Las publicaciones financieras que Fisher Investments España analiza para formar su opinión están repletas de predicciones sobre la marcha de la economía y el mercado a largo plazo. En nuestra experiencia, muchos lectores quieren saber qué ocurrirá en el futuro, y un sinfín de organizaciones alimentan ese deseo. En nuestra opinión, sin embargo, los pronósticos que tratan de predecir un futuro distante son de escaso valor para el inversor.
Diversas fuentes producen estimaciones a largo plazo —desde organismos gubernamentales y organizaciones supranacionales hasta autoridades monetarias y empresas privadas de investigación—, y muchas de ellas reciben gran atención en los comentarios financieros que Fisher Investments España analiza para formar su opinión. Entre los ejemplos más destacados se cuentan la Office for Budget Responsibility (Oficina para la Responsabilidad Presupuestaria [OBR, por sus siglas en inglés]) del Reino Unido; la publicación World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional y las previsiones sobre la inflación elaboradas por las principales autoridades monetarias. Aunque las predicciones a largo plazo no son muy útiles, nuestra opinión no se refiere a un informe, organización u organismo específico.
Según indican nuestros estudios, estos pronósticos suelen basarse en algunos supuestos habituales. Tienden a extrapolar al futuro la situación actual, un ejercicio aritmético lineal que presupone que las condiciones recientes o los promedios históricos seguirán siendo aplicables. No descartamos la utilidad de la historia para calcular probabilidades, pero, en la experiencia de Fisher Investments España, en la vida real las cosas no suceden de una manera regular ni lineal. Por ejemplo, en su publicación Economic and Fiscal Outlook (Perspectivas económicas y fiscales), la OBR basó su previsión sobre la tasa de inflación del índice de precios de consumo (IPC) en una serie de supuestos, entre ellos que a lo largo de 2022 el precio del crudo Brent (el precio del petróleo de referencia a nivel internacional) rondaría los 60 dólares por barril, básicamente extrapolando al futuro la situación en ese momento.[1] En realidad, el precio del petróleo subió en 2017 y 2018 hasta alcanzar los 85 dólares por barril en otoño.[2] En 2020, el precio se desplomó debido a que las restricciones por la COVID redujeron drásticamente la demanda, pero en 2022 se puso por las nubes (superó los 200 dólares por barril) cuando la guerra de Ucrania y las sanciones contra Rusia hicieron temer una escasez mundial.[3] Esta no es la única razón por la que la inflación real del IPC del Reino Unido no coincidió con la estimación de la OBR de una tasa anual constante del 2,0 % desde 2019, aunque en Fisher Investments España tengamos nuestras reservas en lo relativo a este marco conceptual. Aun así, creemos que es razonable suponer que contribuyó.[4]
Consideremos también el informe "Annual Energy Outlook: 2005" —las previsiones anuales en materia de energía publicadas por la Administración de Información Energética de EE. UU (EIA por sus siglas en inglés)—, en el que se plantean varios escenarios en lo relativo a la oferta y la demanda de petróleo, basados principalmente en la supuesta producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Como se señala en el informe, "se supone que los miembros de la OPEP son la fuente principal del suministro marginal necesario para cubrir el aumento de la demanda; en consecuencia, la producción de los países miembros de la OPEP varía más que la de los no miembros en respuesta a los cambios en la demanda".[5] Según la EIA, la OPEP pasaría de producir 30,6 millones de barriles diarios en 2005 a 55,1 millones de barriles por día en 2025, suponiendo un aumento anual constante del 2,7 %.[6] Si avanzamos hasta el presente, la OPEP+ (que incluye a países no miembros como Rusia) añadió 35,7 millones de barriles diarios el año pasado, una cifra muy alejada de aquella proyección de 2005.[7]
Estas lecturas tan alejadas demuestran que el futuro distante es imposible de predecir. Son demasiadas las cosas que pueden cambiar. Hacer una previsión precisa con varios años de antelación implica predecir el comportamiento humano, la demanda de los consumidores, las tendencias de producción, las decisiones de los políticos y las innovaciones tecnológicas a largo plazo, además de sus consecuencias no deseadas. En opinión de Fisher Investments España, hoy en día no existe ningún pronóstico que pueda prever esos cambios.
Otra manera de verlo sería observar las previsiones basadas en la teoría del pico del petróleo. Esta teoría, que ganó fuerza a mediados del siglo XX, sostenía que la producción mundial de crudo —un recurso finito— acabaría entrando en un declive terminal.[8] Dado que la oferta se reduciría, los precios aumentarían. Sin embargo, el agotamiento del petróleo no llegó a materializarse, gracias en parte a avances imprevistos, encabezados por la revolución del esquisto en Estados Unidos: los productores estadounidenses invirtieron en la tecnología y los procesos necesarios (fracturación hidráulica y perforación horizontal) para acceder a vastas reservas de petróleo de esquisto, lo que añadió una cantidad sustancial a la oferta mundial de crudo.[9]
Algunos de los analistas que Fisher Investments España sigue ahora afirman que el pico de la demanda de petróleo es inminente, y que el consumo de petróleo disminuirá debido a que los consumidores preferirán las tecnologías bajas en carbono.[10] Ahora bien, es cierto que en algún momento este recurso finito entrará en declive, la oferta se reducirá y la sociedad se volcará en nuevas alternativas. No obstante, creemos que las previsiones a largo plazo que pronosticaban este desenlace —y en particular los aspectos negativos asociados a él— aún no se han cumplido, porque no pueden prever con exactitud las formas concretas en que los productores y los consumidores se adaptarán.
Fisher Investments España considera que lo más recomendable para los inversores es no guiarse por estimaciones a largo plazo a la hora de tomar sus decisiones de inversión. Aunque estas previsiones resulten ser correctas, esperar durante años a que demuestren serlo podría suponer un considerable coste de oportunidad (el valor de la alternativa descartada cuando se toma una decisión en lugar de otra). ¿Qué ocurriría si un inversor evitara las acciones de una zona del mundo con unas previsiones económicas a largo plazo desfavorables? Las acciones de esa región pueden registrar períodos de rentabilidad por encima de la media antes de que la supuesta debilidad económica llegue a materializarse. Incluso si los pronósticos acaban cumpliéndose, no tienen por qué poner en peligro a las acciones, ya que, en nuestra opinión, los precios ya incorporan y reflejan la información ampliamente conocida (incluidas las estimaciones difundidas públicamente). Una previsión desfavorable podría deteriorar la confianza en la región, aumentando así el tradicional muro de las preocupaciones que sus acciones deberían escalar.
O imaginemos que un inversor hubiera querido evitar las acciones del sector energético en el siglo XXI basándose en la teoría del pico del petróleo Esas predicciones aún no se han cumplido, y los valores del sector energético superaron al conjunto de acciones mundiales en 12 de los últimos 25 años, lo que significa que actuar en función de una previsión que aún no se había materializado le habría supuesto perder rentabilidad.[11] A juicio de Fisher Investments España, a los inversores les conviene centrarse en los próximos 3 a 30 meses; cualquier período más allá de ese horizonte es impredecible.
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[1] Economic and Fiscal Outlook, Office for Budget Responsibility, marzo de 2017.
[2] Fuente: FactSet, a 15/7/2025.
[3] ibid.
[4] ibid.
[5] "Annual Energy Outlook: 2005", Administración de Información Energética de EE. UU., pág. 44.
[6] ibid.
[7] Fuente: Administración de Información Energética de EE. UU., a 15/7/2025.
[8] "Understanding Peak Oil: What It Is and Why It Matters”, Michael Kern, OilPrice.com, 29/8/2024.
[9] "Shale Oil and Shale Gas Resources Are Globally Abundant", Administración de Información Energética de EE. UU., 2/1/2014.
[10] "Will Peak Demand Roil Global Oil Markets?" Matthew Higgins and Thomas Klittgaard, Liberty Street Economies, 14/4/2025.
[11] Fuente: FactSet, a 14/7/2025. Afirmación basada en la rentabilidad anual con dividendos netos de los índices MSCI World y MSCI World Energy, de 1999 a 2024.