma causa y comportamiento. Por tanto, al igual que el CO2, el metano escapa de los océanos de forma proporcional a la radiación solar recibida por los mares, siendo asimilado por la biomasa específica y ofreciendo el mismo efecto de sierra dentada en la gráfica de evolución interanual. La gráfica del metano indica un proceso paralelo pero con un adelanto superior a un mes con relación al CO2. Parece, por tanto, que el CH4 responde de forma más inmediata, requiere menor recalentamiento o afecta a áreas más frías. En la variación secular, el metano parece haber alcanzado antes la inflexión y se está reduciendo desde hace una década; probablemente, por el mayor enfriamiento de los fondos marinos, donde se deposita en forma de hidratos helados. Si en la gráfica interanual, el metano presenta un avance de uno a dos meses sobre el CO2, es probable que en la gráfica secular presente un proceso proporcional y antes de 20 años veamos reducirse la acumulación de CO2, por la reducción de emanaciones marinas de dicho gas. 5 El paralelismo simétrico en el comportamiento de los gases indicados (CO2 y CH4) es un claro indicio de la menor influencia de la acción antrópica sobre el CO2 y la causa común motivada por el aumento de la temperatura de los océanos durante el siglo XX. 6 La acción antrópica en el calentamiento global de nuestro planeta es evidente por la suma de microclimas, es decir, por la energía directa de las combustiones de todo tipo, pero no por la acumulación de CO2.
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Raul74 04/02/16 23:31
Ha comentado en el artículo Los Ciclos Glaciales
gracias por el articulo. Parece muy interesante, lo iré leyendo poco a poco para intentar entenderlo todo. un saludo
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Raul74 31/01/16 10:43
Ha comentado en el artículo ¿De dónde vienen Los Niños?
Incidiendo en la relevancia del agua sobre la temperatura global, relacionado con el Niño y esperando no apartarme mucho del tema principal, deberíamos tener en cuenta que desde 1977 se miden por medios astronáuticos los niveles de radiancia, es decir, de radiación de todo tipo recibida del Sol. Aparte de la diferencia de radiación recibida por nuestro planeta en función de su posición en la órbita elíptica:1395w/m2 en el perihelio a 1308 w/m2 en el afelio, que se traducen en una diferencia de temperatura de cerca de cinco grados, la diferencia de radiancia entre los máximos y mínimos de actividad solar son de alrededor de 10,5 watios (cerca de 0,5 grados de temperatura media), concretamente desde los inicios de la investigación espacial, con tres ciclos completos de 11 años o sea 33, se observa una variación que va desde 1376 watios/m2 en los máximos hasta 1365,5/m2 en los mínimos, con cierto decrecimiento en los ciclos del orden de 0,7 watios/m2 por ciclo., estos valores se traducirían en una diferencia del orden de  0,03 grado por ciclo. En los últimos años se ha observado uno de los mínimos más prolongados de los últimos siglos con números de Wolf muy bajos y porcentajes de días sin manchas superiores al 70 por ciento. Durante cuatro años (2008-2012), nuestro planeta redujo en medio grado por año la aportación de energía solar que tiene durante los máximos. En concreto podríamos valorar en un déficit diferencial de 0,2 grados durante dos años sobre un mínimo estándar. LA ASIMETRIA CONTINENTAL CAUSA INTENSA DE CAMBIOS CLIMATICOS Los océanos absorben cerca del 80 por ciento de la radiación del Sol no reflejada por el albedo. Por otra parte, la capacidad y tiempo de retención de la energía del Sol por los mares es muy superior que la superficie continental. Como hemos dicho antes, la Tierra durante su perihelio de cada año a primeros de enero recibe cerca de 90 w/m2 más de energía que durante su afelio de primeros de julio. Con el perihelio austral a primeros de enero dentro de un ciclo de 22.000 años, los océanos de la Tierra reciben una dosis de 20 w/m2 de radiación más que hace 11.000 años, cuando el perihelio coincidía con el verano boreal y, por tanto, los mares absorbían menos calor solar. En la actualidad,  los océanos acumulan un mínimo de un grado más de temperatura que hace 11.000 años, ya que si bien el invierno austral es también más frío, el balance de radiación es claramente favorable al hemisferio sur.   Hace 11.000 años, los mares acumulaban del orden de 20 w/m2 menos de energía del Sol,  Por tanto, en aquella época cualquier reducción importante de la radiación, ya fuera por grandes erupciones o los menos frecuentes impactos de meteoritos, pudiendo sumar además un mínimo solar prolongado de 0,5 grados, podía hacer descender de forma prolongada más de tres grados la temperatura media de los mares y con ello anular la formación de corrientes oceánicas meridianas portadoras de calor sobretodo al más marítimamente aislado norte. Aunque aparentemente parezca lo contrario, durante los perihelios boreales, como el de hace 11.000 años, la reducción de más de un grado de la temperatura media de los océanos, hace mucho más probable las glaciaciones boreales. Las variaciones de unos pocos grados de la oblicuidad de la eclíptica propuesta por Milánkovitch no incrementa sensiblemente la acumulación de energía en los océanos, en todo caso en el orden de 0,1 grados.  Como hemos dicho, entre la máxima y la mínima actividad solar la diferencia es de 10 w/m2, o sea cerca de medio grado, es decir cerca del incremento de las temperaturas medias del pasado siglo XX. Los ciclos solares se suceden con un periodo de 11 años. Al igual que las variaciones intensas de radiancia entre el afelio y perihelio que deberían ser del orden de cinco grados en cada polo no se perciben por el efecto moderador de los océanos, tampoco se perciben las oscilaciones aparentes de los ciclos de actividad, salvo por su acumulación probable en la corriente del “Gran Niño” que de media debería suceder cada 11 años.  LAS GRANDES ERUPCIONES LAS PRINCIPALES CAUSANTES DE CAMBIOS CLIMÁTICOS RECIENTES Las grandes erupciones suman déficits de radiancia muy intensos: un diez por ciento de pérdida momentánea de radiancia equivale a 140 w/m2 y cerca de 7 grados de temperatura, a su vez moderada por los océanos. Pero un déficit teórico de siete grados durante un año significa una acumulado negativa de calorías en los océanos de 0,7 grado sobre los diez años siguientes. Lo que indica que las grandes erupciones son los reductores de radiancia más intensos en los periodos actuales. Si se correlaciona los volúmenes de materiales expulsados en las grandes erupciones registradas en los depósitos sulfurosos de los hielos de Groenlandia y la Antártida, los eventos de 1815 (Tambora) y otras erupciones menores del siglo XIX, suman una perdida global de radiancia media durante dicho siglo de 14w/m2 (0,7 grados), mientras durante el siglo XX  las erupciones apenas reducen 0,2 grados la temperatura media secular, diferencia que justifica sobradamente el incremento de algo más de medio grado durante el siglo XX. Durante el siglo XXI, no se aprecia, por ahora, ningún incremento significativo de la temperatura media de la Tierra, siendo probable que nos encontremos ya en la temperatura estándar de nuestro planeta. Otras erupciones todavía mayores redujeron cerca de un grado la temperatura media del siglo XV y, sobretodo, más de 1,5 grados por el misterioso suceso del siglo XIV. Para que tenga lugar una glaciación intensa debe reducirse la temperatura por lo menos tres grados, lo que sucede más fácilmente, como hemos dicho, durante los perihelios boreales. No obstante reducciones superiores a 1,5 grados producen ya efectos globales intensos o miniglaciaciones.
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